Gobierno colombiano y FARC-EP valoran diálogo, despejan dudas

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El Gobierno de Colombia y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) coincidieron aquí en destacar avances en las conversaciones de paz, lo cual despeja dudas y preocupaciones sobre la marcha del proceso.

Este viernes, al cerrar el quinto ciclo del diálogo iniciado el pasado 19 de noviembre en el habanero Palacio de Convenciones, los jefes de las delegaciones en la mesa, Humberto de la Calle por el Gobierno e Iván Márquez por la guerrilla, emitieron pronunciamientos optimistas en torno a las pláticas.

Según el comandante Márquez, “nunca antes un proceso de paz había avanzado tanto” en la nación suramericana, azotada por medio siglo de conflicto armado, y con varios intentos fallidos de terminar las hostilidades.

Estamos construyendo un acuerdo que se aproxima a cinco cuartillas, ilustró a la prensa al referirse a la ruta transitada en más de 100 días de acercamiento, proceso que tiene a Cuba y Noruega como garantes y a Venezuela y Chile en el rol de acompañantes.

Por su parte, el exvicepresidente De la Calle aseveró a periodistas que “han pasado de las aproximaciones a los acuerdos” en el tema agrario, el primero en llevarse a la mesa de conversaciones de los seis puntos previstos para la discusión.

El jefe del grupo gubernamental estimó que se trabaja día a día de manera ordenada y seria de cara a lograr el fin del conflicto.

Las partes dejaron clara su opinión sobre la marcha de la mesa en el onceno comunicado conjunto que emiten desde el comienzo de las pláticas, en el cual mencionaron avances en cuestiones como el acceso y uso de la tierra, la formalización de la propiedad y la frontera agrícola, entre otros.

También resaltaron el aporte de la sociedad colombiana al proceso, con sus propuestas y criterios recogidos a través de los mecanismos creados por el Gobierno y las FARC-EP para la participación ciudadana.

La coincidencia en torno a la visión sobre la situación de las pláticas despeja dudas y preocupaciones, surgidas por enfrentamientos verbales y marcadas diferencias sobre cuestiones como el alto el fuego, la captura de militares, la ocupación de tierras y el modelo de país que defienden los interlocutores.

El punto de tensiones llegó a su más alto nivel cuando el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, advirtió con levantarse de la mesa en caso de no concretarse avances. Las FARC-EP respondieron con llamados a los actores sociales a defender la búsqueda de la paz, objetivo con en el que tanto el Ejecutivo como la guerrilla han asegurado varias veces estar comprometidos.

Otros escenarios polémicos responden a la insistencia de los insurgentes en fijar un cese del fuego bilateral, la regularización o legalización del conflicto y la incorporación al diálogo del guerrillero Simón Trinidad, quien cumple en Estados Unidos una condena de 60 años tras su extradición.

El Gobierno descarta al alto el fuego -por considerar que ese sería el paso final para concluir las hostilidades-, niega el reconocimiento de fuerza beligerante a las FARC-EP y no parece muy dispuesto a atender los pedidos relacionados con Trinidad.

Las conversaciones de paz entran hoy en un receso hasta el próximo 11 de marzo, período que las partes adelantaron que aprovecharán para trabajar en la agenda del acercamiento.

Además de la cuestión de la tierra, el proceso contempla el análisis del problema del narcotráfico, la participación política, el fin en sí del conflicto, la atención a las víctimas y los mecanismos de comprobación de lo pactado en la mesa.

La víspera, De la Calle pidió más resultados en las conversaciones sobre el asunto agrario, en aras de continuar con las discusiones en el resto de los puntos.

También las FARC-EP han demandado celeridad, aunque este viernes Márquez opinó que debe avanzarse al “ritmo necesario”, sin presiones por factores como la campaña presidencial en Colombia.

PL