En la presente nota ofrecemos un extracto del artículo: Empleo y Vivienda en México: Un estudio cuantitativo, de Gerard K. Boon, basado en los estudios del proyecto de investigación sobre empleo y construcción de vivienda en México, llevado a cabo por El Colegio de México, en colaboración con el Centro de Desarrollo de la OCDE durante 1971- 1973. Los términos y metodología de la investigación son, a nuestro juicio, aplicables al capitulo de empleo y vivienda del Nuevo Proyecto de Nación que Andrés Manuel López Obrador propone a los mexicanos.
Pero antes algunas cifras. De acuerdo con el INEGI, en 1995 el parque habitacional ascendió a 19.4 millones y la demanda mínima de vivienda para ese año fue de 22.2 millones, resultando un déficit de 2.8 millones. Asimismo, 47 % de las familias residía en viviendas de dos o menos habitaciones y 4.6 millones eran inhabitables. Si consideramos el ritmo de formación de hogares, en 1995 se estimaba que en 1999 el déficit acumulado de vivienda alcanzaría los 6 millones.
En igual sentido se expresó el Presidente del Consejo Nacional de Organismos Estatales de Vivienda, Manuel Barclay, al apuntar que el déficit de vivienda era de seis millones de casas en julio del 2009. Ariel Cano Cuevas, Director General de la Comisión Nacional de Vivienda, agrego que “México tiene una demanda masiva en materia de vivienda, no sólo del sector formal (Fovissste e Infonavit), sino del no asalariado, que es válida y prioritaria”.
Según estas cifras, el acceso al derechos constitucional de tener casa es grave y ofensivo para los mexicanos, más aún si revisamos su precariedad en colonias populares de las ciudades, el medio rural o las comunidades indígenas, que incluso acrecentarían el déficit señalado.
Pero retomemos el artículo: Empleo y Vivienda en México: Un estudio cuantitativo, de Gerard K. Boon, cuyos planteamientos los siguientes: “Dado que la tecnología determina la combinación de capital y trabajo en la producción, el problema de elección de tecnologías es vital para el empleo y en consecuencia también para la distribución del ingreso.
La rama de la construcción ocupa un lugar destacado cuando se comparan los diversos sectores y su contribución potencial ya sea al objetivo del empleo u otros propósitos. La construcción es una actividad donde por la diversidad de procesos existe un amplio margen para la elección de tecnología; generalmente no contribuye a las exportaciones y su contenido de importaciones es generalmente bajo. El sector requiere poca calificación de la fuerza de trabajo y puede absorber específicamente trabajo no calificado del sector agrícola. Este sector puede actuar además en forma ideal como intermediario entre la fuerza de trabajo inmigrante procedente de la agricultura y otras actividades, dado que, por una parte, las actividades de la construcción se realizan al aire libre, al igual que en la agricultura, y por la otra, la construcción requiere una disciplina de trabajo que es más parecida al trabajo de las fábricas que al trabajo agrícola.
Como lo hemos comentado, “Una parte de la actividad de la construcción corresponde a la vivienda… (y ésta) es una de las actividades más intensivas de trabajo. En México el costo del trabajo contenido en la vivienda representa del 33 a 37% del costo total (1965). Además, dado que en la mayoría de los países poco desarrollados existe una escasez grave de habitación, especialmente para los grupos de ingresos bajos, la construcción de vivienda puede constituir un factor importante en la creación de empleo y en el mejoramiento de las condiciones de habitación de las masas.
En la actualidad, los programas de construcción de vivienda de bajo costo pueden contribuir a satisfacer tres propósitos, considerados en la Estrategia del Segundo Decenio (1970 – 1980) del Desarrollo de Naciones Unidas): 1) la creación de empleo, 2) el uso de tecnologías intensivas de trabajo, cuando esto sea posible, y 3) el mejoramiento de las condiciones de vivienda para los trabajadores…
“Analizando los resultados posteriores (de la investigación) se puede observar que el empleo total y el directo están inversamente relacionados a la calidad de la vivienda, mientras que el empleo indirecto aumenta en la medida en que aumenta la calidad de la misma. La explicación del fenómeno de que el empleo directo baje y el indirecto suba a medida que se incrementa la calidad de la vivienda, puede ser el cambio en los insumes de materiales…Sin embargo, dado que la velocidad con que desciende el empleo directo es mayor que la velocidad con que se incrementa el empleo indirecto, el empleo total, por unidad monetaria de incremento en la demanda final se reduce cuando mejora la calidad de la vivienda…”
En resumen, si bien es relevante la innovación tecnológica en todos los sectores, en el caso especial de un programa nacional de empleo y vivienda, su intensidad debe ser menor. Cierto, la construcción, y en nuestro caso la de vivienda, tiene un gran potencial para generar empleos y le da experiencia a la población rural que migra obligada por su situación de miseria, lo cual también hay que cambiar. La vivienda tiene una enorme capacidad de crear demanda para la agricultura, además de multiplicar la del sector industrial.
Las condiciones del 2011 no son las de 1965, pero la construcción de vivienda, hoy por hoy, es una alternativa para crear millones de empleo, como lo propone AMLO.
@ancarnaco