Oaxaca está en un momento de gran intensidad y de grandes movimientos políticos. El reacomodo de fuerzas tras la expulsión del PRI del poder público estatal, y la llegada de Morena con el gobernador Salomón Jara, está generando una competencia que en la que las grandes posiciones —el Senado, las diputaciones federales— están también determinando los movimientos en las posiciones locales. Es interesante observar los movimientos que están ocurriendo en tiempo real en prácticamente todos los partidos políticos para entender la lógica de fondo de sus movimientos. Hagamos algunos apuntes.
La batalla por el Senado. Vale remarcar que para la competencia senatorial los partidos irán por separado. Por Morena, ya sabemos, serán candidatos Antonio Morales Toledo y Luisa Cortés García. Por el PT será Benjamín Robles Montoya. Por el Partido Verde es inminente la postulación de Laura Estrada Mauro, como cabeza de la fórmula. Por el PRI será María del Carmen Ricárdez Vela. Por el PAN encabezará la fórmula Griselda Galicia; MC y el PRD aún no define quiénes serán sus abanderados, aunque en el caso del partido naranja Héctor Pablo Ramírez podría ser su opción a la cámara alta. ¿Qué se desprende de todo eso? Por un lado, esa lista de nombres confirma lo desfondado que está el partido tricolor, y la intención del gobernador Jara de no dejar espacios a que sus partidos opositores se queden con alguna de las tres opciones al Senado. Por eso, en esa competencia aparentemente dividida, está enviando tres fórmulas de candidatos de su partido, y aliados, a buscar los escaños de mayoría y de primera minoría por Oaxaca.
El mayor artífice de ese desfonde del PRI es José Murat, que parece estar decidido a no dejar piedra sobre piedra de su antiguo partido, pero torpedeándolo desde dentro. La imposición de Ricárdez Vela y de Felícitas Hernández Montaño como abanderadas al Senado, confirma la tendencia de postular a lo menos competitivo del partido. Ello allanará el camino a Morena y sus aliados, pero también determinará las demás postulaciones. ¿De qué hablamos? De que, en el caso de las diputaciones federales, los partidos en Oaxaca sí van en coalición. En el caso de la alianza que encabeza Xóchitl Gálvez, el reparto de las 10 diputaciones federales de mayoría quedó así: seis candidaturas para el PRI, tres para el PAN y una para el PRD. En más de uno de los casos, el reparto de las candidaturas se hizo al margen de la consideración de los respectivos nichos de votación para cada partido y sus candidatos. Así, nada garantiza éxito frente a la coalición Morena-PT-Partido Verde, que ya tiene perfectamente repartidos sus espacios, y que silenciosamente ha ido captando a lo poco del priismo que sigue gozando de cierta presencia, como es el caso del ex candidato priista a la Gubernatura Alejandro Avilés, que ya fue fichado en las listas de representación proporcional de los partidos que integran la alianza Sigamos Haciendo Historia.
En el caso de las diputaciones locales, sí logró consolidarse una coalición entre el PRI, PAN y PRD quedando 10 candidaturas para el PRI, nueve para el PAN y el resto para el PRD. Queda claro, en ese reparto, que el PAN busca mantener sus liderazgos en Huajuapan de León y Miahuatlán de Porfirio Díaz —tanto en las diputaciones locales como en las federales—, porque son los únicos distritos y regiones en los que tienen presencia real; y que quizá el PRI busque afianzar su presencia en las regiones de la costa y la cañada oaxaqueña, aunque no hay ninguna certidumbre sobre ello ya que ni Fredy Gil Pineda Gopar será candidato por Puerto Escondido ni Lizbeth Concha Ojeda por Teotitlán de Flores Magón.
LA BATALLA POR LA CAPITAL
En esa retahíla de movimientos y patadas bajo la mesa entre partidos, llama la atención lo que está ocurriendo nuevamente en el PRI. Sin mayor turbulencia, la dirigencia priista decidió postular al ex secretario de Salud en el gobierno de Ulises Ruiz, Martín Vásquez Villanueva, como abanderado a la presidencia municipal de la capital. Ello ha generado una serie de movimientos no sólo en el PRI sino en todos los partidos.
La razón de todos esos movimientos es que el PAN y el PRI habían intentado dialogar sobre la posibilidad de una candidatura común para la presidencia municipal citadina. No obstante, parece ser que la mayor dificultad para lograr cualquier acuerdo interpartidista está precisamente en la figura de Vásquez Villanueva. Pues desde sus primeras apariciones ya como candidato, el citado ex funcionario de origen tehuano decidió abrir fuego contra todo lo que se le pusiera enfrente.
Martín Vásquez despreció la posibilidad de obtener el apoyo de algunos liderazgos históricos del PRI en la capital, como José Antonio Hernández Fraguas, Alfonso Gómez Sandoval o Javier Villacaña, entre otros. Tengan mucho o poco capital político, todos ellos al menos son oriundos de la ciudad y en algún momento gozaron de la simpatía de la ciudadanía. Aún peor, decidió írsele encima directamente a Villacaña en una entrevista radiofónica. Lo único que logró fue confirmar el mal tino en su postulación; o —idea que no deja de rondar entre los priistas locales— que deliberadamente fue postulado el peor aspirante tricolor a gobernar la capital, para seguir adelante en la labor de zapa de lo que quede del PRI oaxaqueño. Y no sólo eso: lo que sí ha logrado con creces es el consenso en su contra.
Vásquez Villanueva, además, ha despreciado al PAN. Al interior de la cúpula panista existe sobrada molestia por la indolencia de Vásquez Villanueva a entablar con ellos cualquier forma de diálogo. Está convencido, dicen, que él le hará un favor al PAN concediéndole una o dos regidurías en su planilla, cuando queda claro que hoy no sólo sí existe simpatía medible hacia ese partido entre el electorado citadino, sino que más de un priista le ha hecho guiños al panismo para buscar un espacio o apoyar a una planilla blanquazul. Hoy, por ende, no se descarta que lejos de conformarse con ser rémora de Martín Vásquez y el PRI, el PAN postule una planilla propia a la alcaldía citadina, que genere consensos con los priistas despreciados por el ex Titular de los Servicios de Salud, y que capte los votos de los priistas que no se sientan representados por el abanderado tricolor de origen istmeño.
Existe un tercer factor: Jaime Larrazábal Bretón será, si nada cambia, abanderado del PRD a la alcaldía. Así, queda claro que la batalla podría terminar siendo entre dos —PAN y PRD, en la búsqueda del voto de lo que quede o siga representando la llamada “vallistocracia”—, frente a Morena que abanderará por segunda ocasión a Francisco Martínez Neri.
Qué tan turbio se ve el panorama en la capital oaxaqueña, que no falta quien apuesta a que el emergente candidato de Movimiento Ciudadano Pablo Puga —hijo de Héctor Pablo Ramírez Puga, ahora encaramado a fuerzas en el partido naranja—, sea capaz de captar más votos que el cuestionado abanderado priista. Si lo dicen, es por algo…
EPITAFIO
Mañana viernes, dicen, no habrá nadie, pero nadie, en Oaxaca. En pleno, la cargada morenista —gobernantes, servidores públicos, empleados, líderes políticos, simpatizantes espontáneos y muchos, pero muchos acarreados— estarán en la Ciudad de México nutriendo la cargada, perdón, el inicio de campaña de la candidata presidencial Claudia Sheimbaum Pardo.
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