El perro podrá ser el mejor amigo del hombre, pero también es un extraordinario compañero de trabajo. No importa si están guiando a una persona ciega o rastreando explosivos, los perros pueden ser eficientes y minuciosos en sus tareas. Sin embargo, la tecnología está abriendo un nuevo vector de comunicación entre el perro y su dueño, y la clave para ello es Google Glass. En el Instituto de Tecnología de Georgia han comenzado el desarrollo del sistema FIDO, cuyos sensores permitirán a un perro transmitir su situación actual al entrenador en forma remota.
Algunas personas alcanzan un nivel de comunicación muy especial con sus perros. Sólo basta con un gesto o un cambio en su expresión para saber qué está bien, y qué necesita atención. Este lazo tiende a ser aún más estrecho entre los perros que han sido entrenados para cumplir con tareas específicas. Son muchos los casos en los que la calidad de vida de una persona puede aumentar drásticamente con un perro cerca, pero no hay que olvidar su habilidad a la hora de detectar determinadas sustancias, o de alertar cuando hay alguien herido en las cercanías. La comunicación entre perro y entrenador es casi constante, sin embargo, ¿cómo podría mejorarse? ¿De qué forma sería posible aplicar la tecnología para que el vínculo sea aún más completo? Tal vez suene extraño, pero el dispositivo Glass tiene un importante rol aquí. Ahora, no hay que imaginar al perro con un headset en la cabeza, sino que se trata un arnés especial, equipado con sensores.
Se trata del proyecto FIDO, siglas para “Facilitating Interactions for Dogs with Occupations”. En esta iniciativa participan la profesora Melody Jackson del Instituto de Tecnología de Georgia, el investigador Clint Zeagler, y Thad Starner, administrador técnico principal en el proyecto Glass. La profesora Jackson, con dieciocho años de experiencia en el entrenamiento de perros, explica que a través de FIDO, un perro puede activar sensores asociados a comandos verbales, los cuales son recibidos por el entrenador con un dispositivo Glass o un auricular. Las pruebas iniciales se llevaron a cabo sobre hardware Arduino, utilizando cuatro sensores a los que cada perro (tres en total) podía morder, dar un tirón, o colocar su boca cerca para activarlo. De acuerdo a Jackson, los tres perros aprendieron rápidamente a diferenciar y activar los sensores. Además de transmitir alertas específicas, dispositivos futuros podrían ayudar a determinar si un perro requiere salir, o si tiene hambre, entre otras cosas.
Agencias