
Jaime GUERRERO
Israel Enrique Gallegos Soto abordó el Tren Interoceánico con una ilusión sencilla: revivir un recuerdo de su niñez y compartirlo con su esposa. Ese viaje, que planeó como unas breves vacaciones en el Istmo de Tehuantepec, se convirtió en el último de su vida tras el descarrilamiento ocurrido la mañana del domingo en la región.
Días antes, el 26 de diciembre, Israel habló con su primo, Ares Edgardo Jiménez del Toro. Le contó que bajaría a Salina Cruz porque quería viajar en el tren, llevar a su esposa y volver a sentir la emoción de cuando era niño y se subía a los vagones.
Su primo le recomendó llegar temprano, registrarse en un hotel y aprovechar la estancia para ir a la playa Santa María La Bamba y comer mariscos con prestadores de servicios locales.
Israel siguió el plan. Ya en Salina Cruz, se comunicó con su primo y, al día siguiente, a las 8:13 de la mañana, envió un mensaje desde Ciudad Ixtepec: estaba a bordo del Tren Interoceánico. Acompañó el texto con una fotografía que hoy circula en redes sociales. Todo parecía marchar con normalidad. Incluso, Ares le respondió que le avisara cuando pasara por Ciudad Lagunas para comprarle relleno, papa y mole, comida tradicional del Istmo.
Cerca de las 10:00 horas, el paso del carro de seguridad, con su sonido característico de alerta previo a la llegada a las poblaciones, hizo pensar a la familia que en unos 30 minutos Israel estaría en Matías Romero.
Sin embargo, el tiempo avanzó y, al llegar el mediodía, no había noticias ni de él ni de su esposa.
A las 12:00 horas, el silencio comenzó a preocupar. Media hora después, un enfermero buscó al primo de Israel para informarle que Karla, su esposa, estaba grave.
La noticia resultó increíble para la familia. Pensaron primero en una enfermedad repentina durante el trayecto. Al acudir al lugar, solo recibieron información parcial.
En el hospital del IMSS, el escenario era de caos. Se hablaba del ingreso de decenas de heridos. Ares no pudo entrar; fue su hermana quien logró ver a Karla, quien le explicó que Israel estaba muy mal, con una herida severa en la cabeza y sangrando entre los fierros del tren.
La familia reconoció la ayuda solidaria de habitantes de Chivela, quienes auxiliaron a numerosas personas tras el accidente.
La búsqueda de Israel se prolongó durante horas. No aparecía en listas ni había información clara. Fue hasta la madrugada, alrededor de las 2:00, cuando una persona de Chivela notificó a la familia que lo habían localizado: había fallecido.
Con la llegada de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo a la región, los trámites se agilizaron.
La familia recibió atención inmediata, apoyo para gastos de hospedaje, alimentación y traslados, así como el acompañamiento de personal asignado para dar seguimiento al proceso y a la indemnización.
Además, la mandataria se comprometió a esclarecer las causas del accidente.
Israel Enrique Gallegos Soto fue velado en la vivienda que perteneció a sus abuelos, en el municipio de Matías Romero Avendaño. Viajaba en el Tren Interoceánico con el objetivo de vacacionar y revivir un recuerdo de infancia.
Su esposa, Karen Leyva, continúa hospitalizada; su estado de salud es estable y el diagnóstico médico es favorable.
El viaje que Israel soñó como una aventura terminó marcando para siempre a su familia y a una comunidad que hoy exige verdad y justicia tras la tragedia.
De acuerdo con el balance oficial, el descarrilamiento del Tren Interoceánico dejó 13 personas fallecidas, 104 lesionadas y alrededor de 30 pacientes hospitalizados en distintos centros médicos del Istmo de Tehuantepec, algunos de ellos con lesiones de consideración, mientras que el resto recibió atención médica y fue dado de alta conforme evolucionó su estado de salud.







