Un estudio publicado por la revista ‘Proceedings of the National Academy of Sciences’ asegura que el comportamiento infiel de las mujeres radica en una práctica de protección hacia las crías.
Los antepasados simiescos de las mujeres empezaron con esta conducta para proteger a sus pequeños de ser matados por los machos dominantes. Las hembras confundían a los primates teniendo sexo con muchas parejas para evitar que estos supieran qué crías les pertenecían.
Los expertos que realizaron la investigación concluyeron que este hábito pudo haber permanecido en la genética femenina de algunas mujeres y por ello tienden a tener “resbalones”.
Agencias