Pues nada que, como ya viene ocurriendo de un tiempo a esta parte, en lo que se refiere al control de nuestras fronteras –norte y sur- todo parece estar en manos de lo que decida el gobierno de Estados Unidos.
Y muy particularmente a criterio del presidente republicano Donald J. Trump, el mismo que durante su campaña y primeros años de gobierno decía que los mexicanos somos criminales, violadores, grasientos y otras lindezas de este talante en su repudio a nuestro país y a los que aquí nacimos.
Y como dice Blood, sweat and tears, la vida es una ruleta y, de pronto, a la llegada al gobierno mexicano del presidente Andrés Manuel López Obrador todo cambió y el mandatario mexicano es calificado por Trump como “un buen chico”, “un buen amigo”, “un buen hombre”…
La razón puede encontrarse en que desde esta llegada, los caprichos del mandatario estadounidense se han cumplido sin chistar y el muro con México, que Trump tenía prometido a sus electores, se ha cumplido, aunque de otro modo lo mismo; y “será pagado por México”…
Así que cuando llegó el éxodo centroamericano para llegar a EUA a través de territorio mexicano, el gobierno de Trump paro el taco y obligó a México a controlar su frontera sur; ahí apostados, como en secreto, están los agentes estadounidenses mientras que México dispuso de gran parte de la Guardia Nacional para resguardar el acceso ya más complicado para los peregrinos del sur. Y luego la frontera norte. Trump presume que México asignó una guardia de 26 mil hombres: Un muro.
Y más: decidió el gobierno de Trump que mientras se deciden las solicitudes de asilo en su país, los migrantes latinos deberán permanecer en territorio mexicano a la espera, con cargo a la cuenta de los mexicanos –nosotros–, y a los que se les daría atención en salud, educación y acaso trabajo… Y todo cumplido por México. Así que nuestro gobierno está compuesto de ‘buenos chicos’…
Como fue la decisión de cambiar aquel famoso TLCAN que tenía firmado México con Estados Unidos y Canadá, fue re-hecho a capricho del señor Trump y aceptado por nuestro país, incluyendo cláusulas de supervisión en el tema laboral y otras de exclusión que están en la letra chiquita.
Si bien las negociaciones de este cambio ocurrieron durante el gobierno de Peña, fue con el gobierno actual que se aceptaron las cláusulas de manoseo a temas mexicanos en lo que participó el ahora inexistente Jesús Seade Kuri, quien es subsecretario para América del Norte de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) de México, desde el primero de diciembre de 2018 y quien prácticamente radica ya en Hong Kong.
Y así otros temas, como el de seguridad, como el de comercio exterior, como el de los famosos aranceles-amenaza… como el del crimen organizado: cada vez más, México entrega a presuntos delincuentes mexicano a la justicia estadounidense.
Por eso no extraña que a pesar de la insistencia del canciller Marcelo Ebrard de que la frontera de Estados Unidos con México no se cerraría, y que lo dijo el viernes 20 de marzo temprano en el Palacio Nacional durante “La mañanera”, unas horas después en conferencia de prensa, el presidente Trump, el secretario de Estado Mike Pompeo y el secretario de Estado para la Seguridad Nacional de EUA, Chad Wolf, anunciaron lo que parecía inminente días antes cuando se cruzaron llamadas Pompeo y Ebrard: el cierre parcial de la frontera.
Así que Trump anunció que “por acuerdo con México” se cerraría la frontera entre México y Estados Unidos de forma selectiva, pero cierta: sólo pasarán a aquel país quienes trabajen en asuntos de relevancia y los intercambios comerciales. Nada de turismo, compras, indocumentados y todo aquellos ajenos a lo establecido.
Y más: El mismo Trump anunció que “según acuerdo con México, éste país –México- suspenderá la llegada de vuelos de Europa y Asia a territorio mexicano, toda vez que es en estos vuelos en los que vienen personas con Coronavirus….”
El gobierno mexicano dice que no hubo tal acuerdo. Se refiere a lo de los aviones, aunque en lo relativo al cierre parcial de la frontera sí ocurrió, aunque utilizando la histórica retórica del político mexicano: ‘nada más es tantito’.
Por supuesto a Trump le importa la salud de sus ciudadanos y su impacto electoral. En México, como la canción de Piero: “se camina lento” en esto de cuidar a los mexicanos y en eso de garantizar su salud y su vida. El presidente mismo dijo el viernes que si alguien considera que tiene los síntomas del Coronavirus deberá permanecer en su casa y que ahí será atendido, pero también insiste-insiste-insiste en que “no exageremos” con esto del Coronavirus.
Mala operación de los resguardos para evitar el Coronavirus; malas decisiones y tardías pues los aeropuertos estuvieron de puertas abiertas en momentos críticos con gente que podría llegar contaminada y con casi nula protección para todos. Pero lo dice el presidente: la solución la tienen los científicos, ergo: Hugo López-Gatell Ramírez, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud y su equipo de trabajo.
No han sido pocos los reproches a este equipo de trabajo por la lentitud con la que toman el asunto de la Pandemia –declarada así por la Organización Mundial de la Salud-. Reproches que provienen incluso del extranjero y más recientemente de un grupo de científicos con el Premio Nacional de Ciencia, quienes urgen que se tome con rigor este tema tan peligroso.
Pero, bueno: el eje central es que de nueva cuenta es el gobierno de Estados Unidos el que toma las decisiones de lo que México habrá de hacer. Y por eso mismo “es un gobierno mexicano de buenos chicos”… ¿Será? ¿Buenos chicos para quién? ¿Para los mexicanos?…