Los Chimalapas, al oriente de la región del Istmo de Oaxaca, es un ejemplo más del compromiso de conservación que tienen las comunidades de Oaxaca, el Estado considerado el número uno en megadiversidad de este país y sobre todo es esta zona la que le hace tener también el primer lugar en iniciativas voluntarias de conservación, pudiendo hacer un recuento de cerca de 79 áreas de conservación comunitaria en toda la geografía de Oaxaca
La Región Prioritaria para la Conservación Istmo Oaxaqueño se conforma por los 2 municipios de los Chimalapas, Santa María y San Miguel, así como por 24 Áreas destinadas voluntariamente a la conservación, distribuidas en 12 municipios y 15 localidades en la región conocida como Istmo en el Estado de Oaxaca. Se localiza en la zona más oriental del Estado de Oaxaca Colindando por el Sur con las lagunas Superior Inferior y Mar Muerto Al oriente con el estado de Chiapas, Al Norte con el estado de Veracruz y al Poniente con las regiones Sierra Norte y Sierra Sur del mismo Estado de Oaxaca. Con una superficie de atención de la CONANP de 617,870 has.
Los ejemplos de organización de las comunidades son varios, tal caso es el de la comunidad de Las Conchas, del municipio de San Miguel Chimalapa en el istmo de Oaxaca, donde un grupo integrado por 9 mujeres y 8 hombres que trabajan desde el año de 2005 en un proyecto de conservación de Psitácidos (Loros) o por su nombre común “loro cachete amarillo y frente roja” que cuidan y procuran para su reproducción a través de una Unidad de Manejo de Vida Silvestre, debido a que en ese año se observó una importante migración de aves producida por los incendios forestales de la zona en 1998.
Es así como La CONANP impulsó el proyecto con una inversión inicial para la dotación de 1 encierro, 7 jaulas de anidación, 1 encierro de vuelo y dos incubadoras, sin embargo en la comunidad se organizaron y adoptaron el proyecto como propio y le han dado seguimiento a lo largo de cinco años.
Organizados en el grupo de trabajo Naxxweek (Tierra de Tule) con rondas semanales, alimentan, limpian el encierro y sacan a vuelo en una jaula especial a 12 loros. Con estos cuidados están en un proceso de reproducción y cuidado, para lo cual cuentan además de un plan de manejo con permisos respectivos de parte de la Autoridad Ambiental por lo que han tenido las visitas de inspección por parte de PROFEPA.
Todos los días las personas de guardia se levantan temprano para alimentar a los loros, con frutas de temporada, han sido monitoreados por personal técnico para lograr que los psitácidos vivan en condiciones óptimas y puedan lograr su reproducción, sin embargo esto no ha sido posible más que una sola vez.
Señalan que además del cuidado de loros se dedican a las artesanías como alternativa económica, debido a que el proyecto aún no rinde los frutos para su sustento diario, por lo que esperan que en le próximos tres años estén anidando las parejas que mantienen en encierro.
Don Carmelo Jiménez Miguel, ejidatario de la comunidad comentó que “con el tiempo se pierden las aves y los niños ya no ven estas aves”, recuerda que había aves como la Guacamaya roja y pava, pero ya no se observa en la zona.
Las mujeres de la comunidad la Concha expresaron que saben de personas que comercian ilegalmente con la especie, pero hacen un llamado a realizar prácticas legales y dejar a un lado actividades ilícitas.
En la comunidad es palpable el deseo de conservar la especie y a través el cuidado de los ejemplares existentes, la gente tiene el deseo de poder hacer en un futuro la reintroducción a vida silvestre en las zonas forestales cercanas al poblado.