El narcotraficante Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera se inició en los negocios poco después de cumplir 6 años, como vendedor de naranjas y refrescos.
Para cuando tenía 15, dijo en una entrevista realizada en un área de la selva por el actor y director Sean Penn para la revista Rolling Stone, había comenzado a cultivar marihuana y amapolas porque su empobrecida familia no tenía otra forma de sostenerse.
Ahora, sin remordimientos, dijo: “Suministro más heroína, metanfetamina, cocaína y marihuana que cualquier otra persona en el mundo. Tengo una flota de submarinos, aviones, camiones y barcos”.
Aunque su fortuna, calculada en mil millones de dólares, ha dejado una estela de sangre, no se considera un hombre violento. “Mira, todo lo que hago es defenderme, nada más”, le dijo a Penn. “¿Pero provoco problemas? Nunca”.
Las siete horas que Guzmán pasó con Penn, y las entrevistas de seguimiento por teléfono y video, que iniciaron en octubre cuando aún era fugitivo de las autoridades mexicanas y estadounidenses, representan otro giro surrealista en su larga batalla para evadir a las autoridades de ambos Países.
Guzmán, uno de los fugitivos más buscados del mundo, quien había escapado dos veces de la cárcel, fue capturado en su estado natal de Sinaloa el viernes tras un enfrentamiento con las autoridades.
También significan un reconocimiento contundente de que ha operado un imperio de la droga.
Entrevistado por un grupo de reporteros en 1993, tras un arresto anterior, Guzmán negó haber realizado actividades de narcotráfico.
“Soy agricultor”, dijo, al mencionar que cultivaba maíz y frijol. Negó haber usado armas o tener una fortuna significativa.
La entrevista con Rolling Stone, que se cree que es la primera que da El Chapo en décadas, fue realizada en varias sesiones. Estaba previsto que se publicara en línea el sábado por la noche.
Las entrevistas se llevaron a cabo la cima de una montaña en una ubicación no revelada en México.
Rodeado por más de 100 elementos de su cártel, vestido con camisa de seda y pantalones negros de vestir, Guzmán se sentó a cenar con Penn y Kate del Castillo, quien alguna vez interpretó a una narcotraficante en una telenovela.
Aunque tropas mexicanas atacaron su escondite unos días después del encuentro, algo de lo que apenas logró escapar, Guzmán continuó la entrevista a través de BlackBerry Messenger y en un video entregado por mensajero.
La historia presenta detalles nuevos de su dramático escape del penal en el que cumplía condena en el verano, cuando desapareció a través de un hueco en el área de la regadera que llevaba a un túnel de 1.5 kilómetros y cuya construcción, calcularon algunos expertos, debió tardar más de un año y costar al menos un millón de dólares.
Ingenieros, escribió Penn, habían volado a Alemania para recibir capacitación especializada.
Una motocicleta con rieles al interior del túnel había sido modificada para operar en el entorno con poco oxígeno, a gran profundidad del suelo.
Es probable que el relato de Penn despierte más preocupación entre las autoridades mexicanas, de por sí avergonzadas por los múltiples escapes de Guzmán, los meses que tardaron en encontrarlo y su estatus como una especie de héroe popular.
Penn describe haber pasado sin problemas un punto de revisión del Ejército cuando iba a su encuentro con el capo, algo que él sugiere que se debió a que los soldados reconocieron al hijo de Guzmán.
Penn también dijo que se le informó, durante una parte del trayecto en un pequeño avión equipado con un dispositivo de interferencia exclusivo para radares en tierra, que el cártel era notificado por un informante cuando el Ejército desplegaba un avión de vigilancia de gran altitud que pudiera detectarlos.
A final de cuentas, las autoridades mexicanas dijeron el viernes por la noche que Guzmán había sido atrapado en parte porque había planeado realizar una película sobre su vida, y que había contactado a actores y productores, lo que había ayudado a las autoridades a ubicarlo.
La historia de Penn dice que Guzmán, inundado por ofertas de Hollywood cuando estaba en prisión, de hecho había decidido realizar su propia película.
Del Castillo, a quien contactó a través de su abogado después de que publicó mensajes de apoyo en Twitter, fue la única persona en la confiaba para guiar el proyecto, de acuerdo con la historia.
Penn había escuchado de la conexión del capo con Del Castillo a través de un conocido mutuo y preguntó si podría hacer una entrevista.
No está claro si los contactos descritos en la historia son los que llevaron al arresto del Chapo. Penn escribió que había hecho un gran esfuerzo para mantener la seguridad mientras organizaba su encuentro con Guzmán.
Describió haber catalogado teléfonos “desechables” baratos de prepago, “uno por contacto y uno por día, destruir, quemar comprar, equilibrar niveles de codificación, reflejarlos a través de Blackphones, direcciones de correo electrónico anónimas y mensajes sin enviar a los que se accedía en forma de borrador”.
No obstante, escribió el actor, “no me cabe ninguna duda de que la DEA y el Gobierno mexicano están monitoreando nuestros movimientos”.
Penn y Guzmán hablaron durante varias horas, reporta la historia, en un complejo en medio de una selva espesa. Los temas de conversación daban giros inesperados.
En cierto momento, Penn mencionó a Donald J. Trump, el aspirante republicano a la Presidencia de Estados Unidos; hubo algunos reportes de que Guzmán había ofrecido una recompensa de 100 millones de dólares a cambio de Trump después de que éste hizo comentarios ofensivos sobre los mexicanos. “¡Ah! ¡Mi amigo!”, respondió Guzmán.
Le preguntó a Penn si la gente en Estados Unidos estaba interesada en él y rió cuando el actor le dijo que el canal Fusion transmitía repeticiones de un documental titulado “Chasing El Chapo” (Persiguiendo al Chapo).
Guzmán, escribió Penn, también mostró interés en la industria del cine y su funcionamiento.
“Su producción financiera no le impresiona”, escribió Penn, ganador del Premio de la Academia al Mejor Actor en dos ocasiones, de la percepción del capo sobre la industria cinematográfica.
“Las cifras altas no concuerdan con el riesgo del aspecto negativo para él. Nos sugiere que consideremos cambiar de profesión a la industria del petróleo”.
En una entrevista con temas más variados, para la que Penn presentó preguntas mostradas a Guzmán en video por uno de sus asociados, detalló su infancia y dijo que había probado las drogas pero que nunca había sido adicto y no las había consumido en 20 años.
Dijo sentirse feliz de ser libre y que la presión de evadir a las autoridades era algo normal para él.
Cuando se le cuestionó sobre la moralidad de su negocio, dijo que era una realidad “que las drogas destruyen. Desafortunadamente, como dije, donde crecí no había ninguna otra forma y aún no hay ninguna otra forma de sobrevivir, no hay forma de trabajar en nuestra economía para poder ganarnos la vida”.
Incluso si desapareciera, dijo, no habría ningún cambio en el negocio de las drogas.
Cuando se le preguntó sobre la violencia que acompaña a su trabajo, dijo que en parte sucedía “porque hay gente que de por sí crece con problemas, hay algo de envidia y tiene información en contra de alguien más. Eso es lo que crea violencia”.
Guzmán, dijo Penn, estaba familiarizado con los últimos días de Pablo Escobar, el capo colombiano que fue el narcotraficante más famoso del mundo antes que él y quien murió acribillado por las autoridades.
Penn preguntó, ¿cómo imaginaba Guzmán sus últimos días? “Sé que un día moriré”, respondió.
“Espero que sea de causas naturales”.
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