Sin duda el presidente Felipe Calderón Hinojosa es uno de los protagonistas más importantes de la elección presidencial del 2012, esto a pesar de que la Ley limite la conducta de los presidentes durante el período electoral, e incluso suponiendo que hubiera acatado con todo detalle las restricciones legales impuestas a su persona en razón de su encargo, porque a final de cuentas las acciones que lo convierten en protagonista fueron anteriores al año 2012, pero incidieron definitivamente en las elecciones de ese año.
A diferencia de todos los restantes protagonistas, Felipe Calderón nació en pañales políticos, incluso dicen que antes de decir “mamá” dijo “PAN”, pero no vamos a detenernos en los detalles simpatiquísimos de su infancia, pero desde esa etapa de su vida fue determinante la influencia de su padre, Don Luís Calderón Vega, uno de los fundadores del Partido Acción Nacional, un abogado y un ciudadano firmemente convencido de la exigencia de democracia, equidad, justicia, libertad y dignidad para México, provenía del estado de “tata Vasco (de Quiroga)” y su formación humanista, cristiana, comprometida y generosa fue uno de los rasgos que lo caracterizaron como un valiente Muy joven Felipe calderón fue llevado a la ciudad de México, donde además de la visión política idealista de su padre, se adentró en las entrañas de una visión pragmática, tuvo el arrojo de seguir en el PAN, cuando su padre rompió con el partido por razones de estricta diferencia ética, Calderón se sumó al grupo de panistas que desde el partido consideraron a Luis Calderón un radical. Se convirtió en parte del mobiliario del partido, recibía a los visitantes, era secretario y mil usos del PAN, conoció a todos los líderes, era querido y respetado por el recuerdo de su padre, quien a pesar de todo siempre fue y es reconocido como uno de los panistas ejemplares.
Si Felipe Calderón estuvo lealmente en el partido durante las “vacas flacas” también estuvo cuando el partido aceptó las participaciones económicas del gobierno establecidas en la ley, entonces también estuvo cuando llegaron las “vacas gordas”, siempre fue disciplinado y reservado, estudió su carrera de abogado, en la Escuela Libre de Derecho donde conoció a su amor platónico, Purificación Carpinteyro quien para su desgracia ni en el mundo lo hacía, en esa época juvenil estuvo junto a los liderazgos históricos del PAN, en 1988 ganó por su distrito una curul en la Asamblea del Distrito Federal, fue candidato al mismo tiempo que Manuel Clouthier, no era una personalidad brillante, pero era empecinado y memorioso, se dice que guardaba celosamente una libreta donde anotaba el nombre del autor de cada uno de los agravios que recibía, su personalidad tenía desde entonces un matiz dominante, el de la desconfianza y la revancha.
En el PAN descubrió, primero como secretario de Acción Juvenil y después como Secretario de Estudios del partido, que al mismo tiempo que había un núcleo de militantes idealistas, también había otro mucho mayor de escaladores que buscaban candidaturas para los puestos donde seguramente el PAN ganaría o que buscaban recomendaciones y privilegios de todo tipo, conoció a otros que se enquistaban en el partido, el cual a partir de 1989 estaba pletórico de recursos, de dinero, de poder, también presenció la escisión de Pablo Emilio Madero, esta oportunidad enorme de conocer al partido en su momento de expansión y de tener trato directo con toda la militancia, lo convirtió inevitablemente en un dirigente poderoso e influyente.
La primera labor relevante de Felipe Calderón fue la de la formación del padrón y otras funciones que desempeñó en el partido al mismo tiempo que era asambleísta y después diputado federal, fue durante estos años que llegó a la dirigencia nacional del partido Carlos Castillo Peraza, su protector, quien lo nombró Secretario General, una función tan importante que le abría las puertas a la dirigencia nacional una vez que concluyera el termino de Castillo Peraza, quien era un escritor, un hombre de ideas, un filósofo, un gran polemista y notable orador, en suma una personalidad arrolladora, esta relación hizo suponer a todo mundo que Felipe Calderón era una personalidad similar a la del ilustre pensador.
El año 1993 fue muy importante en la vida de nuestro héroe, pues fue cuando se casó con Margarita Zavala, joven proveniente de una familia panista, el enlace fortaleció a Felipe Calderón pues en su matrimonio ella siempre tuvo comprensión para sus desvelos políticos, pues incluso fueron compartidos, con el tiempo, Felipe daría a su parentela política todo tipo de candidaturas amarradas y de dirigencias, probando ser una persona con altas miras familiares.
En 1996 fue electo por el Consejo Nacional como Presidente nacional del PAN, para lograrlo invitó a Ernesto Ruffo Appel el primer gobernador panista, para que lo acompañara como Secretario General, pero este, después de aceptar la propuesta y de iniciar la campaña sin contendientes, decidió dejar a un lado a Felipe Calderón y lanzarse por su propia cuenta, lo cual al principio se consideró el final de la carrera de Felipe Calderón, pues se enfrentaba a un personaje histórico para el PAN, incluso de talla internacional, pero conocedor de las debilidades de Ruffo pidió a los consejeros, como regla especial para la elección, que cada uno de ellos se entrevistara con cada candidato al menos en dos ocasiones y en momentos distintos. Con esta estrategia Felipe Calderón logró que Ernesto Ruffo fuera realmente conocido por cada uno de los consejeros nacionales y con ello les bastó para comprender que el ex gobernador sería un pésimo dirigente nacional, pues sus limitaciones eran terribles, tan inculto como una papa y tan vanidoso como una vedette, así de manera limpia y magistral logró ganar una elección vital, que en principio todos consideraron perdida.
No solo Ernesto Ruffo Appel tenía sus debilidades, también el propio Felipe Calderón tenía otras, por ello y por el inmenso aprecio que le deparaba Carlos Castillo Peraza fue que le envío a su pupilo una carta en la que le sugiere ciertas modificaciones en su carácter, fue una misiva llena de aprecio y de respeto, pero también de sabiduría y de honestidad ante una persona con una gran responsabilidad, aquí el texto íntegro:
México, D.F., 8 de mayo de 1996
Querido Felipe:
Para mí es mucho más sencillo expresarme por escrito. Por eso lo haré así, poco antes de ausentarme por unos 22 días, lo que nos dará al uno y al otro tiempo para pensar en lo escrito y en lo -espero- leído.
Me preocupó sobremanera un par de expresiones utilizadas por ti durante nuestra más reciente conversación en tu oficina provisional. La primera fue: “Si no me meto, no me hacen caso”; la segunda: “No he encontrado mi alter ego”.
Creo que las realidades que expresan esas dos frases tuyas están emparentadas. Trataré de explicarme, comenzando por la segunda.
¿Por qué no encuentra un jefe a ese alter ego? Creo que porque para que haya un “otro yo”, varios “otro yo” el jefe debe hacerle saber y sentir a sus subalternos que, en efecto, son “yo”, es decir, darles toda su confianza. El subalterno debe saber que el jefe depende totalmente de él porque lo considera capaz de hacer las cosas bien, tal como el jefe mismo las haría. Debe saber que el jefe pone en sus manos su nombre, su fama, su prestigio, su capacidad e incluso su liderazgo. Debe sentir que lo que él hace lo está haciendo el jefe, y que el jefe responderá por él si se equivoca. Debe sentir que en lo que su jefe le encomienda el jefe es él, esto es, el alter de ese ego. Pero esto implica que el jefe deje su ego en ese alter. Y que lo deje en serio: en lo que se le encarga, el alter tiene que estar seguro de que él es “el perro de adelante”; y que el jefe no se pondrá ni antes ni al lado de él, sino detrás; que el jefe lo seguirá en lo que le puso en las manos; que leerá lo que le encomendó escribirle; que se sentará donde decida el alter al que le encomendó diseñar el presidium; que sólo cuando el subalterno le diga que “esto debe resolverlo usted”, debe tomar el asunto en sus manos de jefe, etc.
Nadie se sentirá tu “otro yo” si le revisas todo, si le sospechas todo, si le desconfías, si acabas haciendo las cosas tú. Así nunca encontrarás todos los alter ego que hoy necesita un presidente del PAN. Y te ahogará el trabajo. Y sabrás todo, pero no presidirás. Y tendrás a tu gente en el temor, en la disciplina pero no en el entusiasmo ni en la creatividad. Y… tendrás que meterte en todo para que te hagan caso, porque tú no les haces caso a tus subalternos, y ellos saben que no cuentan, que tienen que esperar a que tú decidas, que les vas a cambiar las órdenes sobre la marcha, que no los consideras responsables.
Tu naturaleza, tu temperamento es ser desconfiado hasta de tu sombra. Si te dejas llevar por ése, entonces no te asustes de no contar ni con tu sombra: ella misma se dará cuenta que es sombra, pero que no es tuya; será sombra para sí, no contigo, no tuya. Dile al perro de adelante de cada uno de los trineos de tu flotilla que él es el único que ve un horizonte distinto. Tú tendrás así la mirada de todos los horizontes; no tendrás que verle las patas a todos, ni las correas a todos: serás el Can Mayor, vigía de todos los horizontes y patrón de todos los trineos. Presidirás: estarás sentado arriba. Desde allí, vigila y exige con suavidad; carga sobre ti los errores de ellos. Acertarás con ellos. El riesgo es que todas las fallas se te carguen a ti. La oportunidad es que los aciertos serán todos tuyos. Pero con este proceder, lograrás que tus subalternos serán tuyos contigo: no envidiarán tus medallas porque las sabrán de ellos; no te cargarán sus tropiezos porque los sabrán suyos. Serán uno. Crecerá el partido con el crecimiento de sus dirigentes. Serás su líder, la cabeza del cuerpo que sabrán y sentirán suyo; te sabrán su cabeza. Y esto es importante porque nadie te niega que eres cabeza y que tienes cabeza. Yo menos que nadie.
Diles qué quieres y para cuándo. No les digas ni te metas en el cómo y confía; corre el riesgo de confiar. Puedes hacerlo, porque en torno de ti no hay gente de mala voluntad y tampoco retrasados mentales. Sólo personas que tienen derecho a la oportunidad de ser ellas, de pensar por sí mismas, de correr el riesgo de equivocarse, de agradecer la oportunidad de acertar. Estoy seguro de que acertarán más veces de lo que imaginas. “A los hijos dice un refrán japonés hay que darles sólo dos cosas: raíces y alas”. Gibrán añade: “Nuestros hijos son flechas, nosotros somos arqueros. Nuestra responsabilidad es darles la tensión de la buena madera y la buena cuerda y el buen músculo, no hacerles el vuelo”.
Perdona la intromisión. Un abrazo. Me voy con mi hijo mayor a Alemania. Voy a darle la última entrega de raíces, antes de que parta a volar con sus alas en octubre, cuando cumplirá dieciocho años. Espero tensar bien la cuerda por vez postrera, antes de soltarla para que parta esa amada flecha, ya sola en pos de su propia trayectoria y en busca de su propio blanco.
Hasta pronto, Jefe
Carlos Castillo Peraza
La gestión de Felipe Calderón coincidió con la etapa de mayor crecimiento del partido, se ganaron todo tipo de puestos y el PAN se transformó en un partido con organizaciones profesionales en todo el país, se multiplicaron los recursos de todo tipo, pero no pudo reelegirse como jefe nacional, tuvo que volver a la cámara de diputados a la LVIII legislatura federal, donde conocería a José Francisco Blake Mora y ambos intentarían infructuosamente llevar tras las rejas a Romero Deschamps, el corrupto líder del sindicato de PEMEX, fueron tres años en los que comprendió que la presidencia de la república estaba a su alcance, después como Secretario de Energía completó el cuadro de sus aliados con Mouriño y César Nava a quien desde luego ya conocía dentro del PAN.
Vicente Fox como presidente de la república hizo caso omiso del PAN, formó su gabinete auxiliado de alguna empresa de “headhunters” y debido a su perfecta estupidez, fue incapaz de preever lo que ocurriría en lo más importante, el PAN, a mediados de su administración cuando finalmente comprendió que sus secretarios de estado eran otros pelmazos y de que estaba quedándose solo, decidió atraer a los panistas, pero esto ya era imposible, la aversión a su persona y a su familia política, como a sus aliados lo habían dejado como el enemigo ideal para ganar la candidatura interna del PAN para la presidencia de la República, entonces Felipe Calderón ya era un hombre endurecido y prefirió recurrir a sus juveniles aliados, porque no aceptaría que nadie tuviera una personalidad que compitiera con él o que le dijera “no”.
Venció a Santiago Creel Miranda el favorito del presidente Vicente Fox y de la dirigencia nacional, entonces encabezada por Manuel Espino Barrientos, en realidad la victoria al interior del PAN no fue muy complicada, en ese momento fuera de Espino el mejor referente de panista era sin duda Felipe Calderón, los panistas celebraron esta elección a su manera, democráticamente, por fin después de tantas desilusiones y sorpresas con los candidatos de última hora, Calderón representaba al panista total, por los cuatro costados, además la dispendiosa generosidad de Creel con Televisa en cuanto a casinos lo fijaron en la imaginación panista como otro corrupto trepador, la victoria interna de Felipe fue apabullante y colmó de esperanzas a los panistas de nuevo y viejo cuño.
Ya en la campaña contra los candidatos del PRI y del PRD la tarea se antojaba compleja, se dudaba de la capacidad de Calderón para llegar a acuerdos con fuerzas económicas interesadas en el resultado de la elección, se dudaba que la personalidad de Calderón rivalizara con la de sus contendientes, se dudaba de su astucia en el debate, se dudaba de todo, pero en todo Felipe Calderón demostró su superioridad, por primera ocasión un panista hizo frente a Andrés Manuel López Obrador y lo dejó tendido en la lona, a Roberto Madrazo lo sorprendió y lo sobrepasó como si fuera una carrera de velocidad, nunca pudo reponerse, en el primer debate, se sirvió con la cuchara grande, hizo que el público simpatizara con él al mostrarse tolerante con la candidata del PSD Patricia Mercado y con Roberto Campa el candidato del PANAL, su estrategia con Televisa le rindió frutos hasta bien entrado su gobierno y supo atraer el apoyo de los empresarios, además capitalizó inteligentemente las sutiles debilidades de López Obrador, jugo limpio y jugó sucio, tiró la piedra pero no escondió la mano, a final de cuentas ganó con un estrecho margen, el cual defendió como si fuera un león, el candidato del PRD se había desplomado de una preferencia inicial abrumadora del 17% hasta perder con .56% del total de votos de la elección.
El período entre la elección y la reforma política del 2007 fue muy duro, López Obrador denunció ante el mundo ser la víctima de un fraude orquestado por los poderes fácticos, por el IFE en connivencia con Felipe Calderón, acusó al “PRIAN” e intentó impedir la toma de posesión del nuevo presidente, también intentó de aislarlo internacionalmente y por último se proclamó “presidente legítimo”, sin duda hizo de todo y todo lo hizo con gran empeño y convicción, pero simplemente no pudo, Felipe Calderón era una muralla, le salió a cada paso y en cada pasó le doblegó. La reforma política del 2007 fue la puntilla para el enjundioso tabasqueño, pues a partir de ese momento el PRD y el presidente establecieron términos ideales de trato para Felipe Calderón y para la dirigencia perredista, ideales para todos pero fulminantes para Andrés Manuel López Obrador. El PRD nunca le dijo que no, pero nunca le dijo cuándo y menos cómo.
Una vez que los riesgos para Felipe Calderón como presidente de México se disiparon, entonces de inmediato volteó los ojos hacia su verdadero amor, el Partido Acción Nacional, por varias razones el entonces dirigente nacional Manuel Espino Barrientos se encontraba en la libreta de “taches” de Felipe Calderón, siempre fue cuestión de oportunidad, pues hiciera lo que hiciera Espino su destino ya estaba marcado y en diciembre del mismo 2007 fue obligado a presentar su renuncia, Calderón esperaba que se defendiera pero ni siquiera lo intentó, puso en ese puesto a Germán Martínez Cazares, para entonces ya era dueño del Consejo Nacional, fue entonces cuando surgió Felipe Calderón el “ideólogo”, su ideología para sorpresa de todos, no tenía nada que ver con el PAN, por el contrario, era ferozmente anti panista.
Al principio nadie percibió lo que ocurriría, la primera sorpresa fue que las nuevas regulaciones entre ellas la de las “precandidaturas” imponía silencios ominosos a los panistas y la imposibilidad de proponer el país que se quería, so pena de ser descalificados como candidatos, esto a la postre enfermó al PAN con una anemia fatal, pero le permitió a Germán Martínez o mejor dicho a Felipe Calderón, cobrarse todas las ofensas recibidas y que hasta ese momento permanecían impunes, después en el 2009 impuso, a “dedazo” limpio, como candidatos a diputados a más de doscientos candidatos a diputados uninominales, de 300 posibles, es decir que practicamente asesinó la herencia democrática interna del PAN, pero no se detuvo con eso, desde el 2009 y hasta el 2012 estuvo imponiendo candidatos e intentando impedir las elecciones internas democráticas que eran la esencia del partido.
Antes del 2009, el PAN era el partido cuyos militantes tenían el menor número de impugnaciones ante los tribunales electorales contra sus procesos internos, a final de cuentas siendo democráticos eran aceptados por todos en una tradición civilizada y excepcional en la historia de este pobre país, a partir de ese infausto año, el PAN es el partido cuyos militantes mas repetidamente se inconforman ante los tribunales electorales contra las prácticas antidemocráticas de la dirigencia nacional, lo que antes fuera un legítimo orgullo panista, ahora es un feo baldón.
Toda su vida dentro del PAN, le enseñó a Felipe Calderón que los panistas son tan débiles y dúctiles como cualquier militante de otro partido, él por increíble que parezca es el imitador mas fiel de Plutarco Elías Calles quien fundara al PRI como un órgano dependiente de un caudillo, antidemocrático, pandilleril, insensible y autoritario, a esa imagen y con esa semejanza se esforzó Calderón por deformar al PAN, lo quería un partido disciplinado a su mando, ordenado por el sometimiento a su caudillaje, unido en torno a sus designios, como todos los caudillos del presente y de nuestro pasado cree con absoluta devoción, que los panistas, como los priistas y los perredistas, son una misma estirpe de personas que no pueden gobernarse en la Democracia, y es claro que de nada le sirvieron las palabras de Carlos Castillo Peraza y pero aún, de nada le sirvió el ejemplo de su padre.
Para las elecciones del 2012, Felipe Calderón logró que el partido estuviera empobrecido y enanizado como nunca lo estuvo, las medidas contra los panistas que quisieran ser candidatos funcionaron, todos los candidatos eran del círculo cercano al presidente de la república, excepto Santiago Creel que había sido su contendiente hace seis años y al que quería de candidato patiño, pues el desprestigio de Creel en el PAN es abrumante, salvo en lo que queda de la pandilla de Espino y Fox dentro del PAN, las restantes candidaturas eran la de dos de sus ex empleados, Ernesto Cordero su favorito, un sujeto que nunca antes participó en el PAN, que nunca antes movió un dedo por la democracia y que vivió ajeno a toda preocupación por México hasta que conoció a Felipe Calderón, entonces le llegaron del cielo las chambas que le dio su nuevo amigo y de ahí, Felipe Calderón lo hizo su candidato a la presidencia, simplemente porque no tenía ninguna relación con el PAN del pasado, porque era parte de la nueva estirpe panista-calderonísta, un panista cuya única referencia doctrinal es el propio Felipe Calderón, un tipo que no escribe, que no idealiza, que simplemente es una máquina de números -es actuario de profesión- y que hace todo tipo de estupideces, es un imbécil natural. La otra candidata fue Josefina Vázquez Mota, una expositora de pláticas de superación profesional que impactó al analfabeta de Vicente Fox y este la hizo diputada “pluri” en el 2000 y de ahí en adelante siguió con su afortunada “carrera política” en las cortes de Vicente y de Felipe.
Otra vez, como en el 2006, los panistas se sentían ofendidos por el presidente de la república que al final se mostró a plenitud: indiferente a los derechos legítimos de los panistas, calculador y pandillero, adicto solo a sus amigos y anti demócrata consumado, esto sin hablar de los feos defectos personales como la cólera con que trata a su más cercanos o a los que considera sus lacayos, la irracionalidad pues pide frecuentemente lo imposible a sabiendas de que no se lograra y entonces acusa a los desafortunados de ineptos, vanidoso pues se pone a si mismo de ejemplo de perfección y éxito, para colmo ya se empezaban a filtrar las sospechas de negocios sucios con los casinos desde gobernación, SCT, PEMEX y la CFE, el caso es que los panistas quedamos entre dos opciones para llorar, y la opción fue escoger la que menos pareciera del gusto de Felipe Calderón, esa opción fue la de Josefina Vázquez Mota. En realidad esta fue su primera derrota, pues los pobres resultados electorales del PAN hasta antes de 2012 no eran una derrota para Felipe, acaso lo eran para el PAN pero no para Felipe Calderón quien se liberó de los panistas idealistas y de cualquiera que pudiera objetarlo o hacerle frente dentro del PAN o dentro del CEN, pues Gustavo Madero sin ser uno de sus “niños” incondicionales, lo dejaba hacer y deshacer.
Para el PAN la candidatura de Josefina Vázquez Mota fue un desastre, en realidad no tenía el perfil para ser candidata por elección popular, sus habilidades sobresalientes son para las cortes, pero no para la tribuna, es una maestra consumada en el arte de la tenebra cortesana, pero es incapaz de afrontar un debate político como el que era necesario para ganar la presidencia, nada tiene en comparación a otros excandidatos del PAN como Diego Fernández, Vicente Fox o incluso como Felipe Calderón, perdió porque hubiera perdido contra cualquier otro candidato, tampoco acertó con el mensaje que los panistas deseabamos escuchar, ni supo atraer a los adversarios perredistas de Andrés Manuel López Obrador, ni siquiera golpeó la puerta del PRI para ganar votos entre los inconformes , se fue a la campaña con sus amigos que tampoco eran fruto de una verdadera vivencia político electoral, también eran maestros en la artes cortesanas, expertos en arrastrarse pero no en las de la guerra política.
Como presidente de la república la mayor ambición de Felipe Calderón fue apoderarse del PAN, esto sería algo más perdurable que una presidencia, con más desafíos pero con mayores posibilidades de soluciones imaginativas, a fin de cuentas un presidente de la república es simplemente una figura decorativa, un inaugurador de lujo de eventos de todo tipo, de oficinas de lujo, pero no es un combatiente. Felipe Calderón empezó a aburrirse cuando despachó a Andrés Manuel López Obrador, a partir de ese momento todo fue tedio en el gobierno, excepto en el PAN donde todo estaba que ardía, por ello lo intentó todo para tomarlo como si fuera una fortaleza enemiga y lo hubiera logrado, sino fuera porque el PAN no es el PRI y porque hubo quienes lo descubrieron y lo dejaron ahogarse solo, por otra parte, Felipe Calderón fue incomprendido hasta por sus servidores, lacayos y aliados, y por si fuera poco tampoco hubo quienes estuvieran a la altura de semejante y colosal empresa.
Tarde comprendió que había dejado de ser el líder absoluto que quiso ser, sus aliados en cuanto quedaron fuera de las listas beneficiadas con curules en la última elección lo abandonaron, la refundación del partido que propuso para apropiarse de él no llegó a ninguna parte, se tuvo que conformar con la Fundación Rafael Preciado Hernández para colocar en ella a sus parciales, su corazoncito vengativo dejó fuera de la comisión de comunicaciones del senado a su lacayo Javier Corral, en Baja California intenta dar su último “dedazo” para favorecer a Gastón Luken, otro de sus insípidos amigos y aspirante a ser tentado por el dedo presidencial, aunque agonice.
Hay que admitir que Felipe Calderón es un combatiente en toda la línea y hasta en la derrota total, logró corromper al PAN, corrompiendo a miles de panistas en una de las agresiones más crueles y exitosas contra el partido, fundado entre otros, por su padre. Sin duda es un fratricida político en todo sentido, no solo por la imagen paterna traicionada, sino por ser el PAN el hogar en que nació, vivió, creció, amó y prosperó, a pesar de ello intentó asesinarlo con las armas y métodos del adversario, dedazos, imposiciones, autoritarismo, irracionalidad, simulación, esto no es cualquier cosa, es una ofensa enorme, digna de una tragedia griega, contra una institución llena de dignidad y de limpieza, tan grande es el agravio que al mismo tiempo que repugna, cautiva.