Esculturas talladas en troncos, referencias del paisaje urbano

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Descalza, con un cántaro en las manos y un rostro que trasmite paz y tranquilidad, es como luce la décima escultura elaborada por Ricardo López Pinacho, que se encuentra en la escalera del Fortín y representa a una mujer de la  población de San Melchor Betaza en la Sierra Juárez.

La escultura, tallada en el tronco de un árbol seco, se ha integrado al paisaje urbano, y al igual que las otras nueve esculturas que se encuentran en diversos puntos de la ciudad, se ha convertido para la población en una referencia del espacio en el que se encuentra, esto, encaminado al XII Congreso de la Ciudades del Patrimonio Mundial Ciudades Patrimonio, Ciudades Sustentables.

Ricardo López Pinacho, hombre de 50 años de edad y poseedor de unas manos que muestran una habilidad impresionante, expresó que la razón por la que talló a la mujer de Betaza es su amor a la Sierra Juárez y admiración a Don Benito Juárez García, sentimientos que también lo llevaron a crear un borreguito en el JardínBrígida García espacio en honor a la madre del Benemérito de América.

Originario de San Mateo Río Hondo, un poblado de Miahuatlán de Porfirio Díaz, López Pinacho explicó que La mujer de Betaza le llevó más de un mes de elaboración, debido a que el tronco tenía alambres incrustados, vidrio y basura.

Al igual que las 9 obras que ha realizado y que incluye una rana sobre calzada Niños Héroes; una mano gigante en el Panteón San Miguel; una cabeza de jaguar en una de las glorietas sobre el Periférico; una mano que sostiene un libro con un búho al lado en la esquina de Rayón y González Ortega y El Chavo en su barril, López Pinacho dijo que La mujer de Betaza le produce un sentimiento especial.

“Cada una de las figuras tiene un significado para mí, aunque mi favorita es el oso polar que está sobre la calle Amapolas y mide dos metros y medio de altura”, manifestó que al verlas se siente orgulloso y con ganas de demostrarle a las personas que se pueden crear cosas sorprendentes de los troncos secos y que alguna vez se consideraron inservibles.

Aunque solo pudo estudiar hasta los 13 años de edad para dedicarse a trabajar en el campo, Ricardo López Pinacho expresó que nunca dejó de lado su pasión por el arte, por lo que le gustaría compartir su talento con más personas.

“Cuando elaboro las esculturas me siento como un guerrero que cuida todos los detalles para no cometer ningún error, me concentro en lo que hago, no pienso en nada más, dibujo la figura en mi mente porque los cortes deben ser precisos, antes mido las dimensiones del árbol y trazo las dimensiones de la figura”, dijo.

El escultor, quien laboró en la Dirección General de Servicios a la Comunidad del Municipio de Oaxaca de Juárez, agregó que para dar forma a los troncos utilizó una motosierra de 32 pulgadas que pesa alrededor de 20 kilógramos, así como otras herramientas de carpintería como espátulas y cinceles.

“Me gustaría hacer más figuras con los troncos del árbol que se cayó en la Alameda de León, para que sean un atractivo más para quienes visitan el Centro. Espero que mi trabajo no solo sea un referente de las calles en las que se ubican sino de la ciudad  en la que se encuentran”, finalizó.