Estábamos mejor cuando estábamos peor: Jaime Velázquez

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18-jaimeLas frases que se han acuñado en el dicho popular derivadas de la actuación del gobierno actual han permeado en distintos sectores sociales; por ejemplo, “estábamos mejor cuando estábamos peor”, en clara referencia a la funcionalidad de gobierno en los sexenios priistas, al menos los dos anteriores de José Nelson Murat Casab y Ulises Ernesto Ruiz Ortiz contra la disfuncionalidad del contemporáneo de Gabino Cué Monteagudo; la lapidaria frase, “que regresen los corruptos y se vayan los pendejos”, la cual me parece no requiere mayores explicaciones; e incluso alguna utilizada al principio del mandato local 2010-2016, “las coaliciones sirven para ganar, pero no sirven para gobernar”, no tuvo el impacto suficiente por utilizarse en los inicios del sexenio y considerarse un ataque político al gobierno recién llegado. El sentir era darle la oportunidad a los nuevos para mostrar lo que traían; sin embargo, ha comenzado a utilizarse nuevamente por la clase política ahora con connotaciones distintas, pero, por supuesto, electoreras. Las razones para el peso de estos dichos son varias y algunas de ellas tienen bastante valor de reflexión, así como de análisis. He aquí algunas de esas razones consideradas importantes para el descrédito gubernamental: 1.- La obra pública entregada en su gran mayoría financiera a empresas foráneas por encima de las locales, dada sin licitación y bajo el argumento de que las constructoras oaxaqueñas no tienen la capacidad para ejercer esos trabajos, pero ¿Usted, amigo lector, ha visto alguna obra magna para justificar ese dicho? La única más o menos importante a la vista fue el distribuidor vial de 5 Señores y ya sabemos lo torpe de su realización; por otra parte, si hubieran sido financiadas en ese rubro las empresas de nuestra entidad, sin duda hubiesen crecido y eso es parte de gobernar ¿no? 2.- El paternalismo y apapacho sin límite a organizaciones sociales a las cuales les otorgó el gobierno estatal dinero a manos llenas, incluso por la vía de la indemnización de los hechos del 2006, pero ahora ante la voracidad de los “luchadores sociales”, la cartera sencillamente no alcanza. Ahí está el Frente Popular, FPR, como ejemplo muy claro, pero también se suman a los ataques contra Gabino, ahora que disminuyó el recurso financiero, Antorcha Campesina y el Movimiento Unificador de Lucha Triqui, MULT, más los acumulados en el tiempo restante del sexenio. 3.- El entreguismo público y vergonzante del gobierno del estado a la Sección 22, gremial a la cual no se le toca ni con el pétalo de una declaración, menos con acciones contundentes para frenar su locura de “lucha social” con discurso caduco de la revolución marxista-leninista, asunto digno de estudio antropológico para indagar las razones de haberse detenido la historia con ellos aquí en Oaxaca. El problema es lo dramático para todos los demás sectores sociales que no son el magisterio oaxaqueño. Estos rubros son sólo una muestra para delinear y reflexionar si estábamos mejor con el PRI o con el  proyecto que llevó al triunfo a Gabino Cué en el 2010, porque el tiempo transcurrido del mandato actual ya tiene tela de dónde cortar.

MUY BREVE ANTECEDENTE

El ex presidente Carlos Salinas de Gortari marcó una verdadero parteaguas en la historia del país por sus ímpetus de cambio con lo cual realizó las últimas reformas estructurales hasta antes de la llegada de Enrique Peña Nieto al poder. En ese período pasaron Ernesto Zedillo Ponce de León quien entregó el poder al PAN con Vicente Fox Quesada y luego Felipe de Jesús Calderón Hinojosa. Ninguno de ellos concluyó las reformas salinistas, pero tampoco las retractó; sencillamente gobernaron sobre los trazos marcados por Salinas, pero al estar inconclusos, las estructuras de gobierno permanecieron en la rigidez. Por cierto, el paso de Fox por la presidencia ha comenzado a ser comparado con el de Cué en Oaxaca bajo la premisa de ambos de dejar hacer-dejar pasar, luego de haber generado ambos una gran expectativa de cambio que nunca llegó. Pero volviendo al tema, la oscilación del péndulo político entre Salinas y Peña Nieto, es que el primero intentó la descentralización del poder político, pero a través de actores controlados desde el centro; y Peña ha efectuado sus reformas con un claro sentido centralizador del poder y mando político, sí fortaleciendo las instituciones incluso supervisoras del gobierno como la Auditoría Superior de la Federación y el Instituto Nacional Electoral, por ejemplo, pero también al frente con incondicionales del sistema. En medio de estas tendencias nacionales ha quedado como en un sándwich nuestro gobierno actual, por haber arribado al poder en una acción clara y transparente del ejercicio democrático del voto en el 2010, y bajo un escenario proclive a las alianzas partidistas, pero con la llegada del PRI otra vez a la presidencia de la República, se ha vivido un cambio de rumbo inesperado. Me explico. Gabino llega al gobierno de Oaxaca auspiciado en primera instancia por Felipe Calderón y el PAN nacional, pero también bajo el padrinazgo de Andrés Manuel López Obrador como personaje muy intenso, y en segundo plano el PRD nacional. A la hora de las definiciones, fue evidente el estilo del gobernador de no pronunciarse abiertamente por Josefina Vásquez Mota, candidata del PAN, pero tampoco por Andrés Manuel del Sol Azteca. Los cobros de esas facturas por la tibieza política llegaron después, pero en ese momento era un ambiente de tolerancia de esas actitudes ante el florecimiento de los gobiernos de coalición y anti priistas, como el de Gabino; es evidente que con Peña Nieto las medias tintas no funcionarán, y en el caso –solo por mencionar un dato- del conflicto de la CNTE y la Sección 22 con el gobierno federal, la medianía intentada por Cué sólo ha generado irritación en su contra con la federación, y la verdad, quién sabe si los maestros vayan a terminar respaldando al gobernador en un conflicto con Peña Nieto.

GABINETE MONTESSORI

Si bien pudiera ser muy cierta la imagen proyectada desde el gobierno hacia la sociedad sobre lo inútiles y disfuncionales de varios titulares del gabinete de gobierno estatal, e incluso enjuiciada en ese sentido por el propio mandatario en algunas reuniones de gabinete, últimamente en casi todas, hay un tema insoslayable e incontrovertible: El gobernador Gabino Cué Monteagudo es quien nombra a cada uno de los responsables de las áreas del Poder Ejecutivo y no hay manera de evadir su responsabilidad en la actuación de sus subordinados, sencillamente son corresponsables de lo bueno y lo malo realizado en su actividad. Esto viene a colación porque ha trascendido a esta columna que el gobernador los ha conminado a dar resultados porque la gente, según el propio Cué, lo reconoce como alguien trabajador y sí estar cumpliendo con el mandato designado, pero la sociedad cuestiona seriamente a sus colaboradores. Es decir, el gobernador cree que la gente sí lo quiere, pero a su gabinete lo culpa de las cosas malas; aunque esto suena un poco infantil parece ser una realidad dentro del primer círculo de gobierno. Sin embargo, insisto, ni legal ni moralmente se pude desprender la responsabilidad de quien fue nombrado por la sociedad mediante el voto para escoger a los mejores hombres y mejores mujeres para ayudarlo a gobernar –incluso así lo dijo el propio Gabino cuando nombró a los primeros colaboradores-. Y también es responsable de correrlos si no sirven (pero ¡ya! en muchos casos, por favor). Es evidente el aprendizaje de varios titulares al haber llegado al cargo, de ahí el calificativo de Montessori, ese método de enseñanza de aprender echando a perder, y creo mucha gente no tendría inconveniente, de no ser cómo muchos de ellos han enseñado los dientes en materia de corrupción. Tontos ¿y además rateros?

LOS ESPACIOS DE VACÍO

El periodista Jorge Zepeda Patterson ha publicado recientemente una novela política muy interesante denominada “Los Corruptores” de Editorial Planeta, dentro de la cual se da un diálogo entre los personajes del Secretario de Gobernación –uno entendería la parodia con el sexenio de Peña Nieto- y la dirigente nacional del PRD, en los cuales se refiere la necesidad por parte del gobierno de amoldar los trazos democráticos a una funcionalidad operativa, es decir, “soltar la rienda” del control político a la oposición y a los organismos sociales genera caos e ingobernabilidad; según la visión del personaje segundo al mando en el país, se requiere control vertical de los asuntos para poder gobernar, de otra manera, se crea un pantano en el cual difícilmente se llegan a acuerdos y consensos. Esto significa ser condescendiente políticamente, pero siempre contar con las herramientas políticas y legales para tener el gobernante la última palabra. La perredista en la novela le responde que esos modelos han generado los regímenes de Adolfo Hitler, Augusto Pinochet, Jorge Rafael Videla y otros tiranos, quienes han demostrado el fracaso de esos formatos de gobierno. Para Oaxaca existe la clara tendencia de un modelo democrático, pero sin consensos o con acuerdos muy débiles bajo la premisa de cuestionar y oponerse al gobierno de manera abierta por parte de varios sectores de la sociedad sino les cumplen ya no demandas, sino caprichos, y no recibir ninguna consecuencia. Bajo el argumento de agotar el diálogo se tolera el cierre de calles hasta por diez personas o menos afectando a miles, se permite bloquear instituciones de gobierno y plazas comerciales para que nadie entre ni salga por horas, manifestantes han golpeado y lastimado físicamente a miembros de las corporaciones policíacas y ni siquiera son detenidos, se denuncian corruptelas evidentes en funcionarios públicos y ni siquiera se abren investigaciones, en fin, la tolerancia es infinita, tanto, que ni siquiera se realiza el diálogo invocado. La opción sería un régimen de autoritarismo como el de Murat o Ulises. O quizá un término medio como el de Rafael Moreno Valle Rosas en Puebla. ¿O considera Usted, amigo lector, qué así estamos bien, mejor incluso?

LO QUE VIENE EN CORTO

Ante las indefiniciones en el poder central político, es decir, el gobernador, varios intentan tomar el control de algunos asuntos. Entre ellos la sucesiones, primero de diputados federales en el 2015 y luego la renovación del Congreso estatal, presidencias municipales y gubernatura en 2016. Mucho más activo  a cualquiera en estos temas está Jorge Castillo Díaz, quien tiene la fortuna de que se han eliminado sus opositores dentro del gabinete de Oaxaca al haberse salido de mala manera Jesús Emilio Martínez Álvarez con lo cual se enterró al grupo Oaxaca; sólo queda Alfredo Lagunas Rivera en el Tribunal Superior de Justicia, pero esa área parece no interesarle a Jorge. Ahora ha enfocado las baterías a apuntalar al diputado Hugo Jarquín como dirigente del PRD en la entidad, no tanto porque le interese involucrarse en ese partido, como lo mencionan fuentes perredistas a esta columna, sino para tener mano o ingerencia en las dirigencias partidistas, PAN y PRD principalmente, con vías a los procesos electorales, 2015 primero y luego 2016. Su distanciamiento con la Unión Campesina Democrática, UCD; el rompimiento provocado por Castillo entre Hugo Jarquín y el Foscup- Jesús Romero López; así como ser enemigo político acérrimo del senador Ángel Benjamín Robles Montoya, y del proyecto de éste a la gubernatura, colocan a Jorge en la ruta exclusiva del dinero para financiar una dirigencia como la de Hugo, y lo aleja de las alianzas dentro del PRD Oaxaca. La gran incógnita es si alcanzará sólo el dinero para ganar en el Sol Azteca local. jaimelabc22@gmail.com