“Todo aquel que se quejaba del antiguo régimen, todo aquel que se lanzó a la carrera de la Revolución solo para conseguir un cambio de dinastía, se ha dedicado, desde el comienzo, a frenar los avances del orden público.” Maximilien François Marie Isidore de Robespierre.
Se tiene que derramar el vaso para que las autoridades den atención a las necesidades de los gobernados. En la mayor de las ocasiones las atienden cuando es demasiado tarde y la realidad es fatal.
Es el caso de los crímenes, que a diario ocurren, contra las mujeres en 10 estados del país en donde las mujeres son violadas y asesinadas.
Las cifras revelan lo escalofriante de la situación: 2.4 mujeres son asesinadas a diario; en lo que va del primer semestre del 2019 se registraron 1,199 mujeres muertas por manos criminales, en el mes de abril se contabilizaron 315 asesinatos; en marzo 310, en enero 302 y en febrero 272; aumentando un 97 por ciento en cuatro años. En los primeros cuatro meses del 2015 se registraron 610 crímenes; en el siguiente año 847; en el 2017 y en 2018 1,142 mujeres fueron violentadas y muertas.
Los estados del país en los que se cometen més crímenes son; el Estado de México 152; Jalisco 102; Guanajuato 99; Veracruz 73 Chihuahua 71 y Ciudad de México 70; estas cifras fueron publicadas por INFOBAE, y por Lourdes Enriquez, del Centro de Investigaciones y Estudios de Genero de la UNAM.
El Instituto Nacional de Estadística reveló datos que erizan la piel: Más de 12 millones de mujeres viven bajo el terror en sus propias casas y en la intimidad sexual.
Los datos son aterradores como para que se continue con el sobado discurso: “… estamos trabajando; y no caeremos en la provocación.”
Es urgente que las autoridades actúen y hablen menos, puesto que la paciencia, el terror, las lágrimas, la amargura de padres, hijos y familias se agotaron.
La manifestación infiltrada del viernes anterior reflejó que la paciencia de las mujeres se convirtió en furia ante la realidad fatal que padecen.
Acudieron a la protesta decididas a exigir acciones concretas a la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum, para que actué y enfrente la ola criminal que azota a las mujeres que viven aterrorizadas a merced de los asesinos.
La manifestación femenina creció, y fue tanta la ira que se salió de control al haber sido infiltrada por grupos violentos a sueldo para desvirtuar la manifestación.
En efecto, grupos anarquistas destruyeron todo lo que encontraron a su paso; golpearon a los periodistas que cubrían el evento; fue el caso de, Juan Manuel Jimenez de ADN 40, golpeado por un cobarde provocador a sueldo.
Los anarquistas pintarrajearon el Monumento de la Victoria Alada; destrozaron cristales, comercios, la publicidad de la Glorieta Metro Insurgentes, la estación de policía y la calle Florencia se convirtió en tierra de nadie.
El caos se desató sin que autoridad alguna interviniera, toda vez que los cuerpos policiacos recibieron la orden de la jefa de gobierno de no intervenir, solo contemplar el salvajismo anarquista: ella “no iba a caer en provocaciones”.
La orden de la jefa de gobierno fue cumplida y el vandalismo impuso la barbarie destrozando y golpeando. En las calles se impuso la cobardía de la anarquía ante la ausencia de la ley, de la autoridad y del orden.
Pareciera que las autoridades no entienden que el uso de la fuerza pública contra provocadores es legal, y que tiene como objetivo asegurar la paz y garantizar el orden público y las manifestaciones ciudadanas a fin de garantizar el libre ejercicio de los derechos ciudadanos.
Su utilización legal fue autorizada por la ley decretada y publicada en el Diario Oficial el 22 de abril del 2008, cuando Marcelo Ebrard era jefe de gobierno del Distrito Federal.
Debería entenderse, que no se trata de matar a manifestantes, tampoco realizar masacres como la del 68 en Tlatelolco. Se trata de no caer en la omisión argumentando que: “no vamos a caer en la provocación”.
La decisión fue apoyada por el Presidente subrayando, que no se utilizará la fuerza pública porque él esta inspirado por el pacifismo de Ghandi, Mandela y Martin Luther King.
En consecuencia, la anarquía; el narco; la violencia; el crimen; la toma de casetas; el asalto en las carreteras del país, continuarán, pues los gobernantes pareciera que viven en el mundo de Peter Pan, el de “Nunca Jamás”.
@luis_murat