A lo largo de nuestra historia mexicana, hemos transitado por cientos y cientos de errores políticos. Errores que hemos cometido y nos hemos arrepentido, pero con el paso de los días olvidamos esos pecados y los volvemos a cometer.
Dentro de esas malas decisiones, muchos de nuestros representantes nos han defraudado. Digo esto porque ya comenzó el alboroto en los partidos políticos, con el registro de precandidatos a las diputaciones federales. Dentro del PRI, por ejemplo, está el famoso hombre del Porsche Cayman de color amarillo, el exdelegado del Infonavit, Heliodoro Díaz Escárraga. También está el porro diputado local Fredy Gil Pineda Gopar, quien golpeó y amenazó de muerte a uno de sus compañeros dentro del Congreso.
En los demás partidos políticos también hay unas verdaderas fichas, pero quiero hacer mención de Mario Omar Acevedo, quien se registró por el Distrito IV con cabecera en Tlacolula de Matamoros. En su boletín de prensa, se presenta como todo político, como un despersonalizado porque habla en plural: “Cuando decidimos participar en ésta precandidatura, lo hicimos con la voluntad de servir al pueblo”. No entiendo por qué ese afán de los políticos de hablar en plural. Sin embargo, cuando comienzan a ganar miles de pesos, hablan de su dinero, de su esfuerzo, en singular.
Pues Omar Acevedo, un día estuvo en Huajuapan, e invitó a los medios de comunicación de este lugar para que tuvieran una plática con el diputado federal Samuel Gurrión. En lo que el personaje federal llegaba al lugar, el hoy precandidato, comenzó a preguntarnos nuestros nombres, después de escuchar cada uno de ellos, ponía cara de sorpresa y completaba su asombro con: “tú eres fulano de las importancias”. Desde luego que algunos compañeros reporteros se sentían halagados por ese tipo de trato.
Después de una hora de espera y de reclamos por mi parte porque no llegaba el diputado, dijo: “la verdad estoy muy apenado con ustedes. El diputado me acaba de mandar un mensaje y me dice que se le atravesó un problema pero que enseguida estará con nosotros. Pero que les parece, continuo diciendo, si para enmendar estos minutos de retraso, me comprometo con ustedes a invitarlos a la ciudad de Oaxaca y llevarlos a los mejores restaurantes. También, mi compromiso será regresarlos en un vehículo especial para ustedes”.
Así, entre halagos melosos, el diputado Gurrión nunca llegó. Al retirarme le dije a Omar Acevedo: quiero que le digas al diputado que es un mentiroso, que no es la primera vez que deja plantada a la prensa. Me hubiera gustado hacerle varias preguntas que desde hace tiempo se las tengo guardadas, como por ejemplo, el maltrato que le da a su personal.
Cómo te llamas, me preguntó Omar Acevedo, ya te dije, le respondí. Sí, me dijo, pero para qué medio trabajas, agregó. Cómo que no sabes en qué medio trabajo, le dije, si tú mismo nos dijiste a todos que somos muy famosos y que cualquier político quisiera estar sentado con nosotros.
Pero ni modo, así es Omar Acevedo, el precandidato del PRI por Tlacolula de Matamoros. Está cortado con la misma tijera que los demás políticos. Afortunadamente, y además no lo acostumbro, no tomé nada de lo servido en la mesa.
Anoche le pregunté a varios compañeros periodistas que estuvieron en aquella reunión, si se había realizado el viaje prometido por el hoy precandidato Omar Acevedo. Todos coincidieron al decirme que sólo los entretuvo para utilizar sus servicios: que le publicaran su información.
El punto es que si vas a elegir a quien te va a representar, tienes que tomar en cuenta, por lo menos, que tenga un perfil de verdadero servicio.
A mí, en lo personal, me gustaría que a cada uno de los candidatos se les aplicara un estudio sicológico. Imagínate lo que Oaxaca ganaría si el que quede como candidato, tuviera un certificado por pruebas psicológicas y de capacidad intelectual y moral. ¿No te gustaría?
Elegir a quienes te servirán: Horacio Corro Espinosa
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