Giovanni Sartori: ciertos personajes son pigmeos: Raúl Castellanos

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Coincidencia, si usted lo quiere definir así. Giovanni Sartori, uno de los más relevantes intelectuales de la política, nació en Florencia un 13 de mayo de 1924, la misma ciudad donde Nicolás Maquiavelo, nacido el 3 de mayo de 1469, escribió su tratado de filosofía política conocido como “El Príncipe”, publicado después de su muerte en 1531. En Florencia, cuna del Renacimiento Italiano, también nacieron Dante Alighieri, Giovanni Boccaccio, Cenni Di Pepo, Leonardo Da Vinci, Michelangelo Buonaroti, todos iconos de las artes.

Sartori partió recién el pasado martes. De implacable ironía, particularmente con los políticos menores, que por desgracia son muchos y pululan en todo el mundo; dedicó la mayor parte de su vida al análisis de las democracias y los sistemas de partidos políticos. Fue Profesor Emérito de la Universidad de Florencia y desde 1976 se trasladó a Estados Unidos, desde donde publicó sus obras e impartió cátedra en las universidades de Stanford y Columbia.

Crítico agudo del poder, analizó sus puntos finos desde todos los ángulos, incluyendo la relación con los medios de comunicación. De sus obras más relevantes podemos citar “¿Qué es la Democracia?” -1977-, “Sociedad Multiétnica: Pluralismo y Multiculturalismo” -2001-, “Homo Videns: La Sociedad Teledirigida” -1988-. En junio de 2015, salió a la luz su obra que podemos considerar como póstuma “La Carrera Hacia Ninguna Parte. Diez Lecciones sobre nuestra Sociedad en Peligro”.

Contestatario a cualquier stablishment, se definió como “original” al recibir el Premio Príncipe de Asturias; jamás acepto transitar por los lugares comunes o convencionales; a las Iglesias las cuestionó por sus principios tradicionales en materia de control natal, que a su juicio son causa de los intensos fenómenos migratorios; como todo ser humano en movimiento en el universo de la política, tuvo más fobias que filias; a Silvio Berlusconi, usufructuario de la mezcla dinero-poder, famoso por sus Fiestas “Bunga-Bunga” que celebraba en su mansión, le dedicó su libro “El Sultanato”; comparando a Silvio con Matteo Renzi –también florentino- definía “mientras Berlusconi es un tramposo blanco, Renzi es un tramposo agresivo”; de este último dijo cuando le preguntaron ¿algo que le gustará de él? Respondió “su falta absoluta de vergüenza”.

De sus muchas abstracciones, fue lapidario con la televisión; “es cierto que la televisión, a diferencia de los instrumentos de comunicación que la han precedido –incluso la radio- destruye más saber del que transmite; la televisión no es sólo instrumento de comunicación, es también a la vez, paideía, un instrumento “antropogenético, un médium que genera un nuevo ánthropos, un nuevo tipo de ser humano”. El problema es que el niño es una esponja que registra y absorbe indiscriminadamente todo lo que ve”. “El niño formado en la imagen se reduce a ser un hombre que no lee y por lo tanto, la mayoría de las veces, es un ser “reblandecido” por la televisión, adicto de por vida a los video juegos y la cuestión es ésta: la televisión invierte la evolución de lo sensible en intangible y lo convierte en el ictu oculi, en un regreso al puro y simple acto de ver. La televisión produce imágenes y anula los conceptos y de este modo atrofia nuestra capacidad de abstracción y con ella toda nuestra capacidad de entender”.

Sobre el papel de la televisión en los procesos electorales opinaba “la televisión condiciona fuertemente el proceso electoral, ya sea en la elección de candidatos, bien en su modo de plantear la batalla electoral, o en la forma de ayudar a vencer. Además, condiciona o puede condicionar fuertemente al gobierno, es decir, las decisiones del gobierno: lo que un gobierno puede y no puede hacer, o decidir lo que va a hacer”.

De los que hablamos al principio de estas líneas, los mediocres por no llamarlos por su nombre; así pensaba “la visibilidad está garantizada para las posiciones extremas, las extravagancias, los “exagerados” y las exageraciones. Cuanto más descabellada es una tesis, más se promociona y se difunde. Las mentes vacías se especializan en el extremismo intelectual y de este modo, adquieren notoriedad, difundiendo, se entiende vaciedades. El resultado de ello es una formidable selección a la inversa. Destacan los charlatanes, los pensadores mediocres, los que buscan la novedad a toda costa”. Como usted advertirá, debe tener mucho cuidado porque seguramente puede estar rodeado de semejantes especies.

Sobre los “protestantes”, que en ocasiones son negociantes de las desgracias sociales y la protesta real, Sartori dibujaba con plena precisión la realidad –que vivimos con frecuencia en el día a día- “si se bloquean las calles y trenes, se debería oír y mostrar a los damnificados, a los inocentes viajeros, pero casi nunca sucede así. Por lo general la televisión solo lleva a las pantallas sólo a quien ataca, al que se agita, de tal forma que la protesta se convierte en un protagonista desproporcionado que siempre actúa “sinceramente”, incluso cuando se ha equivocado de parte en parte. Atribuir voces a las reclamaciones, a las quejas y a las denuncias ésta bien. Pero para servir de verdad a una buena causa y hacer el bien, es necesario que la protesta sea tratada con imparcialidad. Donde hay una acusación tiene que haber también una defensa. Si se muestran imágenes de la persona que ataca, se deben transmitir también imágenes de las personas atacadas y más aún de las dañadas por el conflicto”.

De la clase política decía “estamos en manos de políticos ignorantes que no conocen la historia ni tienen cultura, solo se preocupan por conservar su sillón. Pasan el día escuchando la opinión del contrario y pensando en qué respuesta darle, Así no se construye nada”.

Hace algunas semanas, al volver de mi Gulag, uno de mis clásicos, que también ha conocido de la intolerancia de los charlatanes citándolo y contextualizando me dijo “el verdadero hombre de la política, sabe que en política como en la vida, el carácter es fundamental para enfrentar la adversidad, así como tener la serenidad para saber esperar que cada quien y cada cosa tome su lugar”.

Es viernes. “¡Hoy toca!” Diría Germán Dehesa.

¿Alguien puede asegurar que esto ya está decidido?

RAÚL CASTELLANOS HERNÁNDEZ / @rcastellanosh