En el programa de actividades para festejar el Bicentenario de la Independencia de México, la inauguración de la Estela de Luz estaba entre las actividades más importantes; se había contemplado su operación para el 15 de septiembre de 2010. Más de 460 días después por fin se dio por finalizada la obra, sin precisarse cuándo será encendida.
Ayer se realizó un recorrido para que los medios tomaran imágenes y constataran que la estructura está terminada.
La Estela de Luz fue el proyecto ganador de la convocatoria abierta por el gobierno federal para la creación de un monumento conmemorativo, diseño estuvo a cargo de un grupo encabezado por el arquitecto César Pérez Becerril.
En la teoría, esa obra sería un hito urbano-arquitectónico, emblemático del México moderno y un espacio de conmemoración en el Paseo de la Reforma como remate del trazo original de la avenida, pero al final se convirtió en una de las obras más polémicas, en la que se invertirían 200 millones de pesos y terminó por costar mil millones, cuyos vaivenes prácticamente comenzaron desde el principio.
Los problemas comenzaron desde que el jurado del Concurso Nacional para la Construcción de un Monumento “Arco” Conmemorativo de la celebración del Bicentenario del inicio de la Independencia, no eligió un “arco” como el proyecto ganador, sino dos placas paralelas de cuarzo de 104 metros de altura: la representación de dos veces 52, que en el mundo mesoamericano constituía un ciclo completo.
La construcción se inició el 22 de septiembre de 2009 —incluso el presidente Felipe Calderón fue el encargado de colocar la primera piedra—, pero al mismo tiempo empezaron las dificultades, como por ejemplo que el cuarzo con el que sería construida la Estela de Luz no lo había en México, por lo que se tuvo que comprar en Brasil y mandar cortar a Italia.
Habría que sumar nuevos trabajos: en el proyecto original no se preveía la profundidad de los cimientos que requiere la obra, que se han modificado de 30 a 50 metros; el sistema para bombear el agua, y los muros de contención del agua de lluvia, tampoco estaban previstos en el proyecto del arquitecto César Pérez Becerril.
El actual director de la empresa iii Servicios, Ignacio López, ya dio a conocer que en cuanto se termine la construcción de la Estela de Luz presentará una demanda contra los funcionarios que resulten responsables y contra el propio arquitecto Pérez, coautor del proyecto, a su parecer el responsable de que los costos se elevaran enormemente, por haber entregado incompleto el proyecto ejecutivo.
“Fue una de las personas que originó que esto no fuera construible, porque los 124 planos que él presentó para su construcción no eran viables” (MILENIO Diario 06/12/2011).
La mayor parte del escándalo se generó el 12 de julio pasado, cuando el arquitecto César Pérez Becerril presentó a la Comisión Permanente del Congreso de la Unión los documentos que, supuestamente, comprobaban las presiones que había recibido por parte del titular de la SEP, Alonso Lujambio, para no revelar la supuesta corrupción en el proyecto.
El funcionario lo desmintió, incluso lo retó a presentar las pruebas de los supuestos actos de corrupción en la obra.
Una obra que, como dijo el presidente Felipe Calderón durante la colocación de la primera piedra, representaría la fuerza y la convicción con la cual los mexicanos estamos tratando de forjarnos un mejor futuro para todos: “Significa la grandeza de nuestra Nación, la esperanza de paz y de unidad nacional y la luz que debe irradiar siempre sobre la Patria”.
La historia está a punto de terminar, no así de las consecuencias, pues tan sólo hace unos días se dio a conocer que la Secretaría de la Función Pública destituyó e inhabilitó por 12 años en cargos del gobierno federal al ex director general de la paraestatal iii Servicios Agustín Castro Benítez, la cual se hizo extensiva a otros dos funcionarios, aunque sólo por un año.
Al cierre de esta edición, la Estela de Luz continúa, como desde hace un año y tres meses, sin iluminación.
Milenio