Genoecocidio en Salina Cruz por la corrupción de Romero Deschamps: @efektoaguila* El índice de niños con cáncer, se agravó en Salina Cruz, por la “lluvia negra” tras la explosión en el Cuarto de Bombas e incendio en la refinería de Salina Cruz al llover ácido clorhídrico.
* El Movimiento de Regeneración Obrero Sindical del STPMR debe acudir a la CNDH y ante la inacción del Estado mexicano, a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Oaxaca es Tierra Prometida. Mágica y hechicera, es reserva espiritual y cultural de México. Es, también, moderna Torre de Babel. Se confunden 17 naciones y lenguas indígenas y mestizas.
La Gran Señora del Sur es tan inmensamente rica que, después de 500 años de saqueo, cinco siglos, los grandes corruptos de ayer y de hoy, no han conseguido acabar con su enorme riqueza.
Los peores saqueadores de la historia son los neocriollos. Gabino Cué Monteagudo y Luis Julián Ugartechea Begué, son los ejemplos más claros de ello. También lo son los oaxaqueños ausentes.
Pero todavía son peores los renegados. Aquellos oaxaqueños que reniegan de su origen o lo ocultan. Carlos Antonio Romero Deschamps, es el prototipo de estos grandes saqueadores.
Carlos es hijo del jalisciense, José Romero, quien llegó a vivir en los años 40 a Tampico con su esposa, Clementina Deschamps Escudero, oaxaqueña de apellido francés nacida en Salina Cruz.
Ahí está a la vista de quienes quieran ver el criminal saqueo de Petróleos Mexicanos (Pemex) por la mayoría de los directores de la paraestatal y por los dirigentes sindicales nacionales vitalicios.
La responsabilidad de los oaxaqueños Sebastián Guzmán Cabrera y Carlos Romero Deschamps, no es ajena a esta patética, por dramática, situación en Pemex, la gallina de los huevos de oro.
Encarcelado La Quina, Salinas llamó a Sebastián Guzmán, un viejo petrolero jubilado, para imponerlo como líder del STPRM, con Romero como secretario de Organización y Estadística.
Llegó para quedarse en junio de 1993 cuando, con Guzmán Cabrera enfermo de diabetes avanzada, el “Güero Guacamayo”, fue nombrado secretario general interino del Sindicato.
Tres años después obtuvo la ratificación. Desde entonces no ha soltado el cargo: fue reelecto ya en cinco ocasiones, aun cuando los estatutos del STPRM permiten solo una reelección.
La corrupción sin llenadera alguna en el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), se convirtió en asunto de seguridad nacional, incluso para Estados Unidos.
The National Security Archive, ONG de la Universidad George Washington, logró hace años que el gobierno de EU desclasificara informes que documentan la corrupción en el sindicato.
Por qué las instituciones del Estado mexicano permiten la escandalosa corrupción en Petróleos Mexicanos. Porque históricamente ha beneficiado al PRI-gobierno. ¡Remember el Pemexgate!
La aún impune explosión en el Cuarto de Bombas e incendio en la refinería de Salina Cruz puso de manifiesto, una vez más, la innombrable, por escandalosa, corrupción de Romero Deschamps.
Los frecuentes derrames, explosiones e incendios, dentro y fuera de las instalaciones de la Refinería “Antonio Dovalí Jaime”, son provocados por la corrupción y falta de mantenimiento.
La terrible contaminación generada por la propia refinería de Pemex ha destruido los ecosistemas en la región del Istmo de Tehuantepec. Han sido afectados los cuerpos de agua, el mar y las playas.
La contaminación del combustible quemado durante el incendio afectó el aire, así como los diferentes cuerpos de agua, el mar, los ríos y arroyos; las viviendas, los cultivos y los animales.
La falta de mantenimiento de los diversas especialidades de ductos que atraviesan especialmente Salina Cruz, entre otros municipios conocida desde hace muchos años, es uno de los detonantes.
Otro factor son los derrames y explosiones provocados por el huachicoleo que, dicho sea de paso, no es nada nuevo, en abierta complicidad con los funcionarios y técnicos de la propia paraestatal.
Lo peor son las graves consecuencias en materia de salud que genera la contaminación de metales pesados por los derrames y condiciones infrahumanas en las que laboran miles de trabajadores.
Aun cuando son cifras negras que no se dan a conocer oficialmente de manera abierta, pero están registradas por el sector salud, Salina Cruz es la ciudad con mayor índice de niños con cáncer.
Este problema de salud pública, se agravó, a raíz de la “lluvia negra” por la explosión en el Cuarto de Bombas e incendio en la refinería de Salina Cruz al llover literalmente ácido clorhídrico.
Lo primero que hacen los médicos oncólogos de las instituciones del sector salud cuando conocen un nuevo caso de cáncer infantil, es preguntar si tienen familiares trabajando en Pemex.
Los servidores públicos responsables de los servicios médicos de Pemex, no informan a las familias de los trabajadores que, por los residuos de plomo, deben lavar por separado su ropa de trabajo.
Las enfermedades y muertes que provoca la contaminación generada por la corrupción en Pemex bien pueden calificarse de genocidio y ecocidio y, por ende, de delitos de lesa humanidad.
A éstos delitos, se suman miles de “levantones”, desapariciones, asesinatos y agresiones a los trabajadores disidentes, como ocurre a Yolanda Morales en la Sección 44 de Cárdenas, Tabasco.
Luego de participar en el Grito de Independencia Petrolera, Yolanda, es objeto de represalias le niegan permisos y personal de Pemex la sigue físicamente por todo el complejo en el que labora.
Considerados imprescriptibles, tales delitos no deben quedar impunes. Y menos aún cuando los nombres de los probables responsables son conocidos de sobra por los oaxaqueños y mexicanos.
El líder nacional del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana Carlos Romero Deschamps y el dirigente de la Sección 38, Artemio de Jesús Enríquez, guardan silencio cómplice.
La razón es simple y sencilla: los dos son cómplices de la asquerosa corrupción en Petróleos Mexicanos que les ha permitido enriquecerse a costa de la sangre y muerte de los trabajadores.
Los trabajadores del Movimiento de Regeneración Obrero Sindical del STPMR están obligados a demandar a las autoridades nacionales e internacionales que se aplique todo el peso de la ley.
Deben acudir a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y ante la inacción y omisión del Estado mexicano llevar sus denuncias a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
La ratificación del Convenio 98 de la Organización Internacional del Trabajo por el Senado de la República, representa el principio del fin del sangriento cacicazgo de Romero Deschamps.
Lo peor de todo es que en cualquier momento puede ocurrir otra explosión e incendio en la Sección de Contenedores de la refinería de Salina Cruz. El derrame de crudo inunda sus patios.
Con toda valentía y dignidad, la mortal advertencia fue hecha por el porteño Óscar Solórzano Méndez, Vocero del Movimiento de Regeneración Obrero Sindical (Morenos) del STPRM.
@efektoaguila