La Selección Mexicana perdió al carismático Miguel “Piojo” Herrera, pero parece que ganó a un personaje casi tan singular en Juan Carlos Osorio.
El colombiano mostró en siete días de entrenamiento y en dos partidos algunas de sus manías, así como su estilo.
Es metódico y tradicionalista, al registrar hasta el mínimo detalle en libretas y no en tablets.
Exprime cada minuto, como cuando cae un gol y él prefiere precisar un concepto a algún jugador.
Reparte el mérito a los futbolistas y es poco efusivo en la victoria, como si la euforia fuera contagiosa.
No tiene pelos en la lengua para explicar el porqué no convoca a una figura como Giovani dos Santos.
Tampoco los tiene para desvelar su estrategia, como el utilizar a siete jugadores altos contra Honduras para contrarrestar el juego aéreo.
A Osorio le preocupa la excesiva competencia de los jugadores de talla internacional. Le agrada la rotación de la plantilla. Recita el nombre de cada rival y sus características.
Comparte conceptos como “cambio nominal y estructural”, “extremo de apoyo y de ruptura”.
Exige “comunicación proactiva” en los jugadores. Es criticado por sus tecnicismos; pone la otra mejilla.
“Nuestro objetivo principal y gran responsabilidad es con el pueblo mexicano, que ha creído en nosotros y tenemos la obligación de convencer a los que no creen, pero no estamos acá para taparle la boca a nadie”, dijo tras vencer a Honduras.
No es partidario de la confrontación.
“Yo compito por el amor a ganar, no por el temor a perder y las consecuencias las asumiré”.
Es serio incluso en su vestimenta. Portó traje en el Azteca y ropa de vestir en San Pedro Sula, aunque por la camisa blanca lo obligaran a ponerse una casaca azul para evitar confusión con el jersey de Honduras.
Valora la técnica del jugador mexicano y le sorprende la fortaleza atlética. Es humilde al aceptar que aún no puede notarse su impronta, por más que el futbolista empiece a captar la idea.
“Se entiende muchísimo, lo que quiere: jugar por las bandas, ser un equipo dinámico, que presione en todos los sectores del campo.
“En un futuro la Selección va a tener el sello que quiere el ‘profe’ y va a ser una Selección fuerte”, dijo Jürgen Damm.
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