El gobernador Gabino Cué Monteagudo vino a la Costa. Así que de Huatulco (donde suelo venir con frecuencia por razones de trabajo) algunos reporteros nos trasladamos a Santa María Colotepec, municipio vecino de San Pedro Mixtepec, ambos con cierta rivalidad por conflictos de límites. Viajamos cerca de dos horas por la carretera costera viendo la inmensidad del mar rematar en las playas oaxaqueñas, gaviotas surcando un cielo nítido y sintiendo el aire fresco que apenas mitiga el intenso calor.
En la cabecera municipal de Santa María Colotepec ya esperaban al mandatario en el parque central, donde se concentraron también munícipes de comunidades aledañas. Una banda de música, bajo la sombra de un árbol, tocaba alegres chilenas. Mientras un señor al micrófono suplicaba la presencia de varias personas, que como las 11 de la mañana aún no llegaban, y serían beneficiadas con los apoyos a entregar por Cué, cuyo equipo de Atención Ciudadana, en mesa ex profeso, recibía las solicitudes al gobernante. Desconfiados, varios ciudadanos prefirieron guardar sus peticiones por escrito para entregárselas personalmente.
Gabino Cué llegó minutos después acompañado solamente de tres de sus colaboradores: El Secretario de Salud, Germán Tenorio Vasconcelos; el director del IEEPO, Bernardo Vázquez Guzmán, y Arturo Peimbert, coordinador de Concertación Política. Atravesaron el patio, el gobernador saludando de mano a la gente, y junto con el munícipe de Colotepec, José Luis Cabrera, y algunos personajes municipales más, subieron al templete donde previamente el equipo de giras trabajó en revisar hasta las condiciones de los asientos.
El munícipe anfitrión le dio la bienvenida prácticamente con un pliego petitorio: agua, luz, demás infraestructura urbana, proyectos, etc. Después de que hablaron las autoridades municipales, Gabino Cué dirigió su mensaje, primero agradeciendo haber lona, pues cuando fue en campaña no la había. Claro, el sol costeño siempre es inclemente. Luego provocó los aplausos de la gente cuando dijo: “El cambio ya empezó”, ejemplificando con diversas acciones realizadas en sus 109 días de gobierno: Una reforma constitucional que está en revisión por parte del Poder Legislativo y sin modificaciones a su proyecto o con ellas, será “una reforma de avanzada”, pues, según dijo, persigue mayor equilibrio de poderes y frenos a los abusos de poder mediante figuras como el plebiscito, referéndum y revocación de mandato. “Ya no tienen por qué aguantar un gobernante corrupto”, dijo ovacionado y más aún cuando anunció la existencia ya de una ambulancia aérea.
En el contexto de Salud, Cué anunció además que es compromiso de su gobierno que en su sexenio los 570 ayuntamientos de Oaxaca lleguen a tener ambulancia como la que entregaría ese medio día en Colotepec con capacidad para dos pacientes y equipada, conforme lo había explicado previamente Germán Tenorio en un breve mensaje. La ambulancia nuevecita fue puesta cerca del templete. Lo mismo que un tractor color azul que el gobernador, vía apoyo crediticio, entregó a un campesino del lugar y mediante el programa “Salud, campo y educación”. Dentro de sus logros, el mandatario, desde un atril traslúcido, enunció los siete programas asistenciales recién aprobados por la LXI Legislatura estatal; programas, que aunque no vendrán a solucionar la marginación, sí impactan socialmente y generan base social.
A pesar del agobiante calor, la gente lo escuchaba paciente mitigando la sed con botellitas de agua purificada que repartió su equipo. Momento propicio para llamar a la reconciliación a los habitantes de Colotepec respecto de Mixtepec. “No podemos enfrentarnos y poner en riesgo la vida de los demás… Si no hay paz, no hay inversión y no hay progreso….Yo quiero que cierren los ojos por un momento y se imaginen al Oaxaca que queremos”.
Uf, pues queremos un estado donde no haya marchas ni de maestros ni de ningún grupo social; donde los recursos se distribuyan en base a las necesidad de los pueblos y no en base al chantaje de grupos o munícipes; donde no haya tanta pobreza, donde haya desarrollo económico. Pero sobre todo, donde los funcionarios cumplan a cabalidad las instrucciones del gobernador y no enreden los conflictos tratando de llevar agua a su molino personal, terminando por decir “hasta aquí llega el gobierno, ¿he? Porque no queremos problemas”. Y lo peor: Con toda mala intensión pasan informes torcidos o errados al mandatario. Ojalá todos fueran tan atentos como el coordinador de Módulos para el Desarrollo, Gerardo Albino, o como el director Jurídico y de Derechos Humanos, Dagoberto Carreño Gopar.
Desde Colotepec, Gabino Cué deseó éxito al magisterio en su asamblea, mantener la buena relación con su gobierno y la pronta aparición del maestro desaparecido, Carlos René. “Aquí esta su amigo el gobernador”, con esta frase terminó su discurso para enseguida entregar a niños y niñas bicicletas del programa “Ayúdanos a llegar” para trasladarse a la escuela, las llaves del tractor y de la ambulancia.
Vestido con ropa clara, Cué se apeó, entre la gente arremolinada junto a él, hacia el Palacio Municipal donde sostendría una reunión con el Cabildo. Mientras un pequeño grupo de disidentes intentaba acercarse a él, pero la policía se los impidió. Gabino no se percató de ello. De lo contrario quizá habría atendido a tales inconformes, mujeres y hombres que se decían de palabras entre sí reclamándose no haber podido llegar hasta el mandatario. Los disidentes también tienen derecho a ser escuchados, aunque sean priístas o de cualquier otra ideología. El sentir popular es que dejen al gobernador escuchar a todos.
Bernardo Vázquez atendía a unas autoridades en los corredores del palacio. Y para entonces la banda de música cantaba un corrido compuesto para el mandatario que en una de sus estrofas decía: “Gabino ya llegaste, Gabino no nos falles…” En ese momento, nosotros emprendimos el regreso a Huatulco. El mandatario y su comitiva se trasladarían a Puerto Escondido.
*(Colaboración)