* De manera particular, el Presidente Andrés Manuel López Obrador frena abruptamente la operación de casi toda la flota pesquera e impide garantizar la soberanía nacional alimentaria.
* Lo peor, está por venir. La falta de apoyo pavimenta el camino a la parálisis de toda la industria pesquera y aviva el fuego para un estallido social por hambre, alerta Anselmo Villalobos López.
El presente y futuro de la industria pesquera nacional es más que sombrío. Sin exagerar, es verdaderamente patético, por dramático. Y, lo es mucho más, en el caso de la entidad oaxaqueña.
A la reducción del 70% en el presupuesto anual 2020, se suma la cancelación de casi todos los programas sectoriales y la cancelación de los subsidios a la gasolina ribereña y el diésel-marino.
En México se pone en riesgo y lleva a la quiebra todas las actividades productivas que generan millones de empleos y alimentos, y en otros países de Latinoamérica les impulsan fuertemente.
De manera particular, el Presidente Andrés Manuel López Obrador frena abruptamente la operación de casi toda la flota pesquera e impide garantizar la soberanía nacional alimentaria.
“¿Así es como el Gobierno de la 4T pretende impulsar las actividades productivas? ¡Cómo carajos quiere que haya desarrollo y progreso. Pinche Gobierno insensible y, lo peor, está por venir!”.
“Lo dije antes y lo sostengo las políticas públicas, pavimentan el camino a la paralización de toda la industria pesquera nacional y con ello, avivan el fuego para un estallido social por hambre”.
En tono más que airado, resultado de su creciente indignación, fundada y motivada, el líder pesquero Anselmo Villalobos López truena contra el total abandono gubernamental federal.
Hoy nos preocupan dos cosas enormemente, una de ellas es la pandemia del COVID-19 y sus efectos colaterales que han colapsado la economía, dice el empresario y dirigente gremial.
Y sobra razón al Presidente de la Unión de Productores y de Organizaciones de la Industria Pesquera de Oaxaca, con sede en Salina Cruz. Habla a nombre de 29 mil pescadores oaxaqueños.
El porteño Anselmo López es, también, presidente de la Alianza Pesquera y Acuícola de Oaxaca, Guerrero y Chiapas, filial de la Confederación Mexicana de Cooperativas Pesqueras y Acuícolas.
Éstas equivocadas decisiones de la 4T acabarán con la industria pesquera nacional, causarán más daño que el COVID-19; dejan sin empleos a miles de trabajadores y millones en forma indirecta.
“De verdad, ahora sí se pasaron en el Gobierno, por negligencia, incompetencia, ignorancia o simplemente porque les sigue valiendo madre el futuro de la pesca y la acuacultura nacional”.
Anselmo, no se explica qué le pasa al Gobierno, “porque aparte de ser insensible, es mal intencionado, mal agradecido y traidor con quienes le depositamos toda la confianza y sus votos”.
“Se nos ofreció un cambio verdadero, mayores apoyos y el fortalecimiento de todos los programas sectoriales para el mejoramiento productivo, con mayor presupuesto y resultó todo lo contrario”.
Humberto Becerra, líder de la Cámara Nacional de la Industria Pesquera y Acuícola (Conainpesca), asegura que “la situación es grave para 95% de las micro, pequeñas y medianas empresas”.
En medio del naufragio, la 4T asestó un arponazo a la industria pesquera al retirar estímulos fiscales a la gasolina ribereña y el diésel-marino, lo que afecta a 300 mil pescadores y acuacultores.
También impacta a las micro, pequeñas y medianas empresas, ya que el combustible representa 70 por ciento de los costos de operación y el estímulo fiscal ayudaba a paliar su alto costo.
El precio del diésel mexicano es tres veces mayor al que se compra en otros países. Este año el presupuesto para la Comisión Nacional de Pesca (Conapesca) tuvo un recorte importante.
Muy preocupante resulta, asimismo, la desaparición del Programa de Inspección Vigilancia y Modernización, lo que provoca que pueda crecer la pesca informal y la sobreexplotación.
Aun cuando el Gobierno de López Obrador presume apoyo a los pescadores con una cuota anual, ésta es insuficiente, pues los tripulantes de embarcaciones ganan hasta cinco veces más al mes.
En lugar de oxigenar la industria, el Gobierno provoca su asfixia. La mayoría de las embarcaciones pesqueras terminan por quedarse en los muelles en los 263 municipios costeros del país.
Al mes de abril las ventas bajaron en un 85%. La mercancía no se mueve. Están cerrados los restaurantes, hoteles, centros vacacionales. Los importadores de otros países tampoco compran.
“El impacto en el sector industrial y ribereño es el mismo”, ratifica José Camacho, presidente del Consejo de Administración de la Confederación Mexicana de Cooperativas Pesqueras y Acuícolas.
En el caso de las cooperativas que exportan a Asia y Europa la crisis inició en enero, cuando el COVID-19 impactó en China. Al interior, desde que México decretó las medidas de protección.
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