Comunicado
21:40 Cuando Gabino Cué –candidato de la coalición Unidos por la Paz y el Progreso, acusa: “Sé que la diputada priísta de este rumbo anda recorriendo municipios, amenazando a las autoridades para que no me reciban”, del auditorio entero brota una lluvia de silbidos dirigidos a quien “quiere seguir enriqueciéndose con la corrupción, porque ella también forma parte de ese gobierno corrupto que se va a ir el próximo cuatro de julio, con el voto de ustedes.”
En decidida alusión al proyecto mezcalero edificado en San Carlos Yautepec, “que ahora es un elefante blanco, que costó más de 130 millones de pesos y no beneficia a nadie, más que a una legisladora bravucona”, el abanderado del PAN, PRD, PT y Convergencia, lanzó su compromiso de “construir con todas y todos los oaxaqueños un gobierno socialmente responsable, un gobierno solidario, progresista y democrático, con un rostro profundamente humano”.
En Tlacolulita -una isla zapoteca en medio de innumerables pueblos chontales, a 25 kilómetros del antiguo emporio marmolero de Magdalena Tequisistlán- la gente emocionada sale a recibir hasta el viejo camino de terracería a su candidato. Los encabeza su presidente municipal (elegido por Usos y costumbres), Conrado Flores, quien le da la bienvenida y se queja: “Pocas veces se da que una persona con tan altos propósitos, como usted, nos visite; no se olvide que nosotros también somos Oaxaca”.
Se cumplen aquí 30 días de campaña por cambiar el presente y futuro de Oaxaca iniciada el pasado 2 de mayo.
Con pétalos de flores, tronido de cohetes, dianas y sones ejecutados por una banda local, los tlacoluliteños saludan efusivamente a Gabino Cué, como hacen también con su presencia: Urbino Martínez, presidente de San Carlos Yautepec; Leandro Flores, agente municipal de San Miguel Acatepec; Patricia Campos, aspirante a la diputación por el Cuarto distrito; y Víctor Hugo Lobo, titular de la Delegación Gustavo A. Madero, del Distrito Federal, quien trae su “mensaje de aliento y esperanza para Oaxaca, ¡porque el futuro va a cambiar con Gabino Cué!”.
Noé Doroteo Castillejos, líder natural de este pueblo, demanda: “No queremos más representantes del gobierno que vengan a gritar y amenazar a nuestras autoridades; queremos dejar atrás un pasado de dolor y olvido, una de cuyas herencias es nuestro camino con décadas en mal estado; queremos un futuro de cambio, ¡que venga la esperanza!”.
Antes de recibir de manos de la niña Luz Mairani López, un mensaje redactado a mano, el candidato ofrece un gobierno que haga de la política social el eje fundamental de su diaria labor; que asegure el abasto de medicinas en los hospitales; que destine una ambulancia para cada uno de los 570 municipios del estado; que entregue al inicio de cada ciclo escolar uniformes y paquetes de útiles escolares al millón 300 mil estudiantes oaxaqueños”.
Las propuestas de Gabino desbordan el entusiasmo a pesar del calorón y rubrican con porras y vivas esta reunión que forma parte de la nueva historia de Oaxaca.
A una cuadra de este local, dos veletas con el Norte extraviado hace décadas, coronan herrumbrosamente las torres de una iglesia que data del siglo diecisiete. Parece que una brisa comienza a moverlas.