“A confesión de parte, relevo de pruebas”, reza un conocido axioma jurídico que quiere decir que quien confiesa algo libera a su contraparte de la obligación de probarlo.
Esta sentencia viene a la memoria porque el 13 de mayo pasado, en la segunda reunión de evaluación del “Programa de Reordenamiento Vial”, el presidente-notario de Huajuapan fue cuestionado sobre los evidentes errores de lo que a la postre resultó un experimento costoso y fallido.
En un arranque de sinceridad, protagonismo o autoritarismo totalitario, Luis de Guadalupe Martínez salió al paso de las críticas con una expresión que sin duda quedará para la historia: “El responsable soy yo como presidente municipal, y asumo toda la responsabilidad que venga. Así sean fallas de mis compañeros regidores, de las comisiones del ayuntamiento, de algún director o empleado, el responsable soy yo”.
Por si alguna duda quedara, en la sesión ordinaria del 1 de septiembre, cuando el síndico procurador Celestino Rivera Galicia cuestionó la improvisación y la falta de planeación en la ejecución de las obras públicas, así como la posible duplicidad de los presupuestos asignados a algunas de ellas, el presidente-notario negó la existencia de irregularidades de este tipo, y en actitud retadora le advirtió: “… Prefiero que haga usted una revisión, (que) contrate una auditoria, y si hay aquí una irregularidad, yo soy el responsable”.
Ambas expresiones parecen inspiradas en la famosa frase presuntamente pronunciada por otro Luis, Luis XVI, el “Rey Sol”, el 13 de abril de 1655 ante el Parlamento de París:“L’État, c’estmoi”, es decir “El Estado soy yo”.
Y es que entre el absolutismo monárquico de mediados del siglo XVII y el neoimperialismo que prevalece en Huajuapan en pleno siglo XXI hay muchas más coincidencias que una simple frase. En ambos casos, el gobernante se asume como depositario de la soberanía y mandatario de Dios. Igual que en la Francia medieval, en el Huajuapan de hoy no se mueve una hoja del árbol sin la voluntad del soberano.
Pero esta similitud tiene un aspecto positivo porque los ciudadanos de Huajuapan ya no tendrán que quebrarse la cabeza para encontrar a los responsables de los mil y un tropiezos que el gobierno municipal ha tenido en los primeros 22 meses de su gestión y de los que sin duda alguna acumulará en los 14 que aún le faltan.
Una simple frase ha dado respuestas a tantas y tantas preguntas que flotaban en el ambiente: ¿Quién es el responsable del derroche de 6.5 millones de pesos para “remodelar” el Palacio Municipal con gusto de “nuevo rico”? ¿Quién lo es del despilfarro de “no más de 9 millones” que se dice costará el monumento a la corrupción denominado Hemiciclo a Juárez? ¿Quién lo es de los millones de pesos gastados para pavimentar, introducir servicios públicos y embellecer los accesos a los departamentos propiedad del gran tlatoani y a la escuela de su tesorero? ¿Quién de los millones tirados a la basura por el fracaso estrepitoso del “Reordenamiento Vial”? ¿Quién de la alteración de dictámenes de obras, de la duplicidad de presupuestos, de los “moches”, de las obras sin proyecto y de mala calidad, de los postes a media calle, del quita-pon de topes, boyas y camellones, de las edecanes disfrazadas de “policías turísticas” y de una larga lista de “etcéteras”?.
¿Quién es el responsable del fraude cometido contra centenares de familias de bajos recursos con los supuestos programas de despensas, materiales para construcción y viveros? ¿Quién lo es del uso de recursos de la Tesorería Municipal para devolver a los defraudados el dinero que entregaron, a través del DIF, a una fundación de dudosa existencia?
Para éstas y muchas otras preguntas hay una sola respuesta que fue dada a mediados de mayo y ratificada el primer día de septiembre: “Así sean fallas de mis compañeros regidores, de las comisiones del ayuntamiento, de algún director o empleado, el responsable soy yo”.
Pero el “Rey Sol” no fue la única fuente de inspiración de Luis de Guadalupe Martínez: su “el único responsable soy yo” nos lleva a recordar irremediablemente las palabras pronunciadas el 1 de septiembre de 1969 por el entonces presidente de la República, Gustavo Díaz Ordaz, al rendir ante el Congreso su quinto informe de gobierno, y referirse a la matanza de Tlatelolco, perpetrada el 2 de octubre de 1968: “Asumo íntegramente la responsabilidad personal, ética, social, jurídica, política e histórica por las decisiones del gobierno en relación con los sucesos del año pasado”. O lo que es lo mismo,“el único responsable soy yo”.
Coincidencias de la historia.
A CONTRAPELO. Además de los harto conocidos y de los “eternos y nunca elegidos”, anote usted entre los “suspirantes” a la Presidencia Municipal de Huajuapan a una frustrada aspirante a legisladora que se puso “verde” del coraje; a un conductor de radio que ya está en abierta campaña a través de una emisora “pirata”; a un camaleónico personaje disfrazado de “consejero ciudadano”; a un periodista que ya “se puso la verde”… y a los que se acumulen esta semana.
Javier.hdez@hotmail.com
vía @Viral_Noticias