Tras décadas de lucha, Salma Luévano, defensora de derechos humanos y estilista, y María Clemente García, operadora de taxi por aplicación, serán las dos primeras mujeres transgénero en Latinoamérica en ocupar una diputación federal (por la vía plurinominal).
Originaria de Minatitlán, Veracruz, con 53 años de edad, de ellos más de 30 luchando por la defensa de hombres y mujeres transgénero, Salma Luévano llega a San Lázaro luego de meses de litigio para que se cumpliera la llamada cuota arcoíris.
Uno de los recuerdos más claros de Salma, fue la detención que ella y un grupo de amigas sufrieron en su juventud por mostrar su identidad. Tras un periodo de depresión, eso la motivó a luchar por la defensa de los derechos de su comunidad.
“Fuimos a dar la vuelta a la plaza, pero tú no podías salir, porque anduvieras en donde anduvieras en la calle, era motivo de arresto. Nos detuvieron argumentando faltas a la moral”, expresó.
Estilista de profesión, aseguró que su trabajo le ha dado grandes satisfacciones y le permitió coincidir con gente que la guió para defender sus derechos.
Con una agenda progresista, aseguró que defenderá no sólo a la comunidad LGBT+, sino a todos los grupos vulnerables.
Para María Clemente García —licenciada en Administración de Empresas, quien por discriminación no ha podido ejercer y actualmente conduce un taxi por aplicación— ser una de las dos primeras diputadas trans es un logro de los grupos minoritarios.
Hace seis años inició su transición física y jurídica, pero señaló que desde los cuatro años tuvo clara su identidad.
Originaria de la CDMX, espera coadyuvar para construir políticas públicas que mejoren las condiciones de su comunidad.
Por Elia Castillo/ Heraldo de México