Cómo ya sabrán estimados lectores, en estos días la noticia cinematográfica y creo que en varios ámbitos más, fue el estreno en las salas comerciales de la película “Guasón”, la cinta que nos muestra los orígenes del personaje desde una concepción personal del director, Todd Phillips, y que parte de una historia completamente original, únicamente tendiendo fuertes referencias a la historia de Batman y de la ficticia Ciudad Gótica.
Como cientos de personas, este fin de semana me fui a ver por fin el trabajo que tanto nos aludieron como una de las mayores obras cinematográficas de las últimas décadas; y no erraron. “Guasón” es un filme que tiene todo. No es un thriller psicológico común, es un escudriñamiento profundo a una perturbada mente y cómo las circunstancias de segregación y constante sufrimiento, van forjando un mecanismo de defensa en el débil discernimiento de Arthur Fleck (Joaquin Phoenix), hasta convertirse en el némesis de Batman y uno de los villanos más notables en la historia de los cómics y ahora del cine. Es cierto, la historia se encuentra basada en los personajes creados de las viñetas, pero nada tiene qué ver con el malogrado DCEU. Esta es una cinta aparte. Muy aparte podría yo decir.
El relato en realidad, se encuentra enmarcado con una profunda desolación que rodea al personaje, adicionado con un padecimiento mental o neurológico que pareciera ser síndrome de Tourette, y que poco a poco nos lleva a adentrarnos en una mente retorcida que conforme comienza a enterarse de sus orígenes que en realidad, son inciertos hasta para él mismo, iniciamos a entender el conflicto interior que el personaje, magistralmente interpretado por Phoenix, presenta y que finalmente desemboca en un desequilibrio mental inclemente que lo lleva a convertirse en el príncipe payaso del crimen de Ciudad Gótica. Y al contrario de lo que algunos críticos mencionaron a cerca de encumbrar a un villano, la cinta nos adentra tanto en una mente tan débil que terminamos no sintiendo ninguna empatía por Arthur y su contexto, es más, yo salí de la sala de cine con una sensación de mucha tristeza y sintiendo lástima por el Guasón, pues llega un momento en que su mente le juega tantas bromas, que Arthur ya no percibe qué es real y qué es lo que su imaginación está creando para amortizar el sufrimiento. Sí, se siente mucha lástima.
Pero si “Guasón” provoca todas esas emociones no es nada más por el impresionante trabajo de Joaquin Phoenix, es por la forma en cómo fue realizada la película que terminamos, o terminé, amando toda la cinematografía que la rodea. La iluminación es un punto a destacar, pues es justamente ésta la que nos transporta a una Gótica decadente y una sociedad apesadumbrada y enojada; los interiores se vuelven hasta en cierto punto tenebrosos. Sin embargo, las poderosas imágenes iluminadas de manera correcta converge en que “Guasón” sea mucho más notable en otro aspecto: la fotografía; es simplemente bellísima, como pocas en el cine; la paleta de colores en los filtros, interiores y decorados con azules, marrones, naranjas y amarillos hacen un verdadero deleite visual. La banda sonora que incluye temas de la legendaria banda Cream y que pareciera ser un homenaje a Ginger Baker que falleciera el pasado domingo 06 de octubre; The Who, Frank Sinatra y la controvertida y polémica inclusión de Gary Glitter con el tema “Rock And Roll Part 2” es una parte asombrosa también; las tomas, el diseño de vestuario y todas las referencias que hace Phillips hacia todos los Guasones que ha tenido el cine (bueno, menos al de Leto en “Escuadrón Suicida”) y la televisión nos llevan a vivir una experiencia cinematográfica delirante.
Llegar a un punto de acuerdo por la polémica que ha generado, es una tarea prácticamente imposible, sin embargo, ahora podemos crear nuestra propia opinión sobre una cinta que prometió y nos cumplió. La ganadora del León de Oro en el Festival de cine de Venecia de este año no tiene un minuto de desperdicio. Y en efecto, llega un punto en que “Guasón” nos presenta actos de tremenda violencia insensata e infundada, sin embargo, al adentrarnos de manera casi intima en la mente de Fleck, comprendemos por qué solo su optimismo puede ser fundado a partir de actos sangrientos. Soltaron al payaso y seguro, va por un Oscar de los grandes.