Cuando a la gente le empieza a ir mal una y otra vez. Cuando sienten que se los lleva esa señora cuando andan de malas. Cuando suponen que no hay de otra más que invocar a los espíritus para que los salven de las desgracias, es cuando acuden a pócimas, filtros, hechizos y limpias. Creen que eso los alejará del chamuco.
Yo creo que, a muchos, si no es que todos, alguna vez sentimos esa necesidad de creer en algo, y esa creencia es la esperanza, y es, desde cualquier punto de vista, respetable. De la esperanza, de la fe, nadie tiene derecho a burlarse, ni mucho menos, a lucrar con ella.
Toda persona humana siente en lo más profundo de su ser, una extraña atracción por aquello que pueda darle solución a su problema.
Hay gente que en su desesperación, cae en el mismo error a pesar de los tropiezos experimentados, y todo, por dizque conseguir la salvación.
De ahí que acuda con los charlatanes, adivinadores, mentalistas o como se hagan llamar. Son esos que prometen resolverte cualquier asunto a costa de todos tus bienes. Ese tipo de estafadores los encuentras por montones en la ciudad de Oaxaca. Cada uno de ellos usa nombres dignos de marquesina. Por ejemplo, el profesor Wilbert, los Hermanos Cardini, los Hermanos de la Luz, los Hermanos Fénix, entre otro montón de estafadores.
Hace días, el periodista Félix García, subió un comentario a las redes sociales, donde se queja de los regidores y de los diputados por no preocuparse de la gente que es robada descaradamente por estos defraudadores sin escrúpulos, “con el cuento de solucionarles sus problemas con servicios, préstamos, venta de lotes o créditos engañosos”.
Y la verdad, mi amigo Félix tiene mucha razón. Si nos ponemos a observar en las calles, vamos a encontrar cientos de anuncios pegados en paredes, postes, casetas telefónicas, árboles, y etcétera. Casi todos ellos no están regulados y, sobre todo, conducen a una estafa segura.
Pero no nada más son los impresos, hay muchos medios electrónicos que les han hecho el juego a estos impostores.
Historias habituales, son la de los vendedores de terrenos, donde el comprador, que después pagar mes a mes su lote, resulta que al final de todo, se da cuenta que no compró nada, y además, la misma fracción de terreno, se lo vendieron a otros tantos defraudados.
Y qué decir de los colombianos, esos que prestan dinero a todo mundo sin necesidad de aval ni nada. Uno de los ganchos que utilizan estos prestamistas para entrar a determinado municipio, es ponerle al presidente o al regidor de más influencia, una chica atractiva para que los divierta, mientras los otros, con toda libertad se dediquen a prestar lana, y después, sin que nadie les diga nada, puedan cobrar intereses altísimos, o amenazar de muerte al deudor o a su familia.
Comienzan a prestar de mil a cinco mil pesos, y cobran un interés del 20%. El pago es diario. Si hoy te prestan, mañana comienzas a pagar, y si fallas, el interés es muy alto. Así que tienes que pagar parte de la deuda, más el pago moratorio del día.
Los préstamos y las intimidaciones físicas van dirigidos principalmente a mujeres solas o mujeres de los mercados con negocios pequeños.
Solo sé de un caso, donde una señora los acusó a migración. Así que fueron deportados, pero como a los 20 días ya estaban de vuelta. Así que parece que tampoco migración tiene ningún poder sobre ellos.
En una de las esquinas de Villas Xoxo, hay un Oaxaqueño que se dedica a prestar fuertes sumas de dinero, pero éste sí pide documentos. Esta persona siempre está acompañado de sus guaruras, pero es mucho peor que los Colombianos. Ha llegado a golpear a familias e incluso, les ha quitado sus casas. Si alguien se retrasa en el pago le cobra 400 pesos por día.
Así están las cosas en muchos municipios de Oaxaca. A ver si algún día hacen algo los presidentes municipales o los diputados.
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