Huajuapan y la nostalgia por las dinastías políticas: Javier Hernández

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huajuapanEl Diccionario de la Real Academia Española define una dinastía como “familia en cuyos individuos se perpetúa el poder o la influencia política, económica, cultural, etc.”

Los gobiernos dinásticos no son exclusivos de una etapa de la historia ni de un sistema político: existieron en Egipto, China, Sumeria, el Imperio Romano, la Francia de la monarquía, y algunas culturas mesoamericanas, pero también en el Haití de los Duvalier, la Nicaragua de los Somoza y la Siria de los Assad.

Aunque las dinastías se asocian con mayor frecuencia a los gobiernos monárquicos o a los regímenes dictatoriales, también han estado presentes en los países democráticos, en los socialistas y en los comunistas.

Entre los casos más relevantes destacan los de las familias Kennedy, Bush y Clinton, en Estados Unidos; el de la familia Nehru-Gandhi en la India y el de los hermanos Fidel y Raúl Castro en Cuba.

En México las dinastías políticas han acaparado durante décadas el poder en el Congreso y en los gobiernos de los estados. En fecha reciente se dio a conocer que, de 1934 a la fecha, 88 familias han ocupado 455 espacios en las cámaras alta y baja: los Del Mazo, los Rojo-Lugo, los Beltrones, los Velázquez y los Rodríguez Alcaine en el PRI; los Vicencio y los Calderón en el PAN; los Cárdenas, los Ortega y los Bejarano-Padierna en el PRD; los Monreal, los Batres y los Sansores en diversos partidos de izquierda; los González-Martínez en el Partido Verde; y los Gordillo en Nueva Alianza.

Ahora mismo, en Oaxaca el exgobernador José Murat busca a toda costa que su hijo Alejandro sea designado candidato del PRI a la Gubernatura del estado, para lo cual logró que el Congreso modificara la ley electoral, a efecto de reducir el tiempo de residencia de cinco a tres años, para que el actual director general del Infonavit pueda ser elegible.

Huajuapan no es la excepción: en las últimas décadas, varios miembros de algunas familias han ocupado los principales cargos políticos, desde direcciones, regidurías, diputaciones locales y federales, hasta la Presidencia Municipal: los Morán, los Santibáñez, los López Velasco, los Camarillo (PRI) y los Silva-Cruz (PRD), por mencionar sólo algunos.

El ícono del poder dinástico es sin duda la familia Martínez Ramírez, liderada por el presidente-notario, Luis de Guadalupe, quien en los últimos años ha acaparado el control del Comité Municipal del PAN y los principales cargos políticos para él y para los miembros de su familia.

La historia se remonta al año 1995, cuando el gran tlatoani obtuvo la candidatura y posteriormente la Presidencia Municipal, imponiéndose a Fidel Arámburo García en la convención más viciada que registra la historia del panismo mixteco. (Por cierto, hasta hace unos días, Arámburo, fungió como secretario municipal del presidente-notario y actualmente es coordinador de directores del ayuntamiento ¡Cosas veredes, amigo Sancho!).

Seis años después, en el año 2001, Luis de Guadalupe obtuvo una diputación local por la vía plurinominal, y culminó su periodo legislativo con dos triunfos inobjetables: en el año 2004 logró para su hermano Procopio, la Presidencia Municipal de Huajuapan, y para él, una Fiat de notario que le fue otorgada por el gobernador priista José Murat, en pago a la asesoría que el entonces diputado panista le proporcionaba. Así lo confesó años después, en un arranque de sinceridad o de cinismo.

En el año 2010, el ahora presidente-notario obtuvo por segunda ocasión una curul en el Congreso local. Por cierto, en esa fecha el presidente del Comité Municipal del PAN era su hermano Procopio, quien ya había ocupado el mismo cargo cuando el gran tlatoani fue alcalde por primera vez.

En esa fecha declaró a voz en cuello a través de la radio local que “ganara o perdiera, fuera o no fuera diputado”, ésa sería su última participación en la política, porque él y Procopio se “cortarían la coleta”; pero ya estaba marcado por el Síndrome de La Chimoltrufia, porque tres años después buscó y obtuvo por la vía de la designación la candidatura del PAN para gobernar Huajuapan por segunda ocasión. El dirigente municipal del blanquiazul era su concuño Miguel Morán Madrazo.

Utilizando el poder político y económico que le da su posición como alcalde, a principios de este año logró que “el orgullo de su nepotismo”, su hijo Luis de León, obtuviera una curul en el Congreso federal por la vía plurinominal. Pero fue más allá: negoció y casi logró que el Partido Verde (cuyo verdadero dirigente estatal es presuntamente José Murat) regalara otra curul a la hasta entonces panista e incondicional del presidente-notario, Yaret Guevara Jiménez… porque al cuarto para las doce se le cayó la diputación.

La ambición de poder y la nostalgia de Luis de Guadalupe por el poder dinástico está muy lejos de saciarse: ahora pretende que su hermano Procopio sea diputado local y heredar la Presidencia Municipal a la esposa de éste, Evelia López Rojas, para que le cubra las espaldas cuando tenga que dejar el cargo.

Pero sus planes de continuidad pudieran verse frustrados porque los tropiezos, la opacidad y el despilfarro que han caracterizado a su gobierno serán un pesado lastre en las urnas. Todo parece indicar que el epílogo de su gestión será similar al de su hermano Procopio, y que terminará por entregar el bastón de mando a un ayuntamiento priista… o a uno emanado de una candidatura independiente.

A CONTRAPELO: Un mes después de que vociferara que “nunca se ha comprobado ni se va a comprobar” que en el ayuntamiento hubiese actos de corrupción, el contralor Carmelo Hernández Pérez, informó que el administrador del Rastro Municipal y agente de El Carmen fue destituido de ambos cargos, multado e inhabilitado, por desvío de recursos. El pez por su boca muere.

javier.hdez2015@hotmail.com

Vía Viral Noticias