A partir del lunes, independientemente de los resultados de las elecciones en los estados de México, Coahuila, Nayarit y Veracruz, comenzará la cuenta regresiva rumbo al 2018; la no formal de acuerdo a la ley pero la real en función de las ambiciones desbordadas por hacerse de las candidaturas a presidente y demás puestos de elección que estarán en juego el próximo año. En realidad, es una puja que ya tiene tiempo, pero que una vez cruzada la aduana de 2017 cobra mayor relevancia y es posible obligue a modificar estrategias, relevar actores y marcará tendencias.
Vistas las cosas en perspectiva, todos los partidos tienen algo que ganar y mucho que perder. Para el PAN y su dirigente Ricardito Anaya el “niño Fidencio” de la Mafia Azul, la caída en picada de la señora del pan es una derrota total; Vázquez Mota jamás encontró la forma de conectar su discurso con la gente, su forma de comunicarse, se advertía de entrada más falsa que un billete de cien mil pesos; el pronóstico de su cuarto lugar lo dice todo; es posible que –también- ya cantado el triunfo en Nayarit de la coalición formada con el PRD le sirva a Anaya para lavarse la cara; aunque en términos reales en este estado el PRI ha hecho todo lo posible para perder, incluyendo la aportación de un Fiscal narco y un “gober precioso” cómplice; diferente puede ser el escenario si el PAN ganará en Coahuila, en este estado las tendencias de intención del voto se han cerrado en una parejera con el PRI; en tales condiciones ganar dos de tres no sería un mal resultado, que aunque compartido con los amarillos, los azules lo reivindicaran como suyo.
El PRD, que en un principio le escatimó apoyo a Juan, llega al final de las contiendas colgado de Zepeda como su tabla de salvación para no perder por goleada; con una campaña fresca en cuanto a identificar los temas neurálgicos sin recovecos retóricos, respondiendo con contundencia pero sin estridencia a las provocaciones declinatorias de Morena; Juan Zepeda ha sido la revelación en el Estado de México, con solvencia hace valer ser el único candidato sin señalamientos de desvíos de recursos, durante su gestión como Alcalde de Ciudad Nezahualcoyotl los índices de inseguridad se redujeron. ¿De qué tamaño será la ausencia de liderazgos en el Sol Azteca, que ya se han escuchado voces ubicándolo como “presidenciable” en lugar de Mancera? La Señora Barrales, que parece haber perdido no solo el control de su partido sino también de sus ideas, presume estar compitiendo en Coahuila, habrá que esperar la necia realidad; y en Nayarit, como les suele suceder cuando van de acólitos de la mafia azul, les van dejar las migajas del festejo y del pastel.
Para el PRI las perspectivas son de tormenta; perdido Nayarit según todas las predicciones, incluyendo las del Walter Mercado de los pronósticos electorales; la fórmula 3de3 presumida por su dirigente nacional Enrique Ochoa está descartada; por obvias razones la Joya de la Corona es el estado de México, no le falta razón a Del Mazo cuando asegura que “el destino del PRI” se juega en esta elección; aunque acotando podemos suponer que lo que quiso decir es que el destino político de Peña, Ochoa, Osorio, Robles, Eruviel y demás depende de los resultados del domingo; por lo que se advierte se prepara una gran operación legal y lindando en lo ilegal para que Alfredito gane; lo cual le agrega un ingrediente, el triunfo si llega deberá ser contundente para resistir las impugnaciones; en contraparte si Del Mazo pierde, los barruntos de rebelión se convertirán en tsunami; para el Presidente Peña será, si ya lo es, mucho más difícil conservar el control del partido y en particular de la ya en puerta Asamblea Nacional; Ochoa tendrá que renunciar y ceder los trastos a Gamboa Patrón, que en realidad desde hace rato es el poder tras el trono, el titiritero mayor; y si la formula 3de3 se hace realidad invertida, arrebatándole el PAN Coahuila con todo y el control que presumen los Moreira, entonces sí, hay que ir preparando la Orquesta del Titanic.
En cuanto a Morena, bueno digamos López Obrador; la visión del día después depende del color del cristal con que se mire; para sus seguidores, que podríamos decir la mayoría son convencidos lindando con el fanatismo de su causa y otros son también fanáticos pero del oportunismo; suceda lo que suceda todo es ganar, ganar; si Delfina llega será –dicen- un golpe al corazón del peñismo y una olla de monedas de oro al final de arcoíris; y sobre todo demostrará que sí se puede derrotar al Estado con todo y sus infinitos recursos y en consecuencia Andrés Manuel ya puede cabalgar en caballo de hacienda hacia los pinos; si Delfina pierde será la muestra más evidente de los abusos del poder y en consecuencia de la necesidad de redoblar esfuerzos para derrotar a la mafia del poder; en contraparte, mirando los escenarios con serenidad, ambos implican mayores riesgos; de ganar Delfina tendrá que acreditar en muy corto plazo una gran capacidad para darle cause a la gobernabilidad y eso no es cosa fácil y además habrá que ver qué actitud asume López Obrador quien ha demostrado una buena dosis de intolerancia con quienes considera más que aliados subordinados; si pierde, aún con un resultado apretado, tendrán que pensarlo dos veces si los tiempos y la sociedad aguantan movilizaciones, bloqueos y hasta violencia verbal o física; en los otros estados Morena no tiene nada que hacer y en Veracruz, en las municipales, será interesante vistos los resultados medir que tanto le redituó a Andrés Manuel la confrontación con el presidenciable Yunes.
Como se advertirá, lo mejor de lo que suceda el domingo es lo peor que se va a poner un día después; ya el esposo de la señora Martha definió la alianza PAN-PRD como ganadora y con la “sabiduría” que le caracteriza descubrió que el problema estará en cómo elegir el candidato, entre Margarita, -primero las damas- Anaya, Mancera, Moreno, Romero, Aureoles y por supuesto Yunes Linares…puras bonitas personas.
Es viernes ¡hoy toca! Diría Germán Dehesa.
¿Alguien puede asegurar que esto ya está decidido?
RAÚL CASTELLANOS HERNÁNDEZ / @rcastellanosh