No cabe duda que los partidos políticos y los políticos de nuestro país están pasando por el momento más crítico y más cínico de su historia. Ya lo dijo Peña Nieto.
Es claro que el presidente de México se sabe corrupto por su declaración. Sabe también que todo su gabinete es igual o peor que él. Si no fuera así, jamás hubiera dicho que aquel que esté libre que tire la primera piedra.
La corrupción es como una cascada, siempre viene de arriba. Dentro de esta putrefacción se encuentra la extorsión, el tráfico de influencias, el fraude, el soborno, el compadrazgo, la impunidad, el nepotismo, la extorsión, la malversación, los moches, entre otros hedores.
Peña Nieto dijo que no hay un sector o ámbito político que esté libre de corrupción, por lo que nadie puede aventar la primera piedra, aseguró. ¡Fíjense nada más! Con su declaración, trató de justificar todos los escándalos de corrupción en los que él y su familia están hundidos.
Se equivoca el presidente. No todos andamos en el excremento. Y todavía dijo que “todos somos parte de un modelo que hoy estamos desterrando y deseando cambiar”. Es como si un alcohólico le exhortara a otro alcohólico que deje de beber. Si el presidente dice que él es corrupto, entonces, con qué calidad moral va a parar la corrupción.
Lo cierto es que muchos políticos corruptos ven en esas palabras una puerta para sumergirse mucho más en el lodo.
En este sentido quiero poner un ejemplo a nivel micro. El caso de Huajuapan de León, donde la corrupción está presente en sus funcionarios municipales. Lo que predomina en ellos es la ausencia de valores y el desprecio por la vida comunitaria.
La regidora de Educación y Cultura, Araceli García Carrizosa, ha hecho de los recursos del municipio una propiedad. De un de repente transformó su casa con la venia del presidente municipal Luis de Guadalupe Martínez Ramírez. (Les diré que Luis de Guadalupe busca ser el próximo presidente del comité directivo estatal del PAN, y es posible que lo logre porque lleva el sello del hedor). Bueno, pues esta regidora, obligó al presidente para que el sistema de agua potable le instalara la tubería de agua desde la red principal hasta la cocina de su casa. El trabajo lo hicieron los trabajadores municipales durante varios días, ya que tuvieron que perforar la cimentación de piedra para pasar las tuberías. Después de romper el suelo de cada habitación de la casa, otro grupo de trabajadores cambió el piso, y otro más, modificó paredes y pintura.
No nada más estuvieron presentes los recursos del ayuntamiento municipal, sino también los de algunos empresarios quienes se sintieron forzados a modificar la vivienda de la regidora con tal de que caminaran sus pagos. La extorsión incluyó desde la banqueta hasta algunos interiores; desde los cimientos hasta el techo.
Pero para consuelo, no fue ella la única. Muchos otros funcionarios han utilizado su influencia para beneficio personal. Lo mismo hizo un personaje de la calle Matamoros, entre otros. Desde luego, todo esto con la autorización del mismo presidente notario municipal Luis de Guadalupe Martínez Ramírez.
La corrupción ha penetrado como el salitre a todos los niveles de gobierno. Los funcionarios han visto esto como un hábito; y al abuso del poder, del enriquecimiento ilícito, lo ven como un don o como una habilidad digna de aprender.
A veces me parece ver la misma película de hace 6 años, cuando Gabino Cué dijo que nadie quedaría impune y que nos haría justicia a los oaxaqueños. Hoy, Murat ha permanecido en silencio, mientras su gente se despelleja por los cargos para el próximo sexenio.
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