Tras casi 18 años, cuando François Mitterrand llegó a la presidencia de Francia, la izquierda parece resurgir y amenaza con tomarse el Palacio de Elíseo de la mano de François Hollande, que en la primera vuelta obtuvo una victoria parcial al ganar un 28,6% de los votos, mientras que el actual presidente-candidato, Nicolás Sarkozy, se llevó un 27,1%.
Según la encuesta publicada por la revista Paris Match, Hollande encabeza la intención de voto con un respaldo del 52% frente al 48% que suma el actual presidente Sarkozy, mientras que otros cuatro sondeos también le dan ventaja al socialista François Hollande con un 53,5% y ubican a Sarkozy con el 47,5% en la intención de voto de los franceses.
La estrecha diferencia en las encuestas preocupa a los candidatos y deja abierta la incógnita a pocas horas de que se realice la segunda vuelta presidencial en Francia.
Mientras el presidente Sarkozy insiste en afirmar que nada está dicho aún y que el destino de la jefatura del Estado se juega este domingo seis de mayo “en el filo de la navaja”, aludiendo a la estrecha diferencia en la intención de voto.
“Hay una diferencia entre François Hollande y yo, y es que él no tiene el peso del país sobre sus espaldas. ¿Cree usted que yo, como presidente de la República, del G20, del G8, podía meter a Francia en campaña electoral durante un año?. Era absolutamente imposible. Tengo un deber de Estado”, dijo el actual mandatario.
Por su parte, Hollande afirmó que la izquierda “sabe gobernar y lo ha demostrado” y mostrándose confiado en que será el próximo anfitrión del Palacio de Elíseo, afirmó que dirá el nombre del primer ministro después de las elecciones.
Lo cierto es que esta segunda vuelta presidencial está permeada por una grave crisis económica que afecta a la región, una cada vez más evidente tensión xenófoba y algunos brotes de terrorismo como el atentado en la ciudad de Toulouse, que pone en entredicho la seguridad.
Por eso este domingo, al elegir, los franceses deberán jugarse su futuro en la escena ecopolítica regional y mundial, y para hacerlo tienen la opción de resucitar al deprimido socialismo o mantener el rumbo trazado por el conservatismo.
Agencias