Quienes han viajado en avión han de saber que en el aire también hay baches. Cuando se topa uno con bruscos cambios de temperatura y fuertes corrientes de aire, provocan rápidos descensos en la altura del vuelo del avión.
Cuando el avión agarra un bache, parece que nunca va a dejar de caer. Exactamente así es lo que se siente al caer en uno de los baches patrocinados por el presidente municipal de Oaxaca, Oswaldo García Jarquín.
A éstos baches terrestres todos los conocemos, no hay necesidad de hacer una descripción de los mismos. Son agujeros a desnivel que se hacen en el pavimento de las calles o caminos.
Por culpa de estos gigantescos baches que hay en la ciudad, muchos oaxaqueños no pudieron recoger, como cada año, las hormigas voladoras, mejor conocidas como chicatanas. Este año, casi nadie pudo degustar esa rica salsa de chicatanas. Todo mundo tenía listo su comal caliente para echarlas y quitarles las alas. Un poquito más allá estaba el molcajete con unos dientes de ajo, sal, chile y unas totillitas calientitas saliditas del comal, pero… nadie recogió nada porque nadie pudo atravesar los enormes baches que el presidente municipal prometió taparlos.
De acuerdo a las últimas encuestas reportadas por los vecinos devotos a estos insectos, aseguran que encontraron más baches en las calles que chicatanas en la ciudad.
Otro de los reportes vecinales en cuanto al bache, asegura que los encontrados aquí, son totalmente diferentes a cualquier otro del mundo. Los nuestros tienen un filo tan cortante que es capaz de rebanar cualquier llanta de avión, además, gozan de grandeza, asimetría, oscuridad, profundidad, y otros atributos irrepetibles.
El bache oaxaqueño es tan bravo, que de un golpe puede dañar gravemente todo el sistema de tu vehículo. Pero para no hacerlos enojar, hemos aprendido a pasar sobre ellos lenta, lentamente para no enfurecer al hoyo. Ésas fosas actúan de acuerdo al trato que le dé el conductor, pues si pasas quedamente, tendrás la oportunidad de twittear, whatsapear, subir fotos al facebook, marcar y hablar por teléfono a los cuates, y si tienes suerte, echarte una pestañita.
No cabe duda que Oswaldo García Jarquín, el presidente municipal de la ciudad de Oaxaca, ha pensado hasta en el último detalle por el bienestar de los oaxaquenses.
Pero no nada más el presidente ha pensado en los manejadores, también en los peatones, quienes han puesto en acción todas sus facultades físicas y mentales para salvar el pellejo y la ropa. Tienen que correr, saltar, esquivar cuanta laguna encuentran a su paso, con tal de no ensuciarse o ser bañados por esa espesa maza de tierra, grasa y chapopote, cuando no de desechos fecales.
Por otro lado, García Jarquín, también ha pensado en los talacheros, quienes agradecen por este medio, haberlos tomado en cuenta, pues sus ganancias económicas se han multiplicado en los últimos días.
Así que no nos queda de otra más que agradecerles al presidente y a todo su cabildo por pensar en nuestro bienestar.