“Agua pasada no mueve molinos”
- Refrán popular
En el PRI Oaxaca ya se inscribieron los precandidatos para competir por la gubernatura el próximo año. Y levantaron la mano para quedarse con la candidatura del tricolor, la diputada federal, Mariana Nassar Piñeyro, German Espinosa ex secretario de administración y Francisco Ángel Villareal, quien hace apenas unos días fungía como director del IEEPO. Además, Héctor Pablo Ramírez Puga ex titular de la Comisión Estatal del Agua, Heliodoro Díaz Escarraga ex secretario estatal de Seguridad Pública y la diputada Eufrosina Cruz, otrora de los cuadros más importantes del panismo en la entidad, han mostrado interés. Incluso, Eviel Pérez Magaña, líder estatal del PRI y quien ya compitió y perdió en 2010, está en la contienda interna.
El Revolucionario Institucional, que en otros tiempos ganaba de manera fácil las elecciones en la entidad, esta vez está ante una elección difícil que vaticina una derrota vergonzosa, superando a aquella que sufrieron en 2010 y que llevara a Gabino Cue a ser gobernador del estado. Cabe destacar que esa elección de hace casi 12 años ha sido la única vez que el PRI ha perdido una elección para gobernador en Oaxaca en su historia, lo que nos da una idea de la fuerza electoral que antes tenía este partido en la entidad, fuerza que ahora es propiedad de Morena y sus aliados.
Y es que el partido del gobernador Alejandro Murat la tiene muy difícil. El alto nivel de aprobación del presidente de la república en el estado, los liderazgos jóvenes del tricolor, que más que por su talento han llegado a posiciones importantes gracias a su apellido, el sin número de personajes reciclados que poco han aportado al partido, pero sobre todo, los últimos resultados electorales en Oaxaca, predicen y explicarán una derrota el próximo junio en la elección estatal.
Si tomamos en cuenta la elección de 2021, Morena arrasó en el estado con el 41% de las preferencias, quedándose con los municipios más importantes así como con la mayoría en la Cámara de Diputados Local. En 2018 no fue diferente y el efecto Peje se dejó sentir duro y tupido, con un porcentaje de votación en términos estatales arriba del 40%, logrando una holgada mayoría de representantes en el Legislativo local.
Y si bien, estas elecciones no fueron para elegir gobernador, si revisamos la última elección estatal de 2016 en la que Alejandro Murat fue electo, encontramos que Morena logró casi el 23% de los votos con Salomón Jara como candidato, que si bien perdió, no hay que olvidar que no fue en coalición con el Partido del Trabajo, que logró arriba del 10% con Benjamín Robles como candidato. Es decir, si hubiera habido una coalición entre estas fuerzas políticas, Alejandro Murat no hubiera vencido, ya que el ahora gobernador obtuvo solo el 32% de las preferencias.
Y eso, sin tomar en cuenta a una gran parte del PRD estatal que se ha mudado a Morena desde entonces y que en 2016 postuló a José Antonio Estefan Garfias como candidato de la coalición, quien quedó en segundo lugar con casi el 25% de la votación. Recordar estos resultados nos hace pensar que si la “izquierda” estatal se hubiera unido contra el PRI en 2016, ahora estarían gobernando el estado. ¿Coincidencia?, ¿Muy buena suerte para el tricolor en 2016?, ¿O quizás una gran estrategia que dividió a las fuerzas de izquierda en Oaxaca hace 5 años? Esta es cuestión para un análisis más exhaustivo que dejaremos para otro momento.
Lo que sí es una realidad es que ahora la coalición del partido del presidente es mayor que en 2016, con MORENA, el Partido del Trabajo y otros que se están sumando, como el Partido Unidad Popular, con lo que se está consolidado su arrastre electoral con miras para el 2022.
Además no es secreto que no solo el PRI está en crisis, además el gobernador Alejandro Murat así como una larga fila de actores políticos locales de supuesta oposición, son cercanos a Andrés Manuel López Obrador, lo que reafirma ese dicho de que “en política, no hay amistades, solo intereses en común”.
Entonces, es innegable que en las últimas tres elecciones en Oaxaca: 2021, 2018 y 2016, Morena y sus aliados han salido con muy buenos números, lo que hace pensar que sumado a una candidatura de unidad y el gran apoyo de Andrés Manuel López Obrador al estado de Oaxaca, el tricolor tenga que realizar una proeza para quedarse con la gubernatura del estado en 2022, algo que todos los inscritos por la candidatura del PRI Oaxaca saben muy bien, o al menos deberían.
Claro que en política todo puede pasar y aún le falta un buen tramo a esta elección estatal, pero parece que el PRI tendrá que realizar una voltereta digna de película dominguera de Hollywood para mantenerse en el poder estatal tras 2022. O quizás solo cambiar la bandera tricolor por una guinda. Digo, todos sabemos que Oaxaca es tierra de chapulines ¿O no?
Rodrigo Pacheco Peral
@pachecoperal
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