Sabemos que octubre y noviembre, regularmente son los meses de los temblores, pero en el mes de febrero como que nos parecen raros.
Cada vez que sucede un temblor destructor, nos deja el corazón cuarteado también. Y tarda en sanar lo mismo que la reconstrucción de la comunidad, o más, tal vez.
Antes, cuando no existían las alarmas sísmicas, corríamos más riesgos. Hoy, cuando escuchamos las sirenas de un temblor, sentimos que las tripas se nos encogen involuntariamente ante el próximo movimiento de la tierra. En ese momento nadie sabe cuáles serán los resultados que se aproximan.
Se han salvado muchas vidas gracias a dos jóvenes mexicanos: Alberto García y Edgar Hernández, quienes crearon el sistema para avisarnos de un próximo sismo. En un minuto o menos, podemos tener tiempo de hacer varias cosas, como el prepararnos para esperar el movimiento telúrico en un lugar seguro. Lo bueno de esto es que el sistema, además, puede alertar también a las personas sordas.
El tiempo que nos tocó vivir está lleno de amenazas como inundaciones, erupciones volcánicas, terremotos, etc. Este tipo de amenazas son naturales, sin embargo, los desastres no lo son. Los desastres son creados por los humanos.
Hay una diferencia entre “amenaza natural” y “desastre”. Los desastres son provocados en gran parte por los seres humanos. Las causas pueden ser por la deforestación, la urbanización, la pobreza, la degradación ambiental y la corrupción.
Un caso. El terremoto del 80 le tocó al presidente Miguel de la Madrid, quien prefirió no ayudar a los que quedaron en desgracia, y enviar esos recursos al extranjero.
El gobierno prefirió pagar la deuda antes de ver por la salud, por los empleos, por los salarios, las escuelas, la seguridad, la vivienda de los mexicanos.
Hoy está sucediendo algo parecido. Parece que a las autoridades federales les está preocupando que en Oaxaca siga temblando. Sienten que si la cosa no cambia, ellos se quedarán sin dinero.
Este pensamiento no es más que el resultado de la ignorancia o la corrupción. Si alguien es ignorante en algún aspecto, puede ser presa fácil de alguien que pueda aprovechar esa debilidad.
Por ejemplo, si no sabes de mecánica, tu mecánico se puede aprovechar de ti.
La ignorancia nos afecta a todos y somos propensos al abuso de quienes sí tienen la información.
Con ciertas mentiras mucha gente se hace rica. Hay adivinos que por decir suposiciones o interpretaciones ramplonas, valiéndose de la ignorancia de las personas, ponen a circular en internet que por una serie de alineaciones cósmicas, lo cual es verdad, aseguran que habrá grandes terremotos, descomposición climática y hasta la presencia de seres extraterrestres.
A mucha gente le encanta ser engañada. Buscan quienes les platique de Nostradamus, de las tablillas sumerias y hasta de las citas bíblicas, y todo porque de esa manera disfrutan su ignorancia.
Por la ignorancia de la gente mucho se hacen ricos: se publican libros, se filman películas, se imparten conferencias, se inventan religiones a causa de la ignorancia. Una cosa es muy cierta, nadie sabe cuándo volverá a temblar, pero muchos están usando esa información para no solidarizarse y acrecentar la corrupción.
Pero pensándolo bien, tú también puedes hacerte rico: ráscate las patas y verás.
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