La comunidad científica de Chicago, en Estados Unidos, que controla el reloj simbólico creado en 1947 sobre el fin del mundo, movió el aparato tres minutos hacia la hora cero que representa el momento en que se acabará la vida en la Tierra.
Los miembros del boletín estadounidense de Ciencia Atómica y el Consejo de Seguridad observaron minuciosamente la situación del planeta y encontraron que en este momento la humanidad se encuentra en una circunstancia altamente peligrosa, por lo que se vieron obligados a adelantar tres minutos el reloj hacia la catástrofe, algo que no sucedía desde el fin de la Guerra Fría.
“En 2015, el desenfrenado cambio climático, las armas nucleares modernas y los masivos arsenales atómicos suponen una innegable amenaza para la existencia humana, que los líderes mundiales han ignorado y fallado en actuar con rapidez para proteger a los ciudadanos de una potencial catástrofe”, señala el comunicado de prensa emitido por esta comunidad científica.
“Estas fallas de liderazgo político ponen en peligro a cada persona en la Tierra”, añadió.
Agencias