A lo largo de los años hemos aprendido a cuestionar la ética de nuestras autoridades. Durante el tiempo de los gobiernos priístas, era muy difícil que alguien pudiera criticar la conducta de esos personajes. Tal vez, con la llegada de Vicente Fox, comenzó la apertura crítica hacia los funcionarios públicos. A partir de entonces se abrió un poco más la libertad. La libertad de expresión. Libertad de opinión. Libertad de culto. Libertad de elección. Libertad de decisión.
No es lo mismo esa libertad que consiste en elegir dentro de lo posible, que la libertad donde a base de trancazos se consigue lo que uno quiere.
Hago esta referencia por el señor Luis de Guadalupe Martínez Ramírez, Presidente Municipal de Huajuapan de León, quien se propuso ganar la elección de ese municipio, por segunda ocasión a como diera lugar. La ciudadanía se hace hoy varias preguntas: ¿Por qué repitió como presidente municipal si ya lo había sido anteriormente? ¿Por autoritarismo? ¿Por simple libertad? ¿Porque fue una decisión popular?, o simple y sencillamente porque así se decidió con anticipación y al final de cuentas el electorado es irrelevante.
Lo cierto es que Luis de Guadalupe, actúa en su cargo con mucho más libertad, con más experiencia, con más manejo de gente. El sabe perfectamente que la mayoría de sus regidores carecen de ética política, por esa razón, él se da la libertad de actuar como un auténtico cacique de la región.
El presidente municipal de Huajuapan, ha realizado muchas obras por decisión propia sin que el cuerpo edilicio se haya opuesto a algunos de esos hechos, al contrario, los ha solapado.
Quiero poner algunos ejemplos. Una de las primeras obras que Guadalupe Martínez, realizó en los primeros días como presidente, fue pavimentar una callecita de la agencia municipal de Acatlima, donde asegura mucha gente que tiene un edificio de departamentos o de cuartos para estudiantes. Al ejecutar esa obra hizo algo indebido pero de beneficio propio.
En realidad, la ciudadanía está bastante inquieta porque dentro de las sesiones de cabildo no ocurre nada, absolutamente nada. Los regidores son de palo, salvo dos o a veces tres regidores que se le oponen al presidente, pero no hay más. A tal grado ha llegado la domesticación de los concejales, que el Regidor de Transparencia y Acceso a la Información Pública Enrique Camarillo Ramírez, dijo en una entrevista de prensa que no hay debates en los cabildos porque estos se realizan en los precabildos. Fíjense quién lo dice: ¡el regidor de transparencia! No cabe duda que el negocio se hace en lo oscurito. A eso se le llama desvergüenza.
El mismo presidente, por decisión propia, hizo otras obras, como por ejemplo, la remodelación de la Casa de la Cultura, la remodelación del palacio municipal, la creación de la Pinacoteca municipal, el Jardín etnobotánico, entre otras, pero ninguna de estas fueron aprobadas en su momento por el cabildo. Aunque después las presentó el presidente por puro trámite y sólo para regularizar lo ya elaborado.
¿Pero por qué se da todo esto?, se preguntarán ustedes. Pues porque los mismos regidores se dejaron comprar con unos vehículos nuevos. Le dio vehículo a la Regiduría de Ecología; a la de Transparencia y Acceso a la Información Pública; a la de Turismo; a la de Educación y Cultura, entre otras. Además, les permitió el presidente, que cada uno de los funcionarios decidiera sobre cuatro o cinco cargos de nivel dirección para sus respectivas regidurías. Aparte de otras cuatro o cinco personas para desarrollar otro tipo de actividades menores.
Hoy, por todo lo que ve la ciudadanía se siente engañada, traicionada.
Cuando visitamos a un doctor, lo menos que esperamos de él, es ética profesional. No queremos que nos engañe ni que se burle de nuestro desconocimiento de la medicina. Lo mismo esperamos de los ingenieros, abogados, comerciantes, o de cualquier persona. Pero en el caso de Huajuapan, qué se puede hacer si los mismos regidores carecen de ética política, y el presidente municipal, desde su caballo de hacienda como todo un cacique, sabe domesticar a sus regidores.
Ética del ayuntamiento de Huajuapan: Horacio Corro Espinosa
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