Corría la década de los noventas y gracias al trabajo de Francis Ford Coppola al dirigir la aclamada “Drácula de Bram Stoker”, fue que los vampiros revivieron en las pantallas de los cines, aunque por su “naturaleza”, en realidad nunca debieron haber muerto; convencidos entonces en lo redituable que podía ser la reinvención del género, otros cineastas se arriesgaron a realizar versiones de cintas donde estos seres oscuros y muertos en vida eran los protagonistas. Así en 1994, el cineasta irlandés Neil Jordan se aventuraba a adaptar y dirigir la primera novela de la serie llamada “Crónicas vampíricas” de Anne Rice: “Entrevista con el vampiro”.
Así como Coppola, Jordan contaba ya en ese entonces, con una gran reputación en la industria del cine hollywoodense, incluso había ganado el Oscar a Mejor Guión Original y obtuvo la nominación a Mejor Director dos años antes por su trabajo en la cinta “Juego de lágrimas”, así que la Warner realizó un gran trabajo de convencimiento para que el prestigiado cineasta accediera a realizar la cinta de los vampiros. Las condiciones de Jordan para aceptar fue la total libertad creativa y que fuera la misma Rice quien escribiera el guión, pues en la novela hay pasajes que no se podían filmar por las leyes cinematográficas. Así, arrancó el proyecto.
Fue Jordan (por sugerencia de David Geffen), el responsable de contratar a Brad Pitt para interpretar al vampiro Louis, personaje que le dio la fama y la popularidad con la que Pitt cuenta hasta este momento, a pesar de haber participado en películas tremendamente notorias y exitosas como “Thelma y Louise” y “Mundo Cool” y ese fue un acertado y glorioso fichaje. Pero vinieron más; Antonio Banderas en ese entonces ya con una gran fama y trayectoria por sus trabajos en cintas de gran éxito a nivel internacional como “Matador” y “¡Átame!” de Pedro Almodóvar o “Philadelphia” y “La casa de los espíritus” se unía al elenco para interpretar al experimentado y misterioso vampiro Armand. Christian Slater gozaba de una gran notoriedad desde la década de los ochentas como ídolo adolescente, aunque su contratación fue de manera emergente, pues para su personaje se había contratado ya a River Phoenix, pero murió unos meses antes de iniciar el rodaje. Christen Dunst fue otro acierto indiscutible y entonces venía la gran sorpresa. Había un actor misterioso a quien nunca se le dejaba ver en filmaciones y mucho menos caracterizado; eso se podía hacer hace un cuarto de siglo cuando las redes sociales no tenían ni rastro de existencia. Días antes del estreno nos enteramos de que era nada menos que Tom Cruise, para ese momento, la carta más fuerte de la historia y de quien no se pensaba que Pitt le fuera a robar tanta cámara como finalmente sucedió.
Sin embargo, el comportamiento de Cruise en las filmaciones se debieron a que la súper estrella del celuloide no se sentía del todo cómodo con el maquillaje y menos con el banquito que tenía que usar para estar a la altura de Pitt, pues es por lo menos diez centímetros más bajo que él. Así, pidió que la filmación fuera lo más privada posible y se montó una especie de túnel donde los actores y equipo de producción pasaban cuando el actor ya estaba caracterizado. Y todo para cuidarle, al fin, se trataba Tom Cruise ¿quién no quería cumplirle sus caprichos? Asimismo, la actitud de Tom hacia Brad no fue la más amigable que digamos; es decir, Tom le hacía sentir a la novel figura, quién era la verdadera estrella. Fue tal el descontento de Brad Pitt que en dos ocasiones llamó a David Geffen, productor ejecutivo de la cinta y quien además es su amigo personal, para presentarle su renuncia al proyecto. Geffen tuvo que hacer una labor titánica de convencimiento, pero nunca llamaron la atención a Cruise. Por cierto, a Anne Rice nunca le pareció correcta la elección de Cruise para interpretar a Lestat.
Otro punto que vale la pena mencionar de esta cinta hoy de culto, es que cuando Anne Rice escribía el guión, ella y Neil Jordan se plantearon que el personaje de Louis podría ser Louise y las actrices consideradas para ese papel fueron Anjelica Houston y Cher ¿se imaginan eso?
La cinta siempre se vio envuelta en la polémica sobre la vida sexual de los vampiro, pues la forma de alimentarse de Lestat y la sensualidad del mismo personaje (aunque yo no considero un gran actor a Tom Cruise) siempre provocó una especie de suspicacias hacia su orientación sexual, sin embargo, es el personaje de Claudia el que representó una complejidad mucho mayor. En el libro, Claudia es una niña de entre cuatro y cinco años y que al paso del tiempo se enamora de Louis al su mente madurar pero su cuerpo no; eso también sucede en la cinta. Lo que fue cambiado en un primer momento fue la edad del personaje a doce años, pues se consideró que los diálogos eran demasiado densos para una niña de esa edad; pero también muchos pasajes de índole sexual fueron completamente omitidos para que la cinta pudiera ser exhibida en todo el mundo. Aún así, la cinta fue clasificación “R” o “C” en nuestro país, por la cantidad de sangre que se utiliza.
En su momento, “Entrevista con el vampiro” no fue bien recibida por la crítica pero sí un éxito en taquilla, cuestionando a Neil Jordan la calidad de este trabajo. Sin embargo, al paso de los años, se ha convertido en uno de los cuentos góticos más queridos por el público de todo el mundo.