Una vez más. Y tantas como sea necesario. Es importantísimo que cuando se den a conocer los nombres de los candidatos a la presidencia de México, de cada partido, y ya en el proceso de elección, cada uno y sus partidos, den a conocer los nombres de quienes integrarán su gabinete en caso de ganar las elecciones.
Esto es así porque si un candidato a la presidencia gana la elección, como es el caso actual de Claudia Sheinbaum que ganó con amplísima mayoría a través de Morena-Verde y Partido del Trabajo, también es cierto que convendría con anticipación conocer a quienes ubicará en puestos de altísima responsabilidad de gobierno por seis años.
Esto podría dar pistas a los votantes de cuál será el tono de su gobierno y quienes son aquellos que responderán “ante la Nación” sobre asuntos de enorme importancia para el país. Y por lo mismo se podría definir el voto de una manera más informada.
O bien, ya que está de moda desde la 4-T y por orden presidencial, que se someta a votación o a consulta popular el gabinete propuesto por cada uno, organizadas por institución electoral autónoma y plural, para saber qué opina la ciudadanía del candidato y su gabinete. Y si es aceptado, o no. Si son aceptados, o no.
Pero mientras son peras o son perones, previo al anuncio de la tercera entrega de lo que será su gabinete, ya antes Sheinbaum había dado a conocer dos bloques de ellos. El primero fue felicitado –con excepción’ de Ebrard, por ejemplo- el tema es que las cosas seguían en la incertidumbre.
El segundo bloque igual. Más o menos, aunque en ambos casos quedaba claro que se insertaba a funcionarios muy cercanos a López Obrador o facturas pendientes que tendrían que pagar. Lo que significa una especie de herencia de gobierno, de continuidad o ‘de otro modo, lo mismo’.
Claudia Sheinbaum dice que está bien así. Que ella sigue fiel a su ideal de continuar la obra de López Obrador en la 4-T, porque ‘trabajará para el pueblo’, y que de ninguna manera ‘marcará su raya’ del actual presidente porque “es un honor estar con Obrador”… Y lo demuestra permitiendo que gran parte de su gabinete de gobierno para el sexenio 24-30 esté conformado por gente que obedece a López Obrador, como ella misma lo hace.
Pero el punto central es que la tercera entrega es sorprendente en la mayoría de los casos:
El caso de Omar García Harfuch estaba cantado. Ya estaba apartada la titularidad de la Seguridad y Protección Ciudadana. Si esto era así, entonces por qué lo envían como Senador plurinominal de Morena si tan sólo rendirá protesta y saldrá de la Cámara Alta en un tris. Es así la feria y su jugada.
La señora Ariadna Montiel no puede estar más cerca de López Obrador. Ha manejado una de las oficinas más jugosas para el presidente desde la secretaría del Bienestar. Los apoyos que se convirtieron en votos salieron de ahí mismísimo.
Lo que se convierte en una de las dos piedras en el zapato de gobierno es el nombramiento de la señora Rosa Icela Rodríguez.
Se ha desempeñado en la administración pública en temas tan disímbolos como coordinadora de Puertos y Marina Mercante de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes; directora del Instituto para la Atención de los Adultos mayores; secretaria de Gobierno en el gobierno de la Ciudad de México con Claudia Sheinbaum y hoy es titular de la Secretaría de Seguridad Pública Ciudadana.
Ahora será secretaria de Gobernación. Ni más ni menos. Una posición de altísimo rango en la que se requiere más que cercanía con el presidente saliente y con la presidenta llegante, conocimiento político, manejo de la operatividad y la gobernabilidad interna del país., sus leyes y autoridad suficiente para manejar la política interna del país en beneficio nacional, en un puesto que es el segundo más importante después del presidente… o presidenta.
Pero lo que si suena inaudito, inverosímil, increíble… es el nombramiento de Mario Delgado, actual presidente de Morena, a la secretaría de Educación Pública: SEP. Otra piedra en el zapato nacional.
¿De veras en ese concepto se tiene a la educación pública en México desde el gobierno de la continuidad? ¿Lo mandan ahí para fortalecer la educación pública en México o para negociar con los sindicatos en tono político? (Ambas cosas muy diferentes),
No muy distinto a la llegada de Leticia Ramírez Anaya a la SEP. Sin experiencia, sin conocimientos en materia de educación, sin fortaleza y hondura intelectual y educativa.
¿Qué ha cambiado o cómo ha mejorado la educación pública básica nacional con ella al frente de la SEP? ¿Hubo un rescate de los niveles educativos y los maestros son los mejores maestros hoy más que ayer? ¿Con ella negoció que el sindicalismo de la educación sea un sindicalismo que protege a maestros para una mejor educación nacional o éste se mueve por intereses políticos y económicos?
Y ahora lo peor: Mario Delgado. ¿Cuál es la filosofía de la educación pública para Mario Delgado? ¿Cuál es su proyecto educativo? ¿Sabe que México tiene un bajísimo nivel en educación básica y problemas de comprensión y de aprendizaje en materias duras? ¿Cómo lo va a solucionar?
Luego de haber tenido algún atisbo en materia educativa en su currículum vitae ¿será un educador en Educación o un político para la manipulación sindical? ¿Los estudiantes mexicanos mejorarán su calidad educativa con la llegada de un político metido a educador?
Lástima: Una secretaría de Educación Pública tan-tan-tan importante para el futuro del país otorgada como premio por los trabajos electorales no siempre transparentes. Y, bueno, eso es: tienen la mayoría pero ¿eso les da la razón en todo? Veremos los resultados.