“Cuando un pueblo se levanta/ por pan libertad y tierra/ temblarán los poderosos/ de la costa hasta la sierra” (canción popular).
Los pueblos suelen dar lecciones en momentos claves de la historia. Hay quien dice que la voz del pueblo es la voz de Dios.
El pueblo de Oaxaca ha dado una lección contundente al régimen autoritario que hemos padecido. A pesar de la guerra sucia, la propaganda fascista, el derroche multimillonario de recursos públicos en dádivas condicionadas, el clima de terror que se pretendió implantar para inhibir el voto ; el pueblo, como en el 2006, salió masivamente y votó en contra de quienes consideró no merecía su apoyo: el gobierno actual y su proyecto de continuidad.
Los electores salieron en forma evidente, hicieron colas pacientemente y ejercieron su derecho de elegir a sus gobernantes y diputados. Cumplieron ejemplarmente.
Las elecciones del 2010, son históricas por varias razones:
En primer lugar porque son las primeras elecciones en que el PRI pierde la gubernatura después de 81 años. Primero como Partido Nacional Revolucionaria (PNR), luego como Partido de la Revolución Mexicana (PRM) y finalmente como Partido Revolucionario Institucional (PRI), había ganado hasta ahora todas las elecciones (aunque aún queda la duda del 2004 en las que el TRIFE decidió reconocerles el triunfo; aunque no así el pueblo llano).
Gabino Cué es el primer gobernador que no sale postulado de las filas de ese partido, llega además con una diferencia de más de 100 mil votos, lo que representa cerca del 10% arriba de Eviel Pérez Magaña. Con la legalidad de su parte el próximo gobernador contará con una indudable legitimidad. Habrá que reconocerle a Eviel que ha contribuido con ello al aceptar que los datos de las urnas no le favorecen. Gabino no deberá desaprovechar el “bono democrático” que el pueblo le ha dado.
En segundo lugar porque el partido oficial perdió también el Congreso. Por primera vez el PRI no tendrá mayoría. De acuerdo a los análisis preliminares el PRI tendrá alrededor de 14 de los 42 diputados. Incluyendo los de mayoría relativa y representación proporcional. El PAN podría lograr 13 o 14; el PRD quizás 10 u 11. La Coalición en su conjuntó habrá logrado mayoría, alrededor de 27 diputados locales, lo que podría permitirle desmontar el andamiaje jurídico autoritario que ahora padecemos, ya sea con una nueva Constitución o una reforma constitucional radical que ponga en clave democrática el andiamaje jurídico autoritario que tenemos. Esperamos que los próximos diputados y diputadas aprovechen esta oportunidad que la vida les da y no defrauden al pueblo.
En tercer lugar porque se logró vencer el abstencionismo, el porcentaje de participación electoral fue prácticamente de 56%. Esto es muy significativo si consideramos que el promedio de participación a nivel nacional fue de 40%.
El abstencionismo en Oaxaca habrá quedado en este proceso en un 44%, mientras que a nivel nacional en un 60%. El pueblo entendió perfectamente el momento histórico que vivíamos y dio una lección de civilidad que a la vez obliga a una gran responsabilidad para los que fueron elegidos.
En cuarto lugar porque el pueblo logró lo que la actual legislatura local le negó: hacer un juicio político a Ulises Ruiz por los sucesos del 2006 y las graves violaciones a los derechos humanos que le encontró la Suprema Corte de Justicia de la Nación. En el colmo de su ignominia, Ulises pretendió dejar un heredero en el gobierno del estado y en la presidencia municipal de la ciudad de Oaxaca. Las elecciones del 2010, efectivamente, como lo han señalado diversos actores políticos y organizaciones sociales, fue una elección plebiscitaria. El pueblo condenó a Ulises Ruiz.
El régimen político oaxaqueño se está cimbrando, aun no podemos ver con amplitud cuales serán las repercusiones históricas de este proceso que en mi opinión es estructural; como he dicho en otros artículos, este proceso no empezó en el 2010, vienen de mucho tiempo atrás, las etapas más recientes fueron el 2004 y el 2006. Estas elecciones son parte de este proceso histórico. El PRI no lo pudo entender en el 2004 y le apostó a más de lo mismo: opacidad, corrupción, impunidad, represión, soberbia, mentira, difamación, etc.
Uno de estos resultados inmediatos es que la clase política priista, primera vez en Oaxaca, será oposición, y sin la ayuda del gobierno del estado, se redimensionará el peso real del PRI en la geografía estatal que, con todo y la derrota, ciertamente, tiene que reconocerse, constituye, hasta ahora, la primera fuerza partidaria del estado. Gabino no pretende su aniquilamiento, no es un asunto de venganzas, ha ofrecido reconciliación, pero a la vez, el pueblo espera justicia.