La organización terrorista vasca ETA, que lleva más de 40 años asesinando como medida de presión para lograr la independencia del País Vasco (una pequeña comunidad autónoma situada al norte de España), dio ayer un nuevo paso hacia la paz. Un día después de la celebración de una de las mayores manifestaciones a favor de los derechos de los presos de la banda, ETA anunció un alto al fuego “permanente, de carácter general e internacionalmente verificable” y su “compromiso firme” con lo que denomina “un proceso de solución definitivo” y con el final de “la confrontación armada”.
En el comunicado, hecho público a través del diario Gara, su habitual vocero, ETA no dice nada sobre la entrega de las armas, tal y como le exige el gobierno que preside el socialista José Luis Rodríguez Zapatero para iniciar un proceso de paz. Ni tampoco anuncia el cese del cobro del llamado “impuesto revolucionario” a los empresarios vascos. Sin embargo, por primera vez accede a una verificación internacional, tal y como hace unos meses le pidieron los partidos de la izquierda independentista: la ilegalizada Batasuna (su brazo político) y Eusko Alkartasuna; y tres premios Nobel de la Paz (Frederik de Klerk, el ex arzobispo de Johanesburgo, Desmond Tutu, y John Hume), la Fundación Nelson Mandela y la ex primera ministra de Irlanda, Mary Robinson, en la llamada Declaración de Bruselas.
Además, en el texto la ETA también exige el fin de la acción policial y un referéndum sobre el futuro del País Vasco. Y en clara alusión a la legalización de Batasuna y de cara a las elecciones municipales del próximo mes de mayo, reclama que “la ciudadanía vasca debe tener la palabra y la decisión sobre su futuro, sin ningún tipo de injerencia ni limitación”. “Corresponde a los agentes políticos y sociales vascos alcanzar acuerdos para consensuar la formulación del reconocimiento de Euskal Herria (País Vasco) y su derecho a decidir, asegurando la posibilidad de desarrollo de los proyectos políticos, incluyendo la Independencia”, añade.
El ministro del Interior Alfredo Pérez Rubalcaba, reconoció que “no es una mala noticia”, aunque dijo que “no es la noticia” que esperaban. “Si me preguntan si estoy más tranquilo, les respondería honestamente que sí. Si me preguntan si esto es el final, diría no. Si me preguntan si esto es lo que la sociedad espera, la respuesta es rotundamente no”, añadió. Para el lehendakari (presidente del gobierno vasco) el socialista Patxi López, la declaración significa que ETA “ha empezado a asumir que su final es inevitable”.
Por su parte, la secretaria del opositor Partido Popular, María Dolores de Cospedal, dijo que no hay nada nuevo en el comunicado. “ETA no ha anunciado su disolución ni ha pedido perdón”, dijo. Cayo Lara, de Izquierda Unida, aseguró que el único comunicado que puede aceptarse es aquel que hable de “irreversibilidad” del alto el fuego. Y Maite Pagazaurtundua, líder de la Fundación Víctimas del Terrorismo y hermana del policía asesinado por la banda en 2003, comentó que el comunicado “no merece ningún comentario. ETA lo que tiene que hacer es desparecer”.
“No bajaremos la guardia”
El presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, dijo que no aceptará ninguna condición de ETA, cuyo anuncio consideró “insuficiente” porque lo único que espera de la ETA es su disolución. “No bajaremos la guardia”, dijo.
“Los que han podido ver elementos de esperanza (en el comunicado) deben saber que el camino aún es muy largo porque sólo vale el fin definitivo de la banda”, dijo Rodríguez Zapatero antes de aseverar que “no habrá ninguna condición que aceptemos, ninguna condición política, que pueda servir para los fines de la banda”.
(Con información de agencias)
