El imaginario de Francisco Toledo (Juchitán, Oaxaca, 1940), motivado por la literatura fantástica, se materializa en una serie de grabados producidos en técnicas como aguatinta y aguafuerte, con las que el artista hace una reinterpretación de historias como La liebre y la tortuga y El lobo y la cigüeña.
Un total de 78 de estas estampas originales se exhiben por primera vez en el Museo Nacional de la Estampa (Munae), luego de itinerar por el Museo de Aguascalientes y el Taller Erasto Cortés de Puebla; junto con una cuarentena de placas de zinc y cobre que el artista utilizó para los grabados.
Con el título De Fábula. Francisco Toledo. Obra reciente, la muestra es un repaso por el proceso creativo de Toledo en la gráfica durante los últimos meses, pues si bien no es la única disciplina que ha desarrollado, en cierta medida es la que más representa la imaginación del artista a partir de su zoología fantástica, opinó Santiago Pérez Garcí, director del museo.
“Toledo recupera la idea del cuento, de otros géneros literarios con sentido didáctico, con una moraleja, no sólo en Esopo sino en otros autores e incluso de cuentos indígenas que tienen este sentido de enseñanza didáctica”, comentó Pérez Garcí al presentar la exhibición.
Los grabados tienen su origen en el proyecto de ilustración que hizo Toledo el año pasado para la edición facsimilar de Las fábulas de Esopo, que el editor e impresor Juan Pascoe hizo a partir de la que sería la primera impresión en México de esta publicación, la cual data de 1849. La carpeta, editada por Pascoe e Isabel Grañén Porrúa, de sólo 50 ejemplares se tradujo al zapoteco e ixcalteco para llevar a las comunidades indígenas de Oaxaca.
A partir de este ejercicio de trasladar una narración literaria a la imagen, el artista retomó otras fábulas para ilustrar con los animales de su zoología fantástica, incluso con referentes de su imaginario erótico. “No es una ilustración textual, más bien recrea un imaginario que se basa en el texto pero tiene mucho de la inventiva del artista; el texto es un punto de partida para una creación ilusoria”.
Entonces los leones, ranas, cigüeñas, serpientes, zorros y lobos que bien se conocen como propios de la fantasía de Toledo, en esta ocasión hacen de gráfica visual de las leyendas El Calvo y la mosca, La serpiente y la lima, La liebre y la tortuga, El parto de los montes, El anciano y la muerte, y otras.
“Toledo a partir de su trabajo sobre Esopo comprendió la importancia de la narrativa oral con un sentido didáctico que es el sentido de la fábula, y que ha tenido una trasmisión a través de las generaciones. Se incluye una serie de obras que Toledo ha realizado en los últimos meses ya no sólo respecto a las Fábulas de Esopo, sino a otras que abarcan hasta Monterroso”.
No es la primera vez que el también pintor, escultor y ceramista trabaja a partir de un texto literario; lo hizo con El manual de zoología fantástica, de Jorge Luis Borges e Informe para una academia, de Kafka.
Con la intención de mostrar parte del proceso creativo de Toledo, se exhiben las placas de zinc y cobre junto al grabado terminado; en algunos casos, se puede observar incluso los cambios que el artista realizó directo en la plancha, señaló Pérez Garcí.
De manera simultánea, se presentan 23 carteles hechos por Toledo para celebrar el 25 aniversario del Instituto de las Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO) en 2013. Mis quince libros favoritos del IAGO muestra la interpretación del artista sobre publicaciones como La Divina Comedia de William Blake oCreator of the universe de Adolf
Wölfli.
Excelsior