Helmes está en problemas… y la UABJO, en quiebra: Adrián Ortiz

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Son lógicas las aspiraciones políticas del ex rector de la UABJO, Eduardo Martínez Helmes: pretende conseguir la protección del fuero constitucional federal para evadir las responsabilidades administrativas y penales que le derivarán de su gestión al frente de la Máxima Casa de Estudios, en la que existe un millonario desfalco que hasta el momento no han podido comprobar. Por eso intentó que Morena lo postulara a algún cargo legislativo federal. Y ahora, cuando en el partido lopezobradorista parecen haberle atajado las aspiraciones, busca refugio en el membrete del PT que está en poder del senador Benjamín Robles Montoya.

En efecto, los problemas financieros al interior de la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca son ampliamente conocidos porque el propio rector Eduardo Bautista Martínez decidió hacer pública la crítica situación en la que se encuentran las finanzas universitarias. En varios momentos ha señalado que el presupuesto de la Universidad se encuentra fuertemente presionado por los compromisos heredados por administraciones anteriores y que, de no ser atendido, incluso cabría la posibilidad de que la UABJO se quedara sin recursos para su gasto corriente, dos o tres meses antes de cerrar su ejercicio presupuestal del presente año.

En esa lógica, dentro y fuera de la UABJO existen dos presunciones ampliamente construidas: la primera, es que gran parte de la responsabilidad por el estado crítico en que se encuentran las finanzas universitarias recae en el ex rector Eduardo Martínez Helmes; la segunda, que durante su gestión, el ahora ex Rector pasó de la medianía económica a la bonanza a través de una importante red de asesores financieros y fiscales, y a través de prestanombres, por medio de los cuales habría adquirido propiedades y realizado inversiones en distintos rubros, para diversificar los recursos extraídos de la Máxima Casa de Estudios.

De hecho, uno de los datos sustantivos que refuerzan esos señalamientos es el dato verificable de que, durante su gestión, Martínez Helmes llevó al límite la capacidad de endeudamiento de la Universidad, al autorizar ejercicios presupuestales por demás superiores a sus ingresos garantizados. En su edición de ayer, el periódico Tiempo de Oaxaca daba cuenta de lo anterior, al señalar que durante el último año de gestión de Eduardo Martínez Helmes, la Universidad ejerció un presupuesto de mil 51 millones de pesos, a pesar de que el presupuesto que tenía aprobado apenas si rebasaba los 900 millones de pesos.

Así, el endeudamiento fue una constante de su administración, con la agravante de que ese endeudamiento no tuvo como destino alguna obra o gasto en infraestructura, sino que como consecuencia del manejo irregular de las finanzas ancló esos compromisos al pago de gasto corriente. Por eso el rector Bautista Martínez no ha dudado en denunciar las irregularidades cometidas por su antecesor en el manejo del presupuesto y la adquisición de deuda y, de hecho, esa parece ser una de las principales razones en las que se basa el claro distanciamiento que existe entre el actual Rector y la llamada ‘familia real’ universitaria de la que es patriarca Abraham Martínez Alavés, pero de la que es su máximo orgullo el también ex rector Eduardo Martínez Helmes… que ahora está en problemas.

ASPIRACIONES INUSITADAS

En otros momentos señalábamos en este espacio que el “ejemplo” puesto por el ex rector Francisco Martínez Neri a sus antecesores y sucesores, en el sentido de que sí es posible brincar de la política universitaria a la política estatal, era uno de los pivotes que movía a Eduardo Martínez Helmes a buscar una diputación luego de terminar su rectorado.

Acaso una primera diferencia entre ellos, era que mientras Eduardo Martínez Helmes nunca pasó de ser un burócrata universitario que creció al amparo de su poder paternal, Martínez Neri sí había sido un rector —el último de ellos, hasta ahora— con cierto reconocimiento social gracias, a que había tomado una posición activa durante el periodo en que le tocó encabezar la Universidad, que fue el mismo en el que ocurrió el conflicto magisterial de 2006 y él le abrió las puertas de la Universidad al movimiento popular, en rubros como Radio Universidad o la utilización del campus universitario como refugio de la resistencia social. Esas fueron decisiones fuertemente criticadas, pero que ciertamente le hicieron ganar el reconocimiento de un sector de la población que luego lo respaldó para ser, por la vía de la mayoría relativa, primero diputado local, y ahora diputado federal.

Hoy, sin embargo, sabemos que existen más diferencias en las aspiraciones de Martínez Helmes respecto a la ruta política de Francisco Martínez Neri. En realidad, lo que Helmes ha buscado no es el crecimiento político, pues ese nunca le interesó ni en el tiempo en que fue Rector. Más bien, lo que ha buscado es el cobijo de alguna fuerza política que le permita superar los problemas que enfrentará por su cuestionada gestión al frente de la Máxima Casa de Estudios.

Por esa razón, en un primer momento buscó la forma de encontrar cobijo en el Partido Movimiento de Regeneración Nacional, e incluso logró que lo incluyeran en el grupo de los políticos que el 21 de marzo pasado firmaron en Oaxaca, el Acuerdo Político de Unidad por la Prosperidad del Pueblo y el Renacimiento de México en presencia del propio Andrés Manuel López Obrador. En aquel entonces, Martínez Helmes aseguraba que su capital político estaba en la Universidad, y que su clientela electoral dentro de la Universidad le hacía acreedor no sólo a una candidatura a diputado federal, sino que incluso públicamente sostenía que él sería uno de los candidatos al Senado por el partido lopezobradorista.

El problema —para él— es que las propias circunstancias han ido demostrando que ni él tiene el liderazgo necesario al interior de Morena como para asumirse como posible candidato a cualquier cargo de elección popular, ni tampoco en Morena le tienen confianza a sus afirmaciones iniciales. Por esa razón, aún cuando al inicio vislumbraban la posibilidad de que fuera al menos candidato a una diputación federal, luego lo redujeron —en posibilidades— a una diputación local, que evidentemente no le interesó.

Fue así porque en el ámbito estatal los legisladores locales dejaron de tener fuero o inmunidad constitucional, que es lo que en realidad anda buscando Martínez Helmes mientras, —según él— se calma la tormenta por los saldos cuestionables de su rectorado. Por eso, quienes conocen sus movimientos vieron con sorpresa cómo inusitadamente abandonó el barco lopezobradorista para buscar cobijo en lo que queda del PT con el senador Benjamín Robles Montoya. Quizá ahí sí pueda comprar la candidatura a una diputación federal, con la que sueña. El problema es que, de acuerdo con el panorama actual, en el radar electoral el PT no aparece en ninguna posibilidad importante, y las pocas que queden serán asignadas en el sentido patrimonialista que siempre ha caracterizado a Robles Montoya.

NERVIOSISMO

Dicen que el ex Rector es, de hecho, uno más de los varios que andan muy preocupados, en la misma proporción que en sus épocas de bonanza, hicieron negocios millonarios con el Coco Castillo. Por eso, señalan, está también intentando la vía desesperada —e inútil— de hacerse aliado de Robles Montoya.