No contacté con Los Pinos debido a que carecen de Centro Espacial y solo cuentan con el Palacio de Cobián que continúa en la sordera. Así que tenemos un problema al no saber si hoy lunes aterrizamos en las escuelas o seguimos dando vueltas en el espacio esperando que el diálogo de sordos en Bucareli se haya vuelto mudo o que otra cosa se les ocurra.
Tres largos meses viviendo en la incertidumbre de la espera, que con tanto molinete nos ha mareado tanto, que hasta las bolsas para el mareo se nos han agotado. No sabemos qué hacer o para donde hacernos, hay clases o no las hay, unos declaran, otros desmienten, otros aseguran… Esto es un batidillo que no tiene pies ni cabeza, mientras 25.7 millones de estudiantes, así como 1.2 millones de docentes están en la inseguridad del no saber a quién creerle.
Eso de andar en el espacio, de no saber si enviamos o no a la niñez a las escuelas, si van a estar bloqueadas o vandalizadas, si nuestros hijos correrán peligro o no, nos indica comunicarle a Houston que tenemos un problema al carecer de información certera y garantía absoluta de que los alumnos estarán seguros. El centro espacial de esa entidad se las sabe todas.
La verdad angustia el ambiente de inseguridad que propicia el no saber que puede suceder, sobre todo, cuando la CNTE se mofa y desafía a las instituciones del Estado al sentenciar: “o derogan la Reforma Educativa o no habrá clases”.
Pero no solo el ámbito escolar es el que nos preocupa; no hay que olvidar lo sucedido con las instituciones gubernamentales y privadas como son los bancos, hoteles, restaurantes, mercados; 20 mil empleos perdidos más todo el comercio informal que se allega a la capital, a fin de vender sus productos. Los reportajes de televisión y de radio son elocuentes al respecto.
De manera que, confiamos en que nuestro reporte a Houston llegue a tiempo para reparar la falla y todo marche sin violencia y que la niñez reciba la educación escolar a la que el Estado está obligado a proporcionar. Así lo dice el librito que contiene la Reforma Educativa más conocido como la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos, ley constitucional que la CNTE jaquea, rechaza y exige su incondicional derogación.
Han transcurrido tres meses y el demonio sindical no quiere entender y mucho menos aceptar la ley educativa; insiste en la fragmentación social mediante un proceso de resistencia al cambio y de dominio forzado mediante la separación sindical del gobierno federal con el uso del chantaje y la violencia.
Sin embargo, la lógica de la razón, si se utiliza atinadamente, permitirá estar consciente de que el dialogo se agotó y ya no es posible continuar padeciendo las acciones de un gremio sindical que actúa al margen de la ley. Se ha rebasado el límite. ¡Hay que actuar ya!
Al gobierno federal no le queda otro recurso que cumplir con el mandato constitucional, aun a costa de la crítica vitriólica, que, seguramente, esta afilando sus flechas para una vez restablecido el orden; las clases se reanuden y la CNTE se repliegue; como lluvia las censuras de todo tipo caigan sobre un gobierno represor como se quiere hacer creer en caso de usar la fuerza pública.
No, a eso no se le debe temer, porque la niñez y su educación son prioritarias al tratarse del futuro de México.
Hoy lunes es momento de bajar del espacio después de 3 meses de tanto mareo y aterrizar en cada una de las 13 mil 230 escuelas que, desde nivel preescolar hasta el bachillerato, tiene Oaxaca, a fin de ocupar los salones de clase y aprender a pensar para poder aprender a ser mejores.
Houston: ¿Vamos a clases o continuamos en el limbo? ¿Houston, me escucha? Houston, Houston… Creo que también se quedaron sordos.
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