Grecia, sumida en la recesión, nombrará este miércoles un gobierno de transición que dirigirá el país hasta las elecciones legislativas de junio, las segundas en menos de dos meses, una situación que genera nerviosismo en los mercados y multiplica las dudas en la zona euro.
La fecha de las nuevas legislativas, tras varios días de infructuosas negociaciones para formar un Gobierno salido de los comicios del 6 de mayo, se conocerá este miércoles tras una reunión de los partidos con el presidente griego, Carolos Papulias.
También se formará un Ejecutivo temporal encargado de organizar la consulta.
Si los dirigentes no se ponen de acuerdo sobre la composición de este gabinete, Papulias elegirá entre los presidentes de la Corte Suprema, del Consejo de Estado o del Tribunal de Cuentas al jefe de un gobierno “de servicio”.
Estas nuevas elecciones, en las que es gran favorita la izquierda radical de Syriza contraria a las medidas de austeridad, reavivó las tensiones sobre el futuro de la zona euro y los temores de un abandono por Grecia de la moneda única, si Atenas reniega sus compromisos de ajuste presupuestario y de reformas estructurales.
El nuevo presidente francés, François Hollande, y la canciller alemana, Angela Merkel, confirmaron el martes su deseo de que Grecia se “mantenga en el euro”, y se declararon dispuestos a examinar la adopción de medidas de crecimiento, si así lo pide Grecia.
Pero el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, rápidamente matizó el mensaje.
El plan de ayuda a Grecia, financiado por la Unión Europa (UE), el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), que exige a cambio austeridad al país, “no se puede renegociar”, sentenció el miércoles Schauble.
“Es un programa de ayuda preparado de forma minuciosa y no se puede renegociar”, declaró a la radio Deutschlandfunk. “Grecia debe estar preparada para aceptar la ayuda” que se le propone. “Aquellos que ganen las elecciones deberán decidir si aceptan estas condiciones o no”, advirtió.
El problema es que, según los resultados de las elecciones griegas del 6 de mayo, todos los partidos griegos -incluso socialistas y conservadores aliados en el gobierno saliente, y anuentes ante las recetas UE-FMI- abogan en algunos casos por “renegociar”, en otros por “enmendar” o incluso “liberarse” de las medidas dictadas al país.
Syriza habla abiertamente de “anular” las medidas de rigor impuestas por la UE y el FMI a cambio de multimillonarios préstamos al país.
Por ello, el anuncio de una nueva elección hizo lógicamente que cayera el martes el euro, por debajo de 1,28 dólares por primera vez en cuatro meses. También cerraron en baja todas las bolsas.
La depresión se mantenía el miércoles, con todas las Bolsas europeas operando en baja al final de la mañana.
Además, las incertidumbres dispararon la prima de riesgo (o riego país: diferencial con los bonos alemanes a 10 años, considerados los más seguros) de los países más expuestos a la crisis de la deuda.
A inicios de la mañana, los tipos de interés españoles treparon a 6,495%, y los de Italia rozaron el 6%, en tanto que el rendimiento de las obligaciones alemanas se situaba en un nuevo mínimo histórico, de 1,434%.
En el ámbito interno griego, el portavoz del Gobierno saliente, Pantelis Kapsis, no veía razones para el optimismo: “La economía está en quiebra (…), no hay que hacerse falsas esperanzas con François Hollande”, afirmó, aludiendo a la posibilidad de que el nuevo jefe de Estado francés logre flexibilizar algo el rigor alemán.
La prensa griega también reflejaba la gravedad de la situación. Ethnos (centro-izquierda) titulaba este miércoles: “Elecciones en un campo de minas”, y resumía así la situación: “El resultado de estas elecciones es determinante para la permanencia del país en la zona euro”.
AFP