Noé Jara se dejó ver desde antes del inicio de la administración, como un gestor plenipotenciario de facto ante la administración gubernamental y con relación a los intereses políticos de su hermano el gobernador Salomón Jara Cruz. A lo largo de quince meses fue uno de los más eficaces enlaces entre la sociedad y el gobierno, y también se empeñó en impulsar a una serie de personajes para diversos cargos que se disputarán en los comicios concurrentes de 2024. Esa fuerza e influencia aparentes hoy se aprecian mermadas. ¿Qué pasa ahí?
En efecto, uno de los mayormente damnificados por la decisión tomada respecto a la candidatura de Morena de la capital oaxaqueña es justamente el hermano del Gobernador. Si bien es cierto que fue el diputado local Luis Alfonso Silva Romo quien formalmente se quedó en el camino hacia la candidatura por la alcaldía citadina, en realidad el quebranto también se suma a los haberes políticos de su principal impulsor.
Fue Noé Jara quien lo animó y lo involucró en una serie de actividades y estrategias de posicionamiento para ubicarlo como aspirante a la presidencia municipal de Oaxaca de Juárez. De acuerdo con los cálculos que seguramente hizo, su intención era colonizar las principales posiciones de representación popular en juego a disputarse en los comicios concurrentes de junio próximo. Por esa razón junto con Silva Romo comenzó a hacer gestión y trabajo comunitario con otros personajes como la diputada local Haydeé Irma Reyes Soto, el empresario Raymundo Chagoya Villanueva en la capital oaxaqueña y algunos de los municipios conurbados.
En ese cálculo primario, pensaban que podían ser sostenibles diversas candidaturas afines a ese grupo. La confianza radicaba en la cercanía entre los hermanos Jara y el hecho de que ellos han hecho trabajo político como grupo, desde hace muchos años. Así, pensaban que podían hacerse de la candidatura a la presidencia municipal de la capital; de la diputación local por el distrito 13; e incluso poder incidir en quien resultara electo como abanderado por Morena para el distrito electoral federal 08 con sede también en Oaxaca de Juárez.
El problema es que dicho cálculo se descuadró por completo con el descalabro que sufrió el diputado Silva Romo en la carrera interna de Morena por la presidencia municipal citadina. Ya no está en posibilidad de ser reelecto como legislador local; en la suma y resta de las diputaciones federales tampoco tiene cabida, ya que la posición que se jugará por la ciudad capital está reservada —en la coalición morenista— al Partido Verde Ecologista de México, que posiblemente postule al actual senador Raúl Bolaños Cacho-Cué.
Así, parece que la única de las posiciones actuales de Noé Jara que sigue teniendo competitividad real es el notario Raymundo Chagoya, de quien se sabe que ha salido con buenas puntuaciones en las encuestas que se han levantado en la capital para definir a quien será el abanderado morenista para la diputación local del distrito 13.
Es muy probable que, dentro de esos acomodos internos de Morena, a la diputada Reyes Soto sólo le alcance para repetir como abanderada por el distrito 17 Tlacolula. Esto, a pesar de que en reiteradas ocasiones se le ha acusado de haber abandonado el distrito durante el actual periodo como representante popular, habida cuenta de que en 2021 ella resultó designada como candidata a diputada por ese distrito por una combinación de factores, y no porque tuviera trabajo político en la región.
Hoy, sostienen versiones, la Legisladora local ha dejado de atender a los llamados de Noé Jara y ha tratado de buscar cobijo en otros grupos morenistas. Incluso señalan que de lograr alguna candidatura ya no sería gracias a Noé Jara.
LOS DUROS VS LOS RADICALES
Reiteradamente el gobernador Salomón Jara ha dicho que ningún priista aparecería entre las listas de abanderados morenistas, y que en su gobierno no habría espacio para los arrepentidos, para los absueltos o para los conversos. Esa es una verdad que, además, tiene varias aristas.
¿Por qué? Porque recordemos que más que un partido, Morena es un movimiento. Y ahí existe una pugna entre los que simplemente no quieren a personajes venidos de otras fuerzas o extracciones políticas, y quienes además no quieren a nadie que no sea un elemento químicamente puro del jarismo —considerando que los Jara y su primer círculo nunca militaron en otro partido que no fuera Morena y sus antecedentes históricos.
Veamos esto a partir de la situación de Luis Alfonso Silva Romo. Él, como otros personajes hoy morenistas, vienen de la extracción panista. Coyunturalmente brincaron a las fuerzas de izquierda desde hace años, y en ellas han navegado siendo elementos útiles. A Silva, nadie le puede regatear el haber ganado consecutivamente la diputación local. Pero eso no necesariamente lo hace ser aceptado en el núcleo más duro del morenismo, en donde milita una serie de personajes que no están dispuestos a ceder nada a nadie que no coincida incondicionalmente con ellos.
En esa lógica, en los círculos más cercanos del gobierno estatal se ha escuchado decir que el hermano del Gobernador se equivocó al tratar de impulsar a personajes externos al movimiento y a los intereses del grupo. Dicen que además de que varios de ellos no lograron crecer lo suficiente como para garantizar que son competitivos como candidatos, tampoco son personas que han caminado con el movimiento lopezobradorista desde los tiempos en los que nadie creía que podrían remontar los resultados electorales adversos de 2006 y 2012 del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Posiblemente estos sean indicios de que lo que se ha escuchado decir en los corredores de Palacio de Gobierno, tenga mucho de verdad, con relación a los prospectos impulsados por Noé Jara. Al final, en Oaxaca también parece estarse imponiendo la verticalidad frente a los proyectos particulares; rigidez que, además, se ha venido ejerciendo desde el Palacio Nacional en muchas de las decisiones más trascendentes de Morena en las entidades federativas.
EPITAFIO
A contrapelo del gobernador Salomón Jara, que no ha bajado el ritmo de trabajo desde el primer día de su administración, y que cotidianamente demuestra tener los pies bien puestos en la tierra, varios de sus funcionarios se han dejado seducir por las tentaciones de la soberbia que casi naturalmente trae aparejado el pedacito de poder que ejercen. Con esas actitudes demuestran su pequeñez y lo grande que les queda el cargo. A 15 meses de la administración, ya es posible hacer un balance sustantivo de sus respectivas gestiones. En algunos casos, como lo es la Coordinación de Comunicación Social de la Gubernatura, sus resultados son francamente deplorables. Abundaremos.
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