Elecciones 2017: referéndum a Peña: Raúl Castellanos

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No hay plazo que no se cumpla. El próximo domingo tendrán lugar elecciones en cuatro estados; tres elegirán gobernador (Coahuila, Nayarit y el Estado de México) y Veracruz presidentes municipales. Los resultados se advierten cerrados, impredecibles. Como era de esperarse, los temas del debate nacional terminaron por imponerse: el activismo de López Obrador causó estado y polarizó las contiendas; el huevazo de Veracruz fue asumido por sus partidarios como la ratificación de que es el enemigo a vencer y en consecuencia hay que seguirlo hasta donde tope. Para los del lado de enfrente, su controvertido diálogo con Pepe Cárdenas mostró su verdadero rostro intolerante; por su parte, Andrés Manuel lo reduce todo a su confrontación con la “Mafia del Poder”.

En este contexto, el pasado domingo ocurrieron los últimos actos masivos de campaña. Todos los candidatos echaron mano de sus mejores promesas, mostraron su “capacidad de convocatoria” con miles de acarreados, práctica que en algunos casos a algunos partidos les sale mejor que a los dueños de la patente –el PRI-. Sin embargo, hay un personaje que, sin ser candidato, está colocado en el centro de la disputa, fundamentalmente en el Estado de México: el Presidente Peña Nieto. A estas alturas, es evidente que esta elección será en buena medida un referéndum a su gestión, sus decisiones, sus claros y oscuros.

Es posible que los estrategas del PRI así lo hayan determinado, lo cual es una apuesta muy riesgosa dados los bajos índices de aprobación que tiene, o que la necia realidad haya conducido el debate a ese terreno. Lo cierto es que Peña y AMLO subliminalmente estarán en las boletas electorales del domingo. Es evidente que en la recta final el PRI hizo del discurso del populismo su bandera contra López Obrador; Enrique Ochoa así lo define: “Yo estoy convencido de que en el 2018, México en efecto enfrentará una definición histórica y la elección es una “Y”. Por un lado es una propuesta a favor de generar empleo, a favor de impulsar la participación libre e igualitaria de la mujer, a favor de respetar la inversión privada y de impulsar las inversiones que el país necesita para avanzar en la justicia social y en un escenario plural y democrático, esa es la propuesta del PRI. ‘Y’ por el otro lado, está la propuesta de llevarnos, como López Obrador y Morena lo proponen, a la oscura caverna del populismo autoritario que ha invadido con resultados lamentables a diversos países de América Latina”.

Por su parte, Alfredo del Mazo Maza, en su cierre de campaña celebrado en la Plaza de los Mártires en Toluca, al mejor estilo del pasado, incluyendo más de cien diputados federales de su partido, en la misma línea discursiva de Ochoa expresó “Todo lo que somos, todo lo que hemos trabajado, todo lo que hemos construido durante tantos años está en juego en esta elección; de nuestro triunfo depende el futuro del priismo, depende el futuro de este país”; o sea “nosotros o el diluvio”. Como se advertirá, la confrontación es con López Obrador, quien por su parte, engallado por la declinación del candidato del PT, Oscar González a favor de Delfina Gómez, actitud que en automático convirtió a ese partido en un dechado de democracia; volvió a reiterar la “solicitud” a Juan Zepeda de que decline por Delfina; este por su parte pidió a quienes están lanzando ultimátums –para que decline- que “se ahorren sus palabras” y los conminó a que declinen a su favor.

Delfina, en el mismo tenor de colocar a Peña al centro del debate, le envió un mensaje desde la colonia Virgencita de Ciudad Nezahualcóyotl “Usted señor Presidente puede terminar de mejor manera su mandato si apuesta a respetar la voluntad popular y reconoce sin titubeos ni condicionamientos en su propio estado natal” ya entrada en gastos le ofreció –a Peña- el “compromiso” de respetar los resultados que emanen de las urnas; las últimas encuestas –la mayoría- reportan un empate técnico entre Del Mazo y Delfina.

En los otros estados, las cosas no pintan mejor para el Presidente y su partido. En la recta final, las tendencias en Coahuila se han reducido; Miguel Ángel Riquelme Solís, candidato del PRI y demás chiquillada, tiene el 35.5% de las preferencias; su ventaja se ha reducido frente a Guillermo Anaya Llamas del PAN y sus acompañantes que alcanzan el 31.4%; el impresentable candidato de Morena Armando Guadiana Tijerina aparece en un lejano 17.9%; en Nayarit la elección parece definida por Antonio Echevarría con un 43.7%, postulado por el PAN, PRD y PT; Manuel Cota del PRI se ubica en un lamentable –para su partido- 24.9%, Miguel A. Navarro de Morena anda por 13.3% y el simpatiquísimo “Layin”, el alcalde que declaró “robar poquito” y baila quebraditas cuenta con el 11.1%.

Enrique Ochoa ha pronosticado que ganarán “tres de tres”. Por lo que se advierte, convertidas las elecciones en un plebiscito al gobierno de Peña, el “tres de tres” podría ser inverso; aunque como apuntan los clásicos, la última palabra la tiene el pueblo, que es sabio y no se equivoca.

¿Alguien puede asegurar que esto ya está decidido?

RAÚL CASTELLANOS HERNÁNDEZ / @rcastellanosh