Para cuando usted -amable lector- esté leyendo estas líneas, estaremos aterrizando en Oaxaca las y los jueces que estuvimos en la Universidad de Perugia haciendo una fugaz estancia de exámenes y seminarios, obligatoria en nuestro programa de la Maestría en Derecho Judicial.
Es un proyecto sin precedentes en la historia judicial de latinoamérica y debe ponderarse en su justa dimensión.
15 jueces oaxaqueños hoy representamos a México ante el sistema de universidades de la Unión Europea y su programa Erasmus, y al final tendremos la doble titulación: en Europa y en México.
Es claramente parte de nuestra trayectoria profesional, pero también de nuestro proyecto de vida. Pudiendo elegir evitar el esfuerzo adicional que importa cualquier posgrado, decidimos arriesgarnos y dar el extra por nosotros mismos y por nuestra labor.
Por ello va desde este espacio un agradecimiento a nuestras amadas familias que son las que más resienten. A veces los exámenes y los trabajos de investigación nos vuelven ausentes estando en casa, incluso los fines de semana.
Esto elegimos porque nos apasiona la función judicial y la academia.
A propósito de mi anterior columna, me escribió uno de mis compañeros magistrados a quien considero maestro y cuya opinión siempre pondero.
Me precisó que este histórico programa de maestría no fue un logro del poder judicial, sino de su Presidente, el Magistrado Eduardo Pinacho.
Y en justicia se tiene que reconocer que así es.
El trabajo del Presidente del Tribunal Superior es esencialmente tomar decisiones y Eduardo Pinacho tomó una decisión arriesgada. Hoy el tiempo le dio la razón porque la maestría no solo ha sido un éxito, sino que se va a prolongar al doctorado y además se encuentra abierta ya la convocatoria para la segunda generación.
Por este solo hecho, dejando de lado todo lo que ha hecho por nuestro poder judicial, su nombre ya está en la historia personal de muchos de nosotros y en la propia del Tribunal Superior de Justicia de Oaxaca.
Este es claramente un proyecto que debe tener continuidad y aspirar a más. Debe convocar también a legisladores, ministerios públicos, defensores y todo aquel que pueda aportar a la mejora de nuestro sistema de justicia.
El Poder Judicial de Oaxaca puede ser un buen eje articulador de la profesionalización de los servidores públicos que legislan, procuran y administran justicia.
Fue una jornada intensa de 3 exámenes, 3 cátedras magistrales, 3 seminarios, 3 audiencias orales, un conversatorio con la Presidenta del Tribunal de Perugia y la firma de convenio del Doctorado.
En un mundo donde cada vez se abren más las fronteras y donde el derecho comparado es cada vez más parámetro de transformaciones, es imprescindible conocer el mundo.
Una cosa es segura: hoy 15 jueces regresamos a Oaxaca con una nueva perspectiva no solo para hacer mejor nuestro trabajo que, de suyo es técnico, sino para aportar en la mejora del sistema y del sus procesos.
Las grandes transformaciones empiezan siempre con pequeños progresos y hoy hemos dado un paso importante en la dirección correcta.
Queremos que nuestro esfuerzo motive a otros jueces y mantenga encendida la llama de las conciencias jóvenes que no deben dejar de soñar.
Además de jueces, somos maestros universitarios. Y toda nuestra experiencia es para nuestros alumnos que en el futuro habrán de tomar nuestro lugar.
Gracias Perugia!
Gracias poder Judicial de Oaxaca!
Gracias Magistrado Presidente Eduardo Pinacho Sánchez!
Vamos por el Doctorado!
Magistrado de la Sala Constitucional y Cuarta Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia de Oaxaca