Como en la casa no tenemos televisión, bueno, más bien, no tenemos antena para ver los canales de televisión abierta ni contrato para ver algún tipo de programación similar, le pedí a mis hijos que buscaran a través del “TuYub”, dijera mi mamá, algún enlace donde pudiéramos ver el futbol de México contra Alemania.
Cuando dije eso, mis hijos no podían creer lo que les estaba pidiendo, pues en la casa nunca nos ha interesado ese deporte. Lo que se transmitía en YouTube, era radio. Uno se imaginaba dónde estaba la pelota por la señal de ubicación de Google Maps, eso era lo único que se podía ver.
Los comentaristas se dedicaban a hacer observaciones bastante “sesudas”, sin saber que en unos minutos más caería el primer gol de México. Después de eso, los comentarios se convirtieron en altivos, presuntuosos, vanidosos y hasta pedantes: “ese es nuestro fútbol mexicano en quien nunca perdimos la fe.” Supongo que en el estadio hasta se dejó sentir el airecito Guadalupano. Si para vergüenzas.
Si ayer se volcó la gente a las calles para ovacionar a su equipo mexicano, hoy apareció esta noticia en las primeras planas de la mayoría de los periódicos de México.
A estas alturas, a todo mundo ya se le olvidó que el equipo mexicano ha servido para puras vergüenzas. Lo cierto es que este gane va a servir para domesticar a la gente futbolera. Hasta los candidatos van a hacerle creer a sus seguidores, que México es un país de exitosos, ya verán.
Desde ayer comenzaron a decir los fanáticos —esos que están dominados por las empresas patrocinadoras, esos que ponen sus esperanzas en nada—, que tenemos un equipo de lo mejor.
Cuando he tenido humor para leer los comentarios deportivos extranjeros, siempre tachan a México de tener “un fútbol de mierda” y que los mexicanos no “saben jugar”. Esto lo comentó hace años un argentino de nombre Flavio Azzaro.
También recuerdo que otro periodista extranjero, dijo que México era más conocido por “El Chavo del Ocho”, que por su equipo de fútbol.
Tal vez el gane de ayer fue un chiripazo, pero por qué no mejor dedicarle el mismo esfuerzo que se le da a este deporte, al montón de valores mexicanos que en realidad tenemos. Yo creo que eso sí valdría la pena exaltar, porque, que tal mañana o pasado —quién sabe cuándo vuelva a jugar a México—, le pongan una goliza marca acme, y los fanáticos van a sentir re gacho.
Si le pedí a mis hijos que buscaran dónde ver el partido de fútbol, sólo lo hice para saber qué se sentía, y la verdad, ni mis hijos ni yo sentimos nada extraordinario, es más, ni cuando metieron el gol los mexicanos a la portería contrincante.
Lo único que sé de fútbol, es que se le llama el rey de los deportes por la gran cantidad de dinero que se maneja alrededor de éste, aunque la verdad, los futbolistas que juegan al fútbol no viven del fútbol, sino de la imagen pública del fútbol.
Aparte de que estos hombres son idolatrados, aparecen en las portadas de las revistas, usan ropa de marca, se casan con las mujeres de mejores proporciones físicoatléticas, son acompañados de guaruras y muchas otras cosas más. Es por eso que creo que los futbolistas no ganan del fútbol, sino de su imagen física.
Entonces, alguien me puede decir ¿dónde empieza el fútbol y dónde termina la publicidad? Aunque también me gustaría saber de la gente fanática, si en realidad le gusta el futbol, o lo que le publicitan.
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Facobook: Horacio Corro