Diana Méndez
Miahuatlán de Porfirio Díaz enfrenta una alarmante ola de violencia que ha escalado en los últimos días, afectando a estudiantes y habitantes de la zona. Los asaltos que solían ser con armas blancas ahora involucran armas de fuego, aumentando el nivel de peligro y la sensación de inseguridad. Los estudiantes, especialmente vulnerables al salir en horarios nocturnos, se ven expuestos a calles mal iluminadas y desprovistas de vigilancia adecuada.
Ante este contexto, la comunidad estudiantil de la Universidad de la Sierra Sur (UNSIS) exige respuestas inmediatas de las autoridades municipales, responsables de la seguridad de los ciudadanos. La limitada presencia policial en las áreas concurridas por estudiantes y la falta de operativos de vigilancia han facilitado que los delincuentes actúen con impunidad. Esta pasividad de las autoridades frente a la criminalidad resulta inaceptable para quienes día a día intentan continuar sus actividades educativas en medio de un entorno cada vez más hostil.
Además, la necesidad de replantear los horarios de salida es evidente. Ajustar el fin de las clases antes de las 6 de la tarde, cuando aún hay luz natural, podría ofrecer un nivel de seguridad adicional para los estudiantes de la UNSIS y reducir su exposición a riesgos. Este ajuste no es solo una cuestión de logística, sino una acción fundamental para proteger la integridad de la comunidad estudiantil.
La comunidad estudiantil de Miahuatlán exige con urgencia una respuesta contundente que permita enfrentar la crisis de inseguridad. Es esencial que las autoridades locales implementen medidas efectivas para garantizar la seguridad y el bienestar de sus habitantes. La inacción ya no es una opción en una ciudad que cada día parece ceder más terreno a la delincuencia.
