Todo lo que hoy se diga sobre economía sale sobrando, porque todos sabemos que a finales de diciembre todavía, si algo era modesta economía, ahora estamos en la más triste pobreza.
Enero para todos es igual, por eso le dicen la cuesta de principio de año. A partir de ese mes, por haber gastado los ahorros de un año y los aguinaldos, ya no se podrá viajar ni a la playa doméstica más cercana ni volver a pensar en parrandas relajientas ni en fiestas familiares gloriosas ni a soñar en un coche bonito ni acudir a un restaurant y peor aún, ni pensar en chicas.
Dicen que este año será muy duro. El recorte al gasto público afectará al desempeño económico. Como sabemos, Hacienda recortará 124 mil 300 millones de pesos.
Los primeros afectados serán los ancianos. Las pensiones para adultos mayores a nivel federal no se suspenderán, pero se otorgarán menos en este año.
Los burócratas también lo resentirán, además de que no habrá incremento a los salarios de funcionarios durante el 2015.
Si pensabas solicitar empleo en la administración pública, mejor olvídalo ya que habrá restricciones y congelamiento de plazas.
Los que vivimos en los estados del sur-sureste del país, es probable que ya no nos toque la televisión gratis por el apagón analógico.
Tampoco habrá el tan llevado y traído tren de alta velocidad México- Querétaro.
Lo más seguro es que nos enfrentaremos al duro tiempo de otros días, como los de la infancia, donde pudimos vivir sin preocupación por los zapatos rotos, las camisas luidas, las dietas anémicas, en fin. Hace uno cuentas de los ingresos y de los gastos indispensables como es luz, renta, ropa, teléfono, leche para el niño, pañales, escuela, boleadas, gasolina, agua, y con la ayuda de la buena aritmética, llega uno a saber que ya ni para comer alcanza.
La gente optimista me aconseja, me recomienda: “Cobra a más tu trabajo”. Cada vez que me dicen algo así o parecido, me acuerdo de mis compañeros que también se dedican a escribir. Es posible que la gente que recomienda reetiquetar nuestro producto, no esté enterada que nosotros no nos dedicamos a vender aguacates. Pero como nosotros producimos líneas escritas en un papel que puede salir a la calle impreso o tal vez en radio o en algún medio digital, la gente puede o no consumirlo ya que no es un artículo de primerísima necesidad. Entonces cómo reetiquetarlo.
Algunos especialistas aseguran que el recorte en el gasto es una decisión adecuada. Ojalá que con esto se cumpla lo que la Constitución mandata en el Artículo 134, que los recursos presupuestarios deben ser administrados con eficiencia, eficacia, economía, transparencia y honradez.
Me gustaría conocer a un funcionario de alto cargo con sueldo justo y modesto. Pero en los altos círculos del “servicio a la nación”, no hay jefe ni chalán que no se desenvuelva como sultán o como un príncipe hermoso. ¿O ustedes conocen algún mexicano por ahí? Me gustaría conocer algunos ejemplos.
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