En las últimas semanas, el gobierno de Estados Unidos reubicó a centenares de menores de edad indocumentados en un campo de carpas instalado en un desierto de Texas, donde duermen en cuartos con capacidad para 20 personas, no tienen acceso a servicios educativos y prácticamente no reciben defensa legal, reportó el New York Times.
De acuerdo con un reportaje, desde el pasado mes de junio las autoridades estadunidenses trasladaron a más de mil 600 menores de edad en autobuses, durante largos viajes nocturnos, hacia el campo de Tornillo, ubicado a 50 kilómetros de la frontera con México.
“(Las) carpas con aire acondicionado cuyo tamaño varía, son empleadas como espacios de vivienda, recreación y de atención médica (…) la ciudad de las carpas no está regulada.
El espacio fue ampliado en septiembre para albergar hasta 3 mil 800 menores de edad, plantea el rotativo.
El reportaje afirma que el campo refleja la “lucha” del gobierno de Trump para encontrar espacios en dónde pueda mantener a los 13 mil niños migrantes actualmente detenidos.
En junio pasado, la administración de Donald Trump provocó un escándalo internacional, cuando se filtraron videos de niños migrantes separados de sus padres y detenidos en jaulas, como producto de la política de “tolerancia cero” que implementó en abril.
“El número de niños migrantes detenidos se incrementó, incluso a pesar de que el número de cruces fronterizos se mantuvo relativamente estable, en parte porque la retórica dura y las políticas que introdujo la administración de Trump hicieron más difícil colocar los niños con tutelares”.
“Se supone que el traslado a Texas es temporal. En lugar de enviar a recién llegados (al campo), el gobierno manda niños que en teoría serán liberados más temprano y pasarán menos tiempo ahí, generalmente niños más grandes de entre 13 y 17 años, a los que se considera más cercanos a ser reubicados con tutelares”.
Según testimonios recogidos por el New York Times, las autoridades migratorias realizan los traslados de niños durante la noche, “para evitar los intentos de fuga”, pues a estas horas “los niños estarán menos propensos a huir”.
“Algunos empleados de los albergues lloraron cuando supieron que (los niños serían movidos), otros trataron de protestar, pero los directores explicaron que debían tomar decisiones duras para gestionar la población desbordada”, reportó.
Fuente: proceso.com