WASHINGTON, D.C.- Si alguna certeza comienza a definirse en la campaña presidencial de los EE.UU. sin duda es la que define el verdadero escenario de la contienda: la reconstrucción del imperio; y el camino para lograrlo: la seguridad nacional. Ante el riesgo de que Donald Trump pueda ganar, la comunidad de inteligencia, seguridad nacional y espionaje ya se alineó a Hillary Clinton.
Lo significativo radica en la comprobación de la estructura real del poder en los EE.UU. Al complejo militar-industrial que denunció Dwight Eisenhower en 1961 se agregaron dos nuevas instancias de dominación imperial: los complejos financiero y de seguridad nacional y espionaje. Así, el poder detrás de Hillary Clinton como la candidata del establishment se localiza en el complejo militar-industrial-financiero-seguridad.
Ex altos funcionarios de la CIA que sirvieron a los gobiernos de George W. Bush y Barack Obama han escrito apoyos a favor de Hillary; y apenas antier lunes cincuenta funcionarios republicanos del área de seguridad nacional calificaron a Trump como un “riesgo de seguridad nacional”. En este sentido. Hillary se perfiló como la candidata del Estado de seguridad nacional (caracterización de Gore Vidal).
El problema es muy complejo: Trump no parece ser un riesgo de seguridad nacional; si acaso, carece de formación en esa área, pero la misma impreparación tuvieron Bush Jr. y Obama, sólo que estos dos se entregaron a los brazos de la comunidad militarista y de seguridad. Y Hillary aprobó las leyes patrióticas de Bush Jr. y fue secretaria de Estado de Obama.
Lo que revelan los datos de funcionarios del área de inteligencia y seguridad nacional metiéndose en un proceso político interno son los parámetros de la geopolítica posterior a los errores garrafales del periodo 1993-2016: las frivolidades sexuales de Bill Clinton, el impacto brutal de los atentados del 9/11 y las debilidades de Obama hacia el mundo musulmán radical. Y Hillary sería la pieza militarista de la reconstrucción del imperio estadunidense en retroceso desde 1989, frente al fortalecimiento de la Rusia de Vladimir Putin y la fuerza china.
Los exfuncionarios de la CIA que han apoyado a Hillary –Leon Panetta, Michael Hayden y Michael Morell– fueron responsables de las guerras sucias de la agencia contra terroristas: cárceles clandestinas, torturas, asesinatos de líderes extranjeros, el asesinato del embajador de EE.UU. en Libia en 2012 cuando Hillary era secretaria de Estado y los siete agentes de la CIA que murieron en un atentado terrorista en diciembre del 2009 bajo la dirección de Panetta en la presidencia de Obama. Y los oficiales republicanos que hoy protestan contra Trump fueron determinantes en operaciones clandestinas en el exterior defendiendo al imperio y no representando a su partido.
Este activismo electoral de agentes y funcionarios del área de espionaje y seguridad nacional estaría mostrando las dificultades de Hillary para ganar. Pero al mismo tiempo deberían abrir un gran debate sobre la transición política pendiente de los EE.UU. después de la caída del muro de Berlín. Más que la reconstrucción del poderío económico estadunidense, la candidatura de Hillary sería el fortalecimiento del imperio a través de sus agencias de espionaje. No debe olvidarse que el profesor de derecho constitucional Obama autorizó la más vasta operación de espionaje interno y externo.
De ganar, Hillary definiría su gobierno como una reconstrucción del modelo imperial del republicano Ronald Reagan (1981-1989) que operó la derrota de la Unión Soviética y encabezaría al peligroso complejo militar-industrial-financiero-seguridad.
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Política para dummies: La política es el arte de la paciencia, no de la desesperación que lleva a cometer muchos errores.
Sólo para sus ojos:
- En lugar de operar antes para desactivar la marcha campesina, el jefe capitalino Miguel Angel Mancera y el secretario de Agricultura, José Calzada, dejaron que la macha desquiciara el tráfico de la Ciudad de México y se montaron demagógicamente en ella con discursos. Fue tan obvia como ineficaz la maniobra que tiene que ver con el 2018 y no con el bienestar de la ciudadanía.
- Mal hizo el líder del SNTE, Juan Díaz de la Torre, en denunciar al gobernador electo porque una clara maniobra del gobernador saliente Javier Duarte. Pero se arriesgó demasiado porque la sección sindical del SNTE en Veracruz es poderosa y obedece al poder en turno, por lo que podría deslindarse del SNTE. El gobernador entrante Miguel Angel Yunes está haciendo su lista de agravios y dicen que será implacable en el ajuste de cuentas.
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